SUSANA SEEBER DE MIHURA
DE SU DIARIO PERSONAL [14] EL SEGUNDO HIJO

                                         Revolución española

«Una ola de violencia inunda el mundo  y arrastra a todos. Es una lástima que nos dejemos arrastrar aquí. Creo que nuestro verdadero destino debiera ser otro que el de Europa… ¡Si Dios quisiera, si yo pudiera renacer con talento en este 2º hijo mío!»

Año 1936
Mayo  (En Buenos Aires)
¡Que pobre es la imaginación de la humanidad! No hay más que una palabra para expresar tan diferentes sentimientos: Amar. Amar a su hijo, amar a un hombre, y amar esa raíz de uno misma que es la madre y el padre, y la casa que era nuestra.

Querer a un hombre es una iluminación y una oscuridad como de terribles relámpagos que hirieran, y querer a un hijo es el flowing inacabable, indetenible, de un río ancho y profundo, y querer al hombre que es el marido es apoyarse en un árbol firme sobre la tierra nuestra, desde sonreímos a lo que poseemos. Y el amor a los padres y a los hermanos y a los recuerdos de la infancia y juventud (eso que nació con nosotros, lo que no tuvo principio, el principio, el empezar de todo) ese amor, el que menos realizamos y del que no tenemos casi conciencia, es el aire que respiramos, nuestra sangre, nuestra carne, ese amor es nosotros mismos. 

JULIO [El segundo hijo: primera mención]
Ni una palabra he escrito desde que nació mi otro chiquito. Y fue una experiencia nueva, porque no lo quise como a Jackie: desde el momento que lo vi. Me fue extraño durante un montón de días. Pero es mío ahora, como una parte de mi cuerpo.

AGOSTO [Soy Feliz]
Escribir. Hace tanto, tanto que estoy perdiendo la costumbre y, sin embargo, en el fondo, estoy segura de que tengo algo que expresar y que expresar y que quizás algún día lo haga.
               Le escribí a Enrique que era feliz. Soy Feliz. El mundo que era un caos desde que me acuerdo, se ha ordenado de repente. Estoy satisfecha y quiero esta felicidad honda que tengo. La quiero y tengo miedo porque sé que mi felicidad ahora y hasta el final está en las ridículas manos de mis hijos.

***

Mi felicidad es una copa de cristal entre las manos gauches [izquierdas, torpes] de mi chiquito. Me da miedo pensar que tengo tan poco poder sobre ella. Y ha sido recién después de haber conocido la felicidad. Y ha sido recién después de haber conocido la felicidad, (no aquella otra de relámpagos de fuego, sino ésta, que es una plenitud) que he comprendido qué cosa terrible es la vida. A veces, de  noche, cuando la oscuridad levanta paredes todo alrededor, pienso en el porvenir del mundo y no puedo dormir. Y quisiera no tener más hijos – como anoche, después de discutir del comunismo y la revolución de España -. Pero esta mañana el cielo era tan azul, hacía calor de primavera, y sentí que la alegría es tan eterna como todo lo otro.

SEPTIEMBRE
Después de tanto discutir de la revolución de España, el fascismo, el comunismo, la guerra y el pacifismo y la democracia, mi cabeza de vueltas. Ya no sé qué creer: no se que querer, que es peor.

Que ya no estamos en un mundo materialista me parece evidente, ni en una época en que no pase nada. Estamos en una época en la que se está gestando un mundo nuevo. Un mundo que me preocupa porque será el que les toque vivir a mis hijos. Y yo, que antes creía que el mundo estaba estancado, ahora me siento mareada porque siento que gira demasiado ligero. I have lost my bearings. 

Supongo que estas conversaciones que he tenido en casa y con mis amigas, son un reflejo de lo que está pasando afuera, en el vasto mundo desconocido. Todo lo que mi padre me enseñó a admirar y creer, parece que él mismo ahora quisiera arrebatármelo. He creído en la libertad y en el individualismo, y en la superioridad de los intelectuales. ¿Es que ahora hay que creer en una vida heroica, de acción y de sometimiento?

Pero al mismo tiempo 

admiro esta nueva manera de sentir, porque admiro todo entusiasmo y todo idealismo, la capacidad de exultar por cosas ajenas a los intereses propios. En el fondo, pienso que están otra vez en el plano del romanticismo; y tampoco estoy hecha para una vida heroica. Lo peor de todo es la intolerancia que parece ser uno de los requisitos indispensables para estar con ellos. Lo que antes era pecado (contra la inteligencia y el arte, y la dignidad humana) ahora es virtud.

Y es inútil lamentarse: no hay elección más que entre dos extremos, porque no hay quien hable ni obre por los que piensan como yo: o quizás – como ellos dicen – , no pueda haber.

Si, quizás tenga razón. No discuto más, me callo. Porque no es que no haya otra solución, sino que una ola de violencia inunda el mundo y arrastra a todos. Pero es una lástima que nos dejemos arrastrar aquí. Porque creo que nuestro verdadero destino debiera ser otro que el de Europa. Desgraciadamente nos falta el hombre de genio que nos dirija. ¡Si Dios quisiera, si yo pudiera renacer con talento en este segundo hijo mío!

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1 comentario en «SUSANA SEEBER DE MIHURA
DE SU DIARIO PERSONAL [14] EL SEGUNDO HIJO
»

  1. Quisiera destacar la relación que encuentro entre el objetivo del Blog del Buen Amor: “el amor humano creado por Dios, caído y herido por el pecado; redimido por Cristo, elevado a la dignidad de sacramento y hoy tan agredido” y el testimonio de los matrimonios Seeber – Mihura, su familia y el de Susana, tan grande, tan fuerte (el hombre- esposo- escudo para la mujer), que la hace una mujer feliz, pero una felicidad tan frágil, que requiere cultivo y cuidado.
    Por otra parte, los intereses del mundo: el egoísmo que lleva a la guerra, fruto más acabado del desentendimiento entre los hombres. Todo se resolvería con una palabra: amor. El contraste entre esa vida hogareña llena de sentido por el amor entre esposos y el amor a los hijos, los sueños para su futuro y un mundo que estalla. El mensaje que nos deja es muy bueno: La conciencia de la realidad del mundo, no es motivo para descuidar o perder la felicidad que brota desde dentro y se cultiva en la relación. Ella lo expresa bellamente. Luego escribe:
    «Estamos en una época en la que se está gestando un mundo nuevo. Un mundo que me preocupa porque será el que les toque vivir a mis hijos». ¿Por qué le preocupa?
    Nuestro mundo, como se va perfilando, se gestaba ya en esa época, como lo señala muy bien Monseñor Viganó, en un escrito suyo que tuve la suerte de leerlo. La respuesta es la de Susana: cultivar nuestra interior, mantenerse en la fortaleza y en la fidelidad, sin perder de vista al mundo, pero que las circunstancias no determinen nuestro vivir según Dios.

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