ESPOSOS SANTOS (3)
Santos Crisanto y Daría

Mártires (+ 284) Su fiesta se celebra el 25 de Octubre
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.» Filip. 2, 5

Crisanto, natural de Alejandría, fue muy estimado del emperador Numeriano en Roma, con su padre Polemio. Se aficionó tanto a la lectura de los libros sagrados que usaban los cristianos y al Evangelio, que concibió gran desprecio a todo lo profano, e instruido por el presbítero Carpóforo, recibió el bautismo. Su conversión fue muy señalada en Roma. Su padre, pagano, le encerró en un obscuro calabozo. No bastando esto para disuadirle, recurrió a la sensualidad para corromperle y le propusieron que se casase con Daría, doncella consagrada a Minerva. Crisanto la convirtió con un discurso contra los errores del paganismo, y Daría recibió también el bautismo, siendo una de las más fervientes cristianas del siglo III de la Iglesia. Se unieron en matrimonio, pero con la condición de guardar la virginidad hasta la muerte. Polemio ignoraba todo esto y se apaciguó. En tanto, los dos castos esposos se dedicaban a la religión verdadera, ejerciendo obras de misericordia con los pobres y los perseguidos. Fueron delatados y presos. Después de muchos tormentos y milagros, el tirano mandó sacarlos al campo del Escelerado, y en él consumaron el martirio, notándose otro milagro con la cabeza de Crisanto, en el año del Señor 284.

Fuente: Catholic.net

1 comentario en «ESPOSOS SANTOS (3)
Santos Crisanto y Daría»

  1. Estimado Padre,
    este artículo me parece un ejemplo maravilloso de cómo el esposo es el camino al cielo para la esposa (y viceversa); y de cómo Crisanto elige lo que sirve para la Vida Eterna desde el principio, guardando cosas santas en su memoria.

    Me animo a arriesgar que sin esa elección temprana y persistente  (de evitar él las distracciones y ser cuidadoso de las cosas del Señor), quizás no hubieran sido tal ejemplo de santidad matrimonial. Le vienen ganas a uno de profundizar en la vida de ellos, que juntos decidieron el camino más agradable al Señor.
    Gracias por recopilar estos testimonios. Bendiciones.

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