ALFONSO MARTÍNEZ DE TOLEDO [3]
ARCIPRESTE DE TALAVERA O CORBACHO — El adulterio

PRIMERA PARTE- CAPÍTULO SEGUNDO
Cómo amando mujer ajena ofende a Dios, a sí mismo, y a su prójimo
Muy más, por ende, te demostraré otra razón, que será por orden la segunda, por qué los amadores de mujeres y del mundo deben del amor tal huir, por cuanto por el tal desordenado amor no puede ser que tu prójimo no sea ofendido , queriendo haber deshonestamente por falso amor su mujer, hija, hermana, sobrina o prima .

Y esto haciendo tú, como a ti cierto es que no lo amas -que lo que no querrías para ti no deberías quererlo para tu prójimo- con lo que haces tres males :

1º Vienes primeramente contra el mandamiento de Dios;
2º lo segundo, contra tu prójimo cometes omecillo [= homicidio];
3º lo tercero, pierdes y destruyes tu cuerpo y condenas tu ánima;
4º y aun lo cuarto cometes: haces perder a la cuitada [desgraciada] que a tu loco amor le cree  que pierde el cuerpo, si sentido le es [cuando advierte que fue engañada]; o que su marido la mata  por justicia; ya sea al momento, o con ponzoñas [envenenándola] ; o que el padre a la hija, o el hermano a la hermana, o el primo a la prima, según muestra el ejemplo de cada día.

Que si cuando es doncella pierde la virginidad, cuando debe casarse, vía buscar locuras para hacer lo que nunca pudo ni puede ser: de corrupta hacer virgen, donde se hacen muchos males; y aun de aquí se siguen a las veces hacer hechizos porque no pueda su marido haber cópula carnal con ella. Y si por ventura la tal doncella del tal loco amador se empreña, vía buscar con qué lance la criatura muerta.

¡Oh cuántos males de estos se siguen, así en doncellas como en viudas, monjas y aun casadas, cuando los maridos son ausentes: las casadas por miedo, y las viudas y monjas por la deshonra, las doncellas por gran dolor, pues que, sabido, pierden casamiento y honor! Pero esta es la verdad: que la mejor y la más peor tanto pierde dándose a loco amor, que el morir le será mejor que seguir viviendo, ya sea que se sepa ya sea que no se sepa. Sé empero cierto, que sería imposible que no llegue a saberse.

Por ende, lo que no se podría escribir todo lo que convendría decir sobre esta materia. Mira, pues, el des-ordenado amor [= lujuria] cuántos y cuáles daños procura y trae, mayormente que es expreso mandamiento y ley divinal de ello. Y más te digo, aunque una divina ley no lo mandase, por provecho y utilidad de tu prójimo -la cual cada cual debe guardar- te debías refrenar de no querer lo que no querrías que quisiese él para ti, por cuanto sin amor del prójimo poco tiempo podría el ser humano vivir en este miserable mundo.

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