Blog destinado a presentar y comentar la Revelación divina acerca del amor humano: Creado según el designio divino, luego caído y herido por el pecado original, después santificado en el pueblo elegido; elevado por fin a Misterio Grande en el sacramento del matrimonio y hoy tan ferozmente agredido.
En los foros de Catholic net, específicamente en el foro de Solteros Católicos hemos abierto un tema especial para comentar algunos textos del libro La Casa sobre Roca escrito por el padre Horacio Bojorge. El tema se llama Club Fans La Casa sobre Roca y allí pueden encontrar el link a la a lectura del libro además de diversos aportes hechos por los foristas. Para ingresar y comentar basta con registrarse en el foro. La dirección del tema es: http://es.catholic.net/foro/viewtopic.php?f=187&t=17721
Tema 3 La mujer que va a la conquista del varón.
Texto: «4) Parecería, más bien, que en la cultura invasora, los roles se van invirtiendo y que, con mayor frecuencia es ella, la chica, la que de una manera más o menos sinuosa, manipula al varón, solicita su amor y lo induce a «arreglarse» con ella. Es ella la que, por ejemplo, vemos que elige y seduce al compañero de estudios que la atrae, y que todas se disputan.”
Los foristas comentaron:
Victor comentó:
«Ok. Les comparto mi experiencia en mi malogrado matrimonio; trataré de ser breve.
No obstante que ya tengo 50 Años, yo siempre he sido retraído, tímido e inseguro. Y
o ya tenía 34 Años cuando casualmente conocí a una muchacha de mi misma edad (soltera como yo) y, siendo honesto, no me impresionó físicamente y pronto se me olvidó pero, ella tomó la iniciativa para iniciar una relación amistosa; me refiero a que consiguió mi domicilio de la ciudad donde yo vivía y trabajaba, me empezó a escribir cartas,cuando iba yo a visitar a mis padres ella me invitaba a fiestas, me colmó de atenciones -buen trato y comida- y yo, me dejaba querer aunque me sentía mal, porque me daba cuenta que no sentía cariño por ella.
Al poco tiempo, le pedí que fuera mi novia y, eventualmente, nos casamos.
En mi opinión, el hombre debe llevar la iniciativa siempre, y entre más persiste en la conquista, más fuerte es el sentimiento. Cuando la mujer le allana el camino, mal empieza la relación…..
La razón principal (del matrimonio) fue más egoísta: yo quería tener un hijo (para conocer mi sangre, pues todos mis amigos ya habían formado una familia, menos yo).
Cuando nació nuestra hija, ella me confesó que se casó conmigo por esa misma razón.
O sea, que nos casamos sin amarnos; solo para lograr un objetivo.
Padre Horacio: “No me parece que ese matrimonio pueda llamarse malogrado, si no es porque después se hayan separado.
En realidad, aunque no haya habido lo que Victor llama enamoramiento, hubo un acuerdo en buscar juntos la principal finalidad del matrimonio que es la prole. El enamoramiento es un carisma que puede recibir muchas formas en el sentimiento o en la voluntad, o en ambos. Es un buen comienzo. Es particularmente necesario para los jóvenes, pero difícilmente se da en la misma volcánica en la edad más adulta. Allí lo que prima son las razones comunes a ambos, la convergencia de las voluntades en metas comunes y el intercambio de favores. Víctor recibió de su esposa lo que el hombre necesita de ella que son los hijos.
Ella cumplió con dárselo. No puede decirse que se casaron sin amarse para lograr un objetivo. Porque ese objetivo es el fin del matrimonio que es triple: 1) hijos, 2) fidelidad de los esposos 3) sacramento de sanación y santificación. Todo lo demás es accesorio y no esencial, a pesar de todo lo que diga el cine y las telenovelas.
Me auguro que Víctor y su esposa comprendan esto. Porque en estos casos, y en tantos otros, el vino mejor viene al final como en Caná de Galilea.
¡Saludos mis queridos amigos del foro, que el Señor los bendiga en el camino del amor creado, caído, sanado y santificado!”
Victor: «Leí la respuesta del Padre Horacio y pues, quiero aclarar que si nos separamos porque ella no quiso venirse a vivir a la ciudad donde yo trabajo -no obstante que antes de casarnos, si estuvo de acuerdo- pero, después se retractó de su decisión.
Actualmente, vivimos a más de 1,000 Kms. de distancia y llevamos una relación cordial pero no afectiva; a mi hija la veo una vez al año.
Marcela: «Estas palabras, como las varias otras que he tenido la oportunidad de recibir del padre Horacio en donde afirma lo mismo, no vienen a hacer otra cosa que darme esperanzas en lugar de confusión.
Si bien el hombre se ha de ver de un modo integral: alma, cuerpo y espíritu muchas veces nos vemos confundido con los conceptos que la cultura nos ha venido enseñando.
Es así, como se recuerda en el libro la Casa sobre Roca, que en la época medieval y hacia atrás, los matrimonios eran efectuados sin el «enamoramiento previo» de ninguno de los cónyuges sino que buscando un bien que favoreciera el patrimonio de ambas familias involucradas a veces como acuerdos de paz en donde ya se velaban por el bien de una Nación.
En nuestra época, gracias a Dios, esos conceptos han cambiado y reconocemos que es un acuerdo única y exclusivamente de los involucrados en donde se supone existe la voluntad cierta de permanecer juntos durante toda la vida.
Aparte de esto vemos involucrados también los sentimientos que sabemos cambiantes y muchas veces insuficientes para hacer que dos personas deseen estar juntas para siempre.
La voluntad y la razón vienen entonces a CONFIRMAR ese propósito y todavía más, la Revelación Divina viene a darle un nuevo sentido a esta unión, un sentido trascendente.
Es ese sentido de trascendencia es el que mueve a muchos, por lo menos en mi caso, a pensar en el matrimonio como medio de santificación y como un opción- vocación que me permite vivir para Dios y hacer vivir junto a mi futuro esposo la misma relación a mis hijos.
Para realizar este noble ideal pudiera yo esperar y desear encontrar esa «alma gemela» que me entregue todo el bien de su amor y viceversa haciendo partícipe también, debido a la debilidad humana, a las pasiones y sentimientos propios de la unión de dos personas.Ahora, el tiempo transcurrido, quizás como al mismo Víctor le pasó, hace perder las esperanzas de encontrar aquello que buscamos de la manera que lo esperamos y por lo tanto pareciera que debido a eso ese deseo de vivir y hacer vivir a mis hijos y esposo para el Señor no podría realizarse viendo de esa manera truncada la vocación que veo tan clara a veces.
Es por esa razón que lo que nos dice el padre Horacio viene a confirmar que el ese deseo y esa vocación es más grande aún que lo que los sentimientos nos puedan dictar.
Es posible y es VÁLIDO hacerse efectivo ese sueño y deseo de trascendencia a través del matrimonio contando solo con el consentimiento y plena voluntad de dos personas para hacer cumplir eso tres puntos que menciona el libro citado por el padre:
1) la prole
2) la fidelidad
3) el sacramento.
Es por esa razón que también debemos abrir nuestro abanico de «posibilidades» tomando en cuenta que lo más importante es que se de todo esto y no tanto así el sentimiento legítimo de «amor» como lo conocemos ahora.
Existe un amor más perfecto que es la CARIDAD y existiendo eso en ambos contrayentes y la voluntad de vivir para Dios y hacer realidad los tres puntos es suficiente para que el matrimonio se haga valido y santificador
Estoy cierta de que este pensamiento no es el general y es por eso que también los invito a comentar. Dios los bendiga. Marcela