DESDE QUE ESCUCHO A MI ESPOSO…
¡CUÁNTA GRACIA!

«Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo» Así dice Pablo [Efesios 5, 21] y agrega inmediatamente para que no haya equivocaciones: «que las mujeres sean con sus maridos como con el Señor» Pablo hace de la sumisión una exigencia tanto para la mujer como para el varón, pero la sumisión mutua se enraiza en la sumisión de la mujer. ¿Cómo puede un marido someterse a su mujer sin ser dominado, si ella no le es sumisa primero?»
(Jo Croissant, La mujer sacerdotal o el sacerdocio del corazón,Editorial Lumen, Buenos Aires – México 2004, pág. 68)

Querido Padre: 
Aquí le mando el testimonio sobre la obediencia que me pidió. Usted sabrá si sirve de algo o si tiene que hacerle alguna corrección. Gracias por la Unción de los Enfermos, me siento mucho mejor.
A la mujer que pretenda hacer feliz a su marido le digo, pruebe con ser obediente y se sorprenderá gratamente. El Sapo que tiene delante, seguramente se convierta en Príncipe.

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