Blog destinado a presentar y comentar la Revelación divina acerca del amor humano: Creado según el designio divino, luego caído y herido por el pecado original, después santificado en el pueblo elegido; elevado por fin a Misterio Grande en el sacramento del matrimonio y hoy tan ferozmente agredido.
Un primer acto en la historia de Sonia quedó registrado en El Blog del Buen Amor en las entradas del 1, 7 y 14 de agosto del 2009 y el 5 de Octubre de ese año. Hoy vuelve a visitarnos y nos deja este testimonio acerca de otro acto, más doloroso pero más glorioso que el primero.
“…reconozco que esta es mi oportunidad, este es mi tiempo para volverme más Suya, de una vez y para siempre, enteramente Suya. Una mujer de Cristo, la esposa de Cristo”… «Yo anotaré la fecha de hoy como la del Sí definitivo que daré a Jesús, para siempre y desde Siempre, porque Él es el AMOR, Novio de mi alma».
3.- !Gracias Padre Horacio!…
No sé cómo agradecerle su dedicación paternal, aún a pesar de las altas horas de la noche. Definitivamente, nada pasa por casualidad, Jesús eligió esta Semana Santa para que el Espíritu Santo me soplara algo en el corazón y ahora, hoy, Jesús me plantea a través de usted, su propuesta y su Amor.
Yo le diré Sí, siempre y me siento muy contenta aún cuando hay una parte mía que sufre.
Siempre había contemplado con especial fascinación aquel pasaje bíblico del encuentro de Jesús con la mujer samaritana… En muchas ocasiones me he querido sentir como ella, la privilegiada que lo encontró en su camino
¡Y no sabía que el pozo era lugar de encuentros esponsales, como usted me lo ha dicho!… No lo sabía y he quedado encantada.
Y resulta, padre, que curiosamente yo también tuve «cinco maridos»… aún cuando en mi caso fueron «cinco ilusiones»… pero fueron ilusiones, amores que habitaron mi corazón, se hospedaron en él durante años… y me dejaron despojada porque nunca fueron reales ni me ofrecieron la realidad de un amor.
El otro día le decía a Jesús: ¡He llegado a mi límite, tengo el corazón una vez más roto!… y Sólo Él entiende hondamente el misterio del sufrimiento humano… y me entiende y mi dolor es parte de la intimidad que tengo con Él, pues nadie sabe lo que sufro ni cuánto sufro. Pero reconozco que esta es mi oportunidad, este es mi tiempo para volverme más suya, de una vez y para siempre, enteramente suya. Una mujer de Cristo, la esposa de Cristo.
¡Padre! también le doy muchas gracias por enviarme la historia de los esposos Scott Hann, alguna vez hace muchos años supe de la existencia del libro pero nunca pude acceder a él. Ya mismo me lo puse a leer !gracias padre por tanto cariño, que Dios lo bendiga!…
Yo anotaré la fecha de hoy como la del Sí definitivo que daré a Jesús, para siempre y desde Siempre, porque Él es el AMOR, Novio de mi alma.
¡Gracias, padre Horacio!
Sonia
3.- Mi respuesta Mi querida Sonia: ¿Cómo no voy a dedicar todo mi tiempo a acompañar la concertación de este desposorio entre tu alma y Dios? Mi rol aquí es el rol bíblico del «amigo del novio».
Al oírte hablar me viene al corazón un gozo como el del bautista del que se habla en Juan 3, 29: «El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado».
Como a San Juan Bautista, amigo del Esposo, me toca a mí una partecita del oficio de Amigo de tu Novio.
Yo te adelanto que estoy feliz de ser testigo de tu sí, respondiendo al requerimiento del Verbo eterno. No todas se lo dan. Más. Pocas se lo dan.
Lo que el Cordero tiene propuesto ofrecer a tu alma es mucho más de lo que podía darte una boda terrena, aunque no excluye la posibilidad de una.
Lo cierto es que tu “sí” al Señor me llena el corazón de gozo. Por ti y por el Señor, que ha encontrado en ti esa respuesta y ese amor que venía buscando. Ya no te llamarás abandonada (Isaías) sino desposada.
«Si conocieras el don de Dios, tú le pedirías de beber…»
Medita también el Salmo 44-45 «Escucha hija y mira…»
Querida Sonia, quiero comentar también algo que me inspira tu frase. Yo le diré Sí, siempre y me siento muy contenta aún cuando hay una parte mía que sufre.
Quizás este sufrimiento tuyo que sientes, sea tu partecita en la efusión de sangre de tu Esposo.
La sangre es la vida. Y la Vida de Dios es Amor.
La Sangre de Dios es Amor que se derrama.
Y tu sufrimiento ¿No es causado por una capacidad de recibir y dar amor, que tienes y que parece que se derrama sin que nadie la reciba, la recoja? Pues Cristo quiere alojar su amor en toda esa capacidad tuya para amar, que nadie ha sabido valorar hasta ahora, ¿quizás ni tú misma has comprendido la verdadera naturaleza y origen divino de ese impulso de amor que llevas dentro?
Como dice el himno litúrgico: «De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta de los sonoros ríos de la vida.» ¿No es eso acaso el divino amor que se vuelca en tu fuente y desde tu fuente es recogida y bebida por el Dios sediento y por las creaturas que reflejan su sed de ser amadas?
También tu Esposo puede decir que te llama y es un sí para ti «a pesar de que una parte suya sufre» y sufre porque tú sufres, y por eso mismo te ama con amor y misericordia eternos.
Siento dentro de mí la certeza de que te aguardan gracias místicas cuya bienaventuranza ni siquiera sospechas.
Ese sí que has dado, se lleva consigo el dolor que lo rodea, que no es otra cosa que una nostalgia de lo que quizás crees que dejas y que sin embargo no es más que una semejanza e imagen confusa de lo que te espera por haberlo trascendido hacia otra cumbre más alta y que la cumbre pequeña del amor creado te ocultaba.
Yo siento ya en mí el alborozo de las gracias torrentosas que te esperan en esa Boda con el Cordero.