EL AMOR VERDADERO -TESTIMONIO DE GABRIELA –

EL SANTO EVANGELIO

PARA LA MUJER DE HOY

LA VOCACIÓN A LA ESPONSALIDAD

CON JESUCRISTO-ESPOSO

Estimado Padre:

Soy Gabriela, de Argentina: Le escribo dividiendo con diferentes títulos para desglosar lo vivenciado, en mi vida personal, en éste camino que conduce a JESÚS y dónde Usted tuvo un rol providencial y es testigo de esas gracias.

Deseo que este testimonio sea una invitación a todos los lectores a que reconozcan que, a veces, como me pasó a mí “cuando una siente que TODO ESTÁ PERDIDO”, ES CUANDO COMIENZA LA NUEVA AURORA… “LA DEL AMOR VERDADERO”

Cuesta despertar de un mal sueño, pero como la FIDELIDAD DEL SOL, SIEMPRE AMANECE para “TODOS”…

Padre: lo autorizo a publicar mi testimonio por si puede ayudar alguna persona. “No se abandonen… Busquen ayuda, con Sacerdotes que puedan entenderlos y comprenderlos”, la Palabra, la Eucaristía y el Santo Rosario.

Ningún elogio es mucho para Usted me parece mucho, … Aquél día en que lo oí y conocí hablando por Radio María, yo me sentía morir y quería “dejarme morir”… recostada en un sillón…, junto a una Amiga-Esposa: Silvia y otro Sacerdote, el P. NN que intentaban consolarme

Descubriendo al Amigo del Esposo

Ésta es mi historia personal que tiene diferentes momentos o etapas. Comenzó en el año 2016 y nunca la escribí… Hoy me siento con el ánimo para hacerlo en testimonio de agradecimiento y reconocimiento al “Amigo del Esposo”y como REGALO PARA MI ESPOSO: EL AMADO JESÚS

Un día, del año 2016, estaba muy angustiada y triste porque no encontraba una pareja, cuando lo escuché a Usted hablando por Radio María y presentando su libro “Me quiero casar”. Realmente fue muy contundente respecto al tema que me afligía y me atreví a comunicarme con Usted desde Argentina al Uruguay.

La gentileza, amabilidad, apertura mental y de corazón con que fui recibida me inspiró confianza para abrirle mi corazón y relatarle mis pesares: “Yo quería formar una familia, ser madre, tener hijos, casarme con un hombre que yo soñaba como un San José». Quería un buen compañero de vida, con quien poder compartirlo todo y que me comprendiese en mis anhelos espirituales. Con ese deseo, sin embargo, había llegado a mis 46 años de edad. Mi reloj biológico se estaba deteniendo… Por ese entonces, para colmo de dolores, se había presentado una oportunidad con aquél hombre viudo de una buena amiga, de quien yo le hablé.

Usted es testigo de cuánto me costó despertar de aquellos sueños y reconocerlos como vanas ilusiones. Yo, estaba encaprichada con mi proyecto humano y aunque en mi interior racional yo sabía que “NO era ese el hombre que Dios hubiese dispuesto para mi vida”; aunque yo bien conocía sus modales de poco caballero, no quería renunciar a la que yo consideraba mi última oportunidad.

Así, transcurrió el tiempo… Usted me iba educando poco a poco, pacientemente, tratando de despertar la bella durmiente de mi mente, y sugiriéndome una y otra vez, con mucho tacto, el camino posible de un Amor Esponsal con Jesús. Y luego comenzó a hablarme directamente de cómo ésa es una vocación para toda mujer, el santo Evangelio para la mujer de hoy. ¡Con qué vehemencia se resistía mi carne a tomar aquella copa de consuelo!

Usted me dedicó muchísimas horas… trabajó duro conmigo… ¿No lo hice impacientar algunas veces?… En fin, como “Amigo del Esposo”, Usted era FIEL al ESPOSO y trataba de recuperarme de la ignorancia de mi vocación a la esponsalidad con el Señor.

Jamás me habían hablado de eso. Y a mí la idea más bien me aterraba. Para mí, ingresar en ese camino significaría – era incapaz de verlo de otra manera – quedarme SOLA por el resto de mis días. Esa mi fantasmagoría… “¿qué hacer CON MI VIDA…, SIN TENER A NADIE A MI LADO” y “sin ser madre y TENER HIJOS…”

No podía comprender y entender el alcance del camino esponsal que por entonces venía anunciando Usted, como Amigo del Esposo:

Mi decepción humana

Con el correr de tiempo, lo que yo temía que sucediera sucedió. Me enteré de que ¡ya hacía tiempo!… “el señor en cuestión, se había acompañado, y con una mujer ¡Mayor que yo!” ¡Cuánto lloré! Y eso, a pesar de que, siendo yo más joven, haberme prometido que nunca más lloraría por un hombre…

Pero por éste ¡sí que lloré! Y lloré mucho… había perdido la última oportunidad de mi proyecto humano: formar una familia, y un hogar…

¡Cuánto enojo conmigo misma cuando se frustraron mis planes, se desinflaron mis ilusiones, no se me dio lo que “yo quería” y “esperaba poder concretar con éste hombre”1…

Entonces mi desilusión se convirtió en enojo con Usted. Había puesto en marcha todos (bueno, no todos) sus consejos, Padre, sin resultados positivos. Yo lo veía como el culpable y atribuía a sus consejos el fracaso de mis sueños.

Su oferta era un incoherencia para mí… No alcanzaba a comprender su propuesta (La Esponsalidad con Cristo). Cuánto enojo con la vida… y por ende depresión, angustia, tristeza y mal humor. Sentía que mi vida no tenía más sentido… Y esto no es un tema trivial, frívolo, vano o fútil. El corazón se desgarra al no poder cumplir con un Proyecto tan arraigado en el alma (que yo creía que Dios tenía para mí): “Una familia… con 5 hijos”.

Sólo el que experimenta ésta situación puede reconocer en éstas líneas el desgarro de mi Ser (ya sea una mujer o un hombre). Uno se siente “abandonada por Dios” y a la deriva.

Yo, cuando nacían mis ilusiones, había llegado a “hacer un trato con el Señor: morirme a cambio de salvar otra vida” (de alguna mamá que estuviese agonizando con cáncer y tuviese criaturas pequeñas…). Le cambiaba al Señor, mi vida por la de esa mamá… Pero sin darme cuenta mi corazón miraba de reojo al viudo.

Usted se comportó conmigo como un verdadero Padre. Mantuvo el vínculo que mi “bronca” intentaba romper, y prudentes y sabias PALABRAS; NO ME SOLTÓ DE LA MANO… Se transformó en una gran ayuda en aquellos momentos de oscuridad y desesperación. No me abandonó en mi desesperación, en mi mal estado emocional y sicológico.

Además, el Señor para colaborar con Usted, me regaló una AMIGA que ya vivía en esponsalidad con Cristo: Silvia. Ella colaboraba de otro modo, con sus consejos (similares a los que me daba Usted, Padre)… Y como REFUERZO, mi párroco que en seguida pudo entender la prueba que yo atravesaba.

Había a mi lado, “TRES GUERREROS ESPIRITUALES” y con mucha experiencia, “en y de” la Vida… Entre todos, lucharon y combatieron mucho para RESCATARME…

En medio de éste deseo de muerte, Usted continuó escribiéndome correos y mensajes de textos en el celular. Además, me aconsejó leer su blog del Buen Amor, sus Conferencias y sus dos tomos de «me quiero casar» y la meditación del bíblico «Cantar de los Cantares» que confirmaba sus enseñanzas como acordes con la revelación divina, me cambiaron la vida.

LA ESPONSALIDAD CON CRISTO

Al comenzar a leer todo el material y escuchar sus conferencias, que Ud. me dio y mis largas charlas con Silvia, la Amiga-Esposa de Cristo y el acompañamiento de mi Párroco, comencé a darme cuenta de que muchas mujeres vivían situaciones similares a la mía. Y que otras muchas de ellas habían encontrado respuestas. Así que yo podía no ser la única “desterrada en el dolor, olvido y nada”…

La respuesta era sencilla: ”JESÚS”, “EL ESPOSO”, “EL AMADO”. Y no significaba encerrarme en un convento… o ponerme un hábito de monja… o sujetarme a reglas de una orden religiosa. Sólo significaba “AMAR y DEJARME AMAR POR EL SEÑOR”

¡¡¡Gracias a Dios!!! Yo hacía casi unos siete años que iba a Misa diaria y al Rezo diario del Santo Eso me ayudó a abrir más rápido mi discernimiento y comprensión sobre qué se trataba esa enseñanza más que suya, sino bíblica y por eso directamente divina dirigida a mí.

Lentamente comencé a rumiar todo el material que Usted me había dado, las conversaciones con Silvia y consejos del Padre párroco. Además, justo se presentó la oportunidad de realizar dos retiros espirituales en los que se abrieron los ojos de mi alma ciegos hasta entonces. 

En cada retiro, Padre, sus palabras de Amigo del Esposo y las lecturas y consejos volvían a llover sobre mí, pero ahora como tierra bien preparada. Sus palabras iban calando en lo profundo de mí Ser y cada vez la Luz del Espíritu Santo obraba con mayor fuerza… Comencé abandonarme en SUS BRAZOS… y por ende EN JESÚS. Recibiendo mucha ayuda de Mamita, María Inmaculada.

Durante un retiro de Convivencia con San Pablo experimenté en mi corazón la PROPUESTA DIRECTA DE JESÚS: ¿“QUIERES SER MI ESPOSA”?!?!

La Santísima Virgen no se apartaba de mi lado… sentía su Presencia Real en mi interior… Y mi respuesta no se hizo esperar: le dije: SÍ QUIERO!!!

Jamás me había imaginado que  Dios me hiciera dentro de mi alma “esa propuesta de matrimonio”… Maravillosaaaaaa!!!!! (Las palabras se quedan cortas para trasmitir esa “experiencia del encuentro” las emociones, los sentimientos… NADA, ALCANZA, PARA EXPRESAR LO VIVENCIADO… ¡¡¡Cuánto Amor, por mi nada!!! Llegó a dar Su Vida para rescatarme!!!! Me sedujo con el bíblico Cantar de los Cantares que yo iba entendiendo como dirigido personalmente a mí… Y me atrapó en las redes de SU AMOR!!! Cúanto éxtasis!!!… Cuánto gozo!!!… Cuántas Miradas y Silencios de Dos Enamorados!!!!! NO HAY PALABRAS PARA EXPLICAR LO VIVIDO Y LO QUE VIVO ACTUALMENTE!!!

Y yo que había estado aferrada al querer de un “hombre humano», que nunca me daría tanto… ¿Qué “hombre humano”, se entregaría totalmente a mí y por mí???… Qué “hombre humano” hubiera sido tan FIEL, AMOROSO, TIERNO y COMPAÑERO como JESÚS?!?!?!

Y yo que había derramado tantas lágrimas por hombres… que me prometían sólo cosas terrenales y nada espiritual… Sólo llegaba a ser un objeto de deseo o posesión (mi experiencia personal)

Con el paso del tiempo MI AMADO, fue curando y vendando mis heridas y me mostró “el porqué” no había podido concretizarse mis historias amorosas… “ME QUERÍA SÓLO PARA ÉL… NO ME QUERÍA COMPARTIR CON NADIE MÁS…”

Descubrí la FELICIDAD TOTAL y PLENA, como el GOZO ÚNICO y VERDADERO… a pesar de graves problemas laborales, de salud familiar y pérdidas de seres amados, que me tocaron vivir. Pero SU AMOR, SIEMPRE ME ACOMPAÑÓ y ABRAZÓ como UN ESPOSO FIEL

Por eso, Padre, he querido agradecerle como a Amigo del Esposo lo que hizo, para recuperar a UNA ESPOSA de CRISTO: A MÍ!!!.

Como así mismo agradecer a la Amiga- Esposa de Cristo: Silvia y a otro Sacerdote AMIGO FIEL DEL ESPOSO: que me acompañaron de cerca y me sacaron de mi agonía iniciándome a la Experiencia de la ESPONSALIDAD. El camino fue largo, silencioso y arduo pero PUDE CONOCER EL VERDADERO AMOR… Gracias a todos las personas que me acompañaron…

Proclama mi Alma la Grandeza de Mi Señor, Se Alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la pequeñez de su esclava. Desde ahora todas las generaciones me llamarán FELIZ, porque Su Nombre es Santo y Su Misericordia se extiende, generación en generación, a aquellos que Lo Aman. (…)” Gracias ESPOSO MÍO!!!! TE AMOOOOOOOO!!!!

TU AMADA: GABRIELA.

5 comentarios en «EL AMOR VERDADERO -TESTIMONIO DE GABRIELA –»

  1. ¡Padre!, Cuánta emoción reflejan las palabras de Gabriela, un testimonio que llega al alma y también fortalece, porque nos muestra la hermosura de ser Esposa del Esposo… Que cosa maravillosa Padre, eso a los ojos humanos no se entiende hay que verlo con los ojos del alma.

    1. Agradecemos a Gabriela su generosidad de compartir su testimonio en esta entrega que estás comentando. ¿Verdad que redunda en gloria y alabanza del Señor? En su misericordia es capaz no sólo de enjugar nuestras lágrimas sino hacer de lo que parecían ruinas, un templo.

  2. El testimonio de Gabriela es muy elocuente y más, la obra del Esposo es la elocuente.
    Quienes estamos en el camino esponsal por la misericordia de Dios, tenemos experiencias en común, lo que muestra, entre otras cosas, la veracidad de esta condición esponsal.
    Sentimos que se confirma la verdad de la Escritura: «se desposó con la Iglesia (conmigo) para purificarla, santificarla» Ef. 5,25. No se llega a esposa porque lo merecemos, porque soy muy, muy… El nos va haciendo suyas, dándonos de lo Suyo.
    ÏCONOS: Y como en el Evangelio, ese Esposo se nos presenta en la figura del Buen Pastor, porque da la vida, busca, encuentra, cura, sana, alimenta, abriga… o el Crucificado. Cuánta memoria del crucificado a lo largo del día; pero es el resucitado que te cubre con su manto de gloria, prefigurado, me parece, en Ez. 16,8; el que en un tono de intimidad como lo muestra Juan 4. 25-26 en la samaritana; en el ciego de nacimiento.. «Soy Yo, el que habla contigo» Jn 9, 35-38. Cuánto consuelo, sin ningún merecimiento de nuestra parte. Esa es la felicidad!!
    Y por si fuera poco, sella la alianza esponsal cada día, en la celebración Eucarística..
    Cuanto más entro en el Blog, veo que el Padre es un profeta. Para eso lo eligió Dios: para decirte en lo alto, lo que escuchas «en el silencio». ¡DIOS MÏO! Gracias!!

Responder a Paulita Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.