
«… reconocí que es más poderosa la dulzura del amor, que la supuesta justicia que yo por un momento pretendí hacer con su pecado. Como movida por el Espíritu Santo, en cambio, constantemente lo abrazo, acaricio su cabeza y le digo que lo quiero mucho. Nadie se enferma de amor. Es lindo saber que reposas y descansas a la sombra de un buen amor, le doy el amor y atención que yo quisiera que él me dé. Lo trato como quisiera que me trate ¡y sí que me corresponde!»
Ella misma presintió que su esposo era víctima de una especie de obsesión o vejación sexual por parte del demonio y lo expresa así:
«Ante esta situación sentía como si él tuviera un león por dentro. Como que alguien controlaba su ser, como si fuera poseso de un mal espíritu a quien yo temía también que pudiera morderme, ante un mal o buen trato que le diera a mi esposo. No sabía qué hacer. Yo estaba confundiendo la situación con una infidelidad. Y el Malo me sugería que yo tenía derecho a separarme de mi esposo porque había caído tan bajo».
Padre:
Disculpe que le moleste. Estoy de nuevo muy mal, casi al borde de la desesperación, pero por otros motivos. No sé si se acuerde de mí, le conté que voy a la iglesia con mi esposo y comulgamos, rezamos casi siempre juntos y hoy, después de que se quedó solo en casa, encontré en el historial de internet que estuvo viendo como veinte videos pornográficos. Estoy que quisiera hasta separarme de él no puedo soportar esto a estas alturas, ¡que creí que mi esposo era un buen cristiano!
Le dije por teléfono hace rato, por que trabaja hoy de noche, y lo negó. Le dije que mañana me explique y diga la verdad porque no podré confiar más en él si los videos dicen la fecha de hoy y no hay nadie aquí en mi casa.
El tiene su página en facebook y sus mensajes son de Dios y aparenta ser buen esposo. Pero esos videos que miraba son muyyyy feísimos y no pensé que hiciera eso. Creo que le conté que en el pasado tuvo relaciones con su primera novia, creo que una vez y ya de más adulto, antes de casarnos como un año o tres antes, estuvo con dos prostitutas que andaban casa por casa, una de ellas fue dos veces a verlo, me lo contó antes de casarnos.
Fue su pasado y dice que lo confesó, porque era ministro de la eucaristía y cayó. El domingo fuimos con un sacerdote padre exorcista amigo nuestro y nos hizo una oración especial por mis dos abortos que perdí y porque estoy de nuevo embarazada. En fin, va a misa donde están esos sacerdotes, sólo es que a veces no quiere rezar cuando ya vio mucha tele y le agarra el sueño, lo invito pero dice que mejor se duerme.
Me viene la idea que, si vio esos videos, es capaz de haber hecho otras cosas. Y me digo «¡pero si no se notaba que fuera capaz de eso!». Por otro lado me viene el pensamiento que fue una debilidad del momento. Y es como si esos dos pensamientos contrarios se pelearan en mí. Parecería que uno me lo trae el Malo y el otro mi Ángel o el Espíritu Santo.
Me puse a escribirle porque siento que estoy muy espantada, necesito contarle a alguien lo que me pasa y temo que no podré ni dormir. Mañana hablaremos con mi esposo. Le digo en una carta que le escribí que eso es horrible y que no me mienta que me diga la verdad porque más que solo por debilidad lo vio, o si lo ve de vez en cuando. Es peor la mentira porque ya no podré confiar en él cuando algo es evidente.
Siento tanta tristeza y coraje que dentro de mí me vienen pensamientos que me incendian de coraje y me aconsejan separarme de él. Me hacen sentir traicionada, hasta sucia y ensuciada.
¿Qué hago padre? Creo que Usted ya me está respondiendo sin haber leído esto, que conviene darle confianza ayudarlo, darle amor de caridad, y comprensión, y que, si me miente, eso que se arregle él con Dios; yo mientras rezare por él, y que si va hacer cosas así que por lo menos yo no lo vea, ya me siento en paz con estos pensamientos. Por lo que pienso que estos son los de Dios que me dan paz. Y los otros deben ser demonio porque empujan a la separación.
Porque al principio los pensamientos que me venían eran ¡Que ese hombre es de lo peor! ¡Que me ha estado engañando desde quién sabe cuándo aparentando una cosa! ¡Y que yo lo estoy reteniendo a mi lado y que mejor le dé su libertad! ¡Que no es digno sufrir esas cosas y vivir con un hombre que tiene la mente requetesucia! ¡Que va a tratarme como a esas mujeres que mira ahí! Y todos esos pensamientos me inquietan.
Sé que Usted no puede escribir largo, recomiéndeme qué debo ver y leer, he estado leyendo su Blog del Buen Amor. Los videos sobre «El demonio de la acedia» aún no terminé de verlos.
Pero ahora me siento muy confundida y herida. Estoy embarazada de altísimo riesgo dijo el doctor ayer, pero siento que no es justo todo esto, y como dijo que no debíamos estar juntos, si se pone a ver estas cosas…
Cosa curiosa es lo que hace el demonio. Estoy yendo a misa a diario comulgo, hago una oración para la salvación de cuatro generaciones de mi familia y hoy se me ocurre mirar el historial cosa que nunca hago sólo porque vi que la laptop brillaba un puntito casi desapercibido como si alguien me dijera ve el historial…
Gracias padre más o menos tengo la idea de qué hacer pero si me da una ayudadita se lo agradecería inmensamente.
Mi respuesta
Creo que mientras me escribías el Espíritu Santo por medio de tu Ángel te sugirió lo que debías hacer: «darle confianza ayudarlo, darle amor de caridad, y comprensión, y que si me miente eso que se arregle él con Dios yo mientras rezare por él, y que si va hacer cosas así q por lo menos yo no lo vea, ya me siento en paz»,
Y luego te volvió a inquietar el Otro con los mismos alborotos y enjambre de avispas atormentadoras de pensamientos malvados. Has visto muy bien cómo unos pensamientos te empujaban a la ira y a cortar el vínculo de amor, mientras que otros pensamientos te aconsejaban lo contrario.
Es verdad que yo no puedo extenderme escribiendo. Puedes leer en Catholic.net mi libro ¿Qué le pasó a nuestro amor? sobre todo los capítulos 4 al 8 para entender la pena del pecado original para el varón… En este enlace: http://www.es.catholic.net/familiayvida/157/3221/
Recuerda que tú también eres pecadora y necesitaste misericordia. Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Eres responsable de ese varón herido, y te conviene ayudar a Cristo a salvarlo, porque lo necesitas santo para tu propia salvación.
Bendiciones
Querido Padre:
Cerca de mi casa hay un cyber, la computadora de mi esposo la rapté hoy y la llevé a bloquear en las páginas esas.
Le mandé esa noche que descubrí eso un mensaje que le decía que yo había sufrido muchísimo la lujuria de mi padre, porque siempre fue infiel a mamá y se separaron y que recordara que queremos que, si es voluntad de Dios, nuestro hijo fuera sacerdote y que yo estaba tratando de ser mejor cristiana para que pensara qué está haciendo por su hijo
En mi casa saqué más a la vista una imagen de 1 metro cuadrado del rostro de la sábana santa que parece que te mira y tiene colgado el lazo de matrimonio y una palma del sábado santo, puse en la puerta del refrigerador una imagen del Jesús de la misericordia de un metro cuadrado y bajé al refrigerador la imagen de san miguel que mide como medio metro, le metí dentro de la computadora algunas frases de los daños de la pornografía (sin comentarios míos) de la página de Catholic.net y le escribí en el refrigerador «mi casa es casa de Dios».
Ayer lo vi en la mañana. Estuve un poco fría en la conversación, traté de hablar de otras cosas como si nada, anduvimos haciendo trámites, sin palabras de cariño como siempre lo hago. No le dejé ninguna carta, como había pensado hacer en un primer momento de indignación, me arrepentí de decirle algo que vaya a sonar como reclamo o reproche y empeore las cosas.
Ya leí su libro ¿Qué le pasó a nuestro amor» y sé que tengo que tenerle misericordia pues es su cadena perpetua de nacimiento, hasta él ya lo leyó, pues lo tenemos en casa pero haría falta una repasada
Le había pedido que, debido a mi actual embarazo de riesgo, él lavaría su ropa y mi mamá la mía porque el doctor me incapacitó para hacer trabajo doméstico.
En la tarde, cuando volvimos a vernos después de nuestros trabajos, ya me había hecho un licuado de fresas con plátano, ya estaba colgando su ropa que lavó, estaba como apenado y temiendo creo que empiecen las preguntas que quería sin mentira.
Yo no le volví a tocar el tema. Es lógico que él fuera quien estaba viendo esa pornografía, aunque lo negó la primera vez. Pero no le dije nada lo abracé y le di un beso, le serví la comida. Veíamos la tele, él estaba como con una actitud de no mirarme hasta que yo lo veía o hablaba, me daba como pena, lo sentí frágil y débil, avergonzado.
Le di el beso de despedida y en la noche, después de ir a misa le envié un mensaje donde le decía que lo quería mucho.
Me contestó en un mensaje ayer en la noche que él también me ama y que no quería perderme por sus pecados
Le contesté que quería ayudarlo pero no sé cómo, que fuera a hablar con el sacerdote que nos conoce y que le pidiera ayuda urgente. Y le conté que estuve al borde de la depresión del impacto que muchos años atrás me llevo al psiquiatra y que eso era algo terrible para Dios y para mí.
En la madrugada, entre sueños, pensaba cómo ayudarlo me vino la inspiración de llevar la computadora con un ingeniero en computación para que bloquee cualquier tipo de pornografía, para que cuando esté solo en las mañanas, si le gana la tentación, no pueda ver nada.
Al rato que lo vea le diré que me la lleve a arreglar por el bien de los dos y creo que me va a entender.
El lunes me dan la computadora. Voy a ver si funciona el Skype, porque lo tiene instalado, para no ir al cyber y hablarle a Usted desde casa más tranquilamente después.
Gracias padre. Y también por decirme que no es problema él. Eso me da tranquilidad; y por decirme que yo puedo hacer algo, porque quiero hacerlo si está en mis manos la solución.
Querida Hija:
Con este comportamiento tan sabio que te ha inspirado el Espíritu Santo, la gracia ha movido a tu esposo a la vergüenza, al arrepentimiento y al deseo de corregirse. Eso es una victoria de Dios en su alma. Sé dócil a ese camino en el trato con tu esposo y Cristo lo salvará gracias a tu ministerio de esposa que se sabe también pecadora y necesitada de perdón por sus crímenes.
La indignación del primer momento, dictada por el Enemigo, sólo hubiera arruinado el buen vínculo de esposos y cortado los puentes. Ahí se ve quién era el que en esos momentos tan mal te aconsejaba. Habiendo triunfado en ti el Santo Espíritu de bondad, misericordia, humildad y perdón, ya ves los frutos que el Señor recogió en el alma de tu esposo y en la tuya.
Dame permiso, te ruego, para subir al Blog tu testimonio, manteniendo el anonimato y hasta el país desde donde me escribes.
Querido Padre:
¡Claro que sí, Padre! Puede publicar lo que le escribí. Si le sirve a alguien buenísimo y agradezco enormemente a Dios sus consejos
Ante esta situación sentía como si él tuviera un león por dentro. Como que alguien controlaba su ser, como si fuera poseso de un mal espíritu a quien yo temía también que pudiera morderme, ante un mal o buen trato que le diera a mi esposo. No sabía qué hacer. Yo estaba confundiendo la situación con una infidelidad. Y el Malo me sugería que yo tenía derecho a separarme de mi esposo porque había caído tan bajo. Aunque yo también había caído en algo parecido muchísimo tiempo atrás, el Malo me suprimía la memoria de mi propio pasado y me inyectaba una acusación inmisericorde hacia mi esposo y mi mente se quedaba muda.
Me di cuenta que el amor sin condiciones, el perdón de corazón, la misericordia, la confianza, que no toma en cuenta el mal, cura y sana el corazón de los dos, porque ¡extrañamente! me sentía muy feliz de que estuviéramos tan en paz, como si ese pecado nos hubiera unido más, como que salió un fruto dulce de esa raíz amarga, de todo eso.
Devolverle amor redoblado, reconocí que es más poderosa la dulzura del amor, que la supuesta justicia que yo por un momento pretendí hacer con su pecado. Como movida por el Espíritu Santo, en cambio, constantemente lo abrazo, acaricio su cabeza y le digo que lo quiero mucho. Nadie se enferma de amor,
Es lindo saber que reposas y descansas a la sombra de un buen amor, le doy el amor y atención que yo quisiera que él me dé. Lo trato como quisiera que me trate ¡y sí que me corresponde! Ahora me habla como si nada, el trato de antes volvió entre nosotros y ahora aún es mejor, como los niños arrepentidos regresan a los brazos de su madre sabiéndose amados
El día que me lleve la computadora a bloquear y se lo dije, me dijo que le sacara la información que tenía en la computadora por que iba a necesitar y eso fue todo.
Voy a misa diario aunque tengo un embarazo de altísimo riesgo según dice el Doctor. Y rezo por mi primer hijo – después de dos abortos – y por mi esposo, la oración de santa Brígida de 12 años.
No soy nadie especial, ni hago nada especial, pero sé que a pesar de no ser nadie, dios esta ayudándome, salvando mi matrimonio como haría con el de cualquiera que buscara su ayuda, a través suyo padre, por eso creo que hay matrimonios que no duran y se separan a los primeros problemas porque no le hemos dado su lugar al amor sino por haber escuchado la voz del Malo.
Querida Hija:
Nada tengo que agregar, sino sólo agradecer a tu Ángel Bueno y al Espíritu Santo que te han enseñado interiormente todo lo que yo podía haberte aconsejado, pero sin que mis consejos lograran cambiar tu corazón para que pudieras poner en práctica esos consejos.
Pongo asombrado la mano sobre mi boca, admirando la obra de Aquél Espíritu Santo que, según nos anunció Jesús, «nos enseñará todas las cosas» y ha sido el maestro de tu alma de esposa y madre.
Te agradezco tu permiso para publicar tu testimonio, porque quizás leyéndolo, otras mujeres se dejen enseñar por el Espíritu Santo y se hagan ministro de salvación para el varón herido de lujuria por el pecado original.
Bendiciones
Padre Horacio