SUSANA  SEEBER  DE  MIHURA   1951/1ª de 9 [71]

ENERO 1951 – PRIMERA PARTE

Las dudas, las angustias, descartarlas de mi vivir concreto: son moods [“Estados de ánimo”, “humores”] emocionales, no tienen importancia. […] Que pueda amar, y sufrir y gozar apasionadamente y con entusiasmo: no amándome a mí misma, sino al mundo real que me rodea. […] Me subleva, me asquea el impudor norteamericano: ese aventar todas las intimidades físicas y psíquicas de la mujer en sus revistas.

ENERO
Vivir hacia afuera, hacia los demás (y si es hacia adentro, no hacia mí, sino hacia Cristo). Y, Dios mío, que la indiferencia hacia mí misma no se vuelva indiferencia para los demás, y para la vida. Que pueda amar, y sufrir y gozar apasionadamente y con entusiasmo: no amándome a mí misma, sino al mundo real que me rodea.

 6          Desde siempre cuando mi pensamiento descansa, sin un objeto real en que meditar, mi conciencia se llena de fantasías. Me imagino conversaciones, situaciones, un pasado y un porvenir, en el que siempre soy yo el centro, la protagonista. A veces sucede inconscientemente, y de pronto, como si despertara, tomo conciencia de ese fantasear. Y es la prueba –el otro día lo realicé- de mi apego a mí misma, que subsiste, a pesar de todo. Es la prueba: consecuencia –y también causa- de mi existir girando siempre alrededor de mí misma, incapaz de entregarme a Cristo y a mis semejantes. Allí está lo que hay que combatir. Porque es la exteriorización de un móvil determinante de mi vivir. Intelectualmente ya estaba vencido. Pero prácticamente no se vence más que lo que se exterioriza: cuando por fin se hace algo visible, y es un obstáculo definido. Suprimir esa especie de fantasear; no gozarme, no divertirme en esas novelas que vivo –y que me divierten más que las que leo.

            Vivir. Vivir en la realidad, en lo concreto, todo lo que, espiritualmente, ya está resuelto. Las dudas, las angustias, descartarlas de mi vivir concreto: son moods [“Estados de ánimo”, “humores”] emocionales, no tienen importancia.

             Vivir. El Padre Moledo me dijo una vez esa palabra, que no comprendí. Vivir hacia afuera, hacia los demás (y si es hacia adentro, no hacia mí, sino hacia Cristo). Y, Dios mío, que la indiferencia hacia mí misma no se vuelva indiferencia para los demás, y para la vida. Que pueda amar, y sufrir y gozar apasionadamente y con entusiasmo: no amándome a mí misma, sino al mundo real que me rodea. Que no tenga jamás esa “sonrisa de las beatas” de la que se reía María Elena, y que es la misma sonrisa “cuando van a un velorio y cuando se inclinan sobre un recién nacido”. Que no me deshumanice, y me vuelva incomprensiva o intolerante con los hombres.

***

31        Me ha sorprendido encontrar, en Keyserling, lo mismo que yo había pensado hace un tiempo: que, en vista del estado actual de las costumbres (y de que no puede irse para atrás), la única solución está, para la mujer, en que se ultrafeminice. Acentuar lo femenino, justamente porque vota y trabaja en la oficina. Que el ambiente sea un fondo neutro sobre el cual se destaque su femineidad. Y lo mismo en las costumbres y en sus relaciones con los hombres. La mujer soltera tiene la misma libertad del muchacho: que sepa que no puede usarla. Volver a ponerla frente al ideal de la mujer-madre. Y que sabiendo por qué hace lo que hace, haga, a sabiendas, lo mismo que antes se hacía por rutina.

***      

            Me subleva, me asquea el impudor norteamericano: ese aventar todas las intimidades físicas y psíquicas de la mujer en sus revistas. Una figura hay, ya obscena, en mi Ladies Home Journal (y la publican “encantados”): es la de una chiquita de 7 u 8 años que ha dibujado, en el pizarrón, la figura de una mujer con una barriga redonda –como las que dibujan las chicas- y adentro de la barriga un huevo grandote. La mujer tiene dos palitos que son las piernas, y dos palitos de brazos y cuatro pelos en la cabeza: el dibujo clásico de todos los chicos, menos el huevo. ¡Es una chica que presenció una vista de cine “instructiva” sobre el nacimiento de los chicos! Aquí –como en tantos otros casos- me sucede que sé que esto está muy mal, aunque no tenga tiempo para buscar las razones. Sé que hay algo monstruoso en esto. Y mi instinto me inspira barrer, con brazos enormes, todas esas revistas esparcidas sobre innumerables mesas, frente a innumerables caras vacías y tontas, fascinadas; barrerlas de la faz de la tierra, a un pozo de basuras. Pero también sobre esto, tengo que volver en mí, y buscar las razones.

—oOo—

1 comentario en «SUSANA  SEEBER  DE  MIHURA   1951/1ª de 9 [71]»

  1. «Fantasear donde siempre ella es la protagonista»…y yo que creía que era un problema mío solo!. Gracias por conocer otra alma igual!. Es claro que el Maligno nos ataca por la mente principalmente!

Responder a Clotilde Baravalle Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.