
Todo se nos fue de las manos, no pasó nada, pero sólo porque Dios no nos dejó caer… los dos perdimos el control… Yo quiero que él sea santo y que se vaya al Cielo. Y quiero lo mismo para mí. Quiero que podamos mostrarle a Dios los frutos de un noviazgo santo, pero, con lo que nos viene pasando a los dos, me parece realmente lejano e imposible por momentos.”
Padre,
¿Cómo está? Antes que nada muchas gracias por el aporte que hace a todos los cristianos con su blog. Le cuento por qué le escribo.
Resulta que estoy de novia hace poco más de seis meses, con un chico buenísimo, practicante y piadoso. Pero tenemos un problema con el tema de la pureza.
Hemos tenido varias caídas, (no es que hayamos tenido relaciones sexuales, sólo caricias fuera de lugar). La última vez que pasó esto, realmente nos asustamos mucho porque se nos fue de las manos, no pasó nada, porque Dios no nos dejó caer tan bajo.
Hablamos del tema y ambos pensamos en terminar la relación por este problema. Quedamos en rezarlo y en pedir consejo. Sinceramente, yo no quiero terminar la relación por lo que sucedió, yo lo amo. Pienso en una familia con él y él piensa igual.
¿Qué quiere Dios? Obviamente no quiere que caigamos en pecado mortal, yo tampoco quiero eso. Esta situación me hace mal… a él también. Trato de rectificarme, ¿me ayuda? ¿Cómo podemos hacer para no caer más? Padre, espero que pueda aconsejarme. Muchas gracias, desde ya. Que Dios lo bendiga.
Gimena
MI RESPUESTA A GIMENA
Estimada Gimena:
Tengo una respuesta para ti en la carpeta de borradores. Pero antes de enviártela desearía que me dijeras algo acerca de ti misma: país y ciudad de residencia, si estudias y o trabajas y en qué; tu edad y la de tu novio (o por lo menos la diferencia que hay en años y quién de los dos es mayor), si has tenido otro(s) novio(s) antes y lo mismo tu novio si ha tenido otra(s) novia(s)… en fin algunos datos biográficos tuyos e información sobre tu vida religiosa pasada y presente.
Comprenderás que es muy arriesgado responder sobre un hecho tan importante, a una persona totalmente desconocida con tan poca información acerca de la situación de ambos.
También quiero pedirte que seas prudente con mi respuesta, que si algo no entiendes me lo preguntes a mí y no a terceros. Y que lo tengas como una conversación confidencial solamente para ti y tu novio.
A mi vez, yo podría pedirte que, cambiando todos los nombres y datos, pudiera subir al Blog del Buen Amor tus «preguntas» y mis «respuestas» para provecho de otros jóvenes. Antes de publicar nada, lo sometería a tu corrección y aprobación para publicar solamente lo que tú estés conforme en que se publique. Pero respetaría tu negativa.
Bendiciones
Padre Horacio
Padre,
Puede publicar, sé que mantendrá la confidencialidad.
Ambos tenemos 24 años y somos católicos militantes de Misa diaria y apostolados semanales. Vivimos en Argentina, pero él a mil doscientos kilómetros de Buenos Aires donde vivo yo. Como verá la distancia es grande, nos vemos una vez por mes, como mucho.
Yo practico de manera constante desde hace 4 años y él desde adolescente. Él tuvo una novia antes y salió con una chica también. Lamentablemente sí… tuvo relaciones, pero sólo una vez. Luego hizo un retiro espiritual y no pasó nunca más. Yo estuve de novia una vez antes y sin mayores problemas en relación a este tema. Es recién ahora que se me empieza a convertir en un verdadero problema.
Ambos estudiamos y trabajamos en nuestras ciudades de origen. Yo doy un círculo de formación católica y él participa de uno de estudio, también participa de campamentos coordinando la pastoral con niños.
Últimamente ambos hemos estado bastante secos (espiritualmente hablando) y nos ha costado el estudio y la oración. Yo creo que es por este problema de la pureza en el noviazgo.
Tengo miedo de perderlo, porque él es mi mejor amigo. Nos llevamos bien a pesar de tener el mismo carácter (fuerte) y creo que si esto arruina el tesoro tan lindo que nos dio Dios, habremos hecho la peor cosa.
Yo soy bastante «rara» con mis sentimientos, nunca sé si quiero a alguien. Me pasa eso con mis padres, y los amo. La cuestión es que a él sí sé que lo amo. Pero no quiero que este amor mío sea desordenado ni contra la voluntad de Dios.
Yo quiero que él sea santo y que se vaya al Cielo, yo quiero lo mismo para mí. Quiero que podamos mostrarle a Dios los frutos de un noviazgo santo, pero, con lo que nos viene pasando a los dos, me parece realmente lejano e imposible por momentos. Yo quiero esforzarme y él también, no quiero que esto nos separe.
Gracias Padre, es importante para mí su respuesta. Saludos afectuosos de: Gimena
MI SEGUNDA RESPUESTA
Querida Gimena:
Después de tu respuesta te envío lo que tenía preparado. No tuve que cambiar prácticamente nada después de tus aclaraciones.
1) Examina serenamente lo sucedido – yo me lo imagino, pero todavía no te has atrevido a describírmelo y entiendo tu pudor, pero conviene que lo explicites – y me juego a que fuiste tú la que no pusiste límites al comienzo y tuviste que ponerlos antes de un mal final.
Sucede que la chica, a menudo, no sólo no pone límites sino que provoca la extralimitación sin plena conciencia de los riesgos. ¿Por qué? porque hambrea las manifestaciones de afecto de su novio: el abrazo cariñoso, el beso, el contacto físico. Si el novio fuera una amiga no pasaría nada. ¡Pero es un varón! Y en él, esa misma cercanía física que ella busca y anhela en su hambre de amor, se convierte en motivo de excitación sexual y pasión enceguecedora.
Por eso te digo que si examinas lo sucedido, apuesto a que fuiste tú la que indujiste el comienzo y tuviste que poner fin al episodio que tanto te aflige. Y menos mal que lo hiciste. Hay chicas que no se conforman con que el novio no le dé frecuentes y hasta continuos signos físicos de afecto. Por este motivo a menudo lo tildan de frío o de desamorado. O dudan de si realmente la querrá.
Por el otro lado hay chicos que no entienden otra forma de manifestar su amor y de que su novia se lo exprese si no es con besos, tactos y abrazos. Error por ambas partes.
Durante el noviazgo hay que aprender a manifestarse el afecto sin profusión de contactos físicos intensos. Éstos son más peligrosos para el varón que para ella. Por eso debe ser ella la que cultive el recato y el pudor. Pudor en el vestir y en el actuar. Ya bastante agredida está la castidad de nuestros varones, para que su propia novia provoque su desgobierno pasional y se convierta, por eso mismo, de la amiga en enemigo.
2) Pero lo que tanto te aflige no es motivo para romper el noviazgo y la relación. Dice un proverbio latino muy sabio «abusus non tollit usum»: el abuso no se opone al uso. Por miedo al abuso no hay que desesperar de que se pueda hacer buen uso. ¿Por miedo al alcoholismo no tomar vino?
Si fuera por eso tampoco habría que casarse. Porque, no nos engañemos, algo semejante pasa aún dentro del matrimonio, durante el cual también debe el varón alcanzar la virtud de la castidad en el ejercicio mismo de la intimidad matrimonial. Por eso debe ir cultivando la virtud de la castidad desde el noviazgo, con la ayuda de su novia, que debe ser el ángel guardián de la castidad.
La virtud de la templanza es la que sabe moderar el uso de los bienes de modo que no degeneren en abuso. En este caso creo que hay que llamar a la mujer a tener templanza en dar y querer recibir manifestaciones de afecto. Y al varón hay que llamarlo a la templanza en el impulso sexual físico. Porque por esos dos extremos, el uso degenera en abuso.
3) Una vez casados empezará, con la gracia divina del sacramento, la tarea de la esposa en ayudar a su esposo a no perder pie en una sexualidad despersonalizada y despersonalizadora. Sexualidad, de algún modo, animal. Ella tendrá la tarea de ayudarlo a crecer en la personalización de sus relaciones. Ella debe ser médico que sane en el varón las consecuencias del pecado original, las cuales son en él muy distintas que en la mujer.
Para entender mejor esto: ¿Has leído «La Casa sobre Roca»? Si no lo has leído, léanlo con tu novio. Y te anuncio que espero para agosto la publicación de otro libro sobre este mismo asunto: “¿Qué la pasó a nuestro amor? Respuestas divinas a preguntas humanas”.
4) Y ahora vengo a responder tu pregunta: ¿Qué hacer para no caer más? Hay que dedicar los encuentros del noviazgo a fortalecer la amistad entre ambos. Con este fin conviene que:
a) oren juntos,
b) estudien juntos en el catecismo lo que es el sacramento del matrimonio,
c) crezcan juntos en su relación de fe, esperanza y caridad, con las Tres divinas Personas.
d) si es posible prepárense juntos para consagrarse a la Santísima Virgen.
e) tengan ambos confesor fijo y padre espiritual, cuando esto es posible, y si es posible, el mismo para los dos
f) vayan a la misa juntos.
g) consagren su noviazgo y su futuro matrimonio e hijos al Señor.
h) Tú examínate si estás dispuesta a tener muchos hijos. Y piensa que tu novio tendrá que ir aprendiendo a manifestarte su amor de manera ordenada. En algún momento de tu matrimonio puede ser que no quieras relaciones íntimas y que te arregles perfectamente con otro tipo de manifestaciones de afecto de tu esposo ¿Por qué no vas aprendiendo esa templanza desde el noviazgo, para evitar dañar a tu novio, haciéndole perder pie en la excitación sexual?
i) Conviene que el lugar del encuentro los proteja de lo sucedido. Examinen cuál fue el lugar en el que les sucedió lo que me cuentas y vean por qué pudo suceder eso allí. Eviten ese lugar y ese tipo de lugares como lugar de encuentro.
j) El que es humilde sabe que puede caer. Y el que casi cae, que examine si no fue presuntuoso en vez de humilde y no temió ni de sí mismo ni por el otro, convencido de que «a mí» o «a nosotros no nos va a pasar nada».
k) Por eso hay que ser cauteloso. Tratar de no encontrarse en situaciones que facilitarían una caída, como sería quedarse solos en una misma casa. O salir a vacacionar juntos solos. En los encuentros: evitar sentarse demasiado juntos en un solo asiento, estar abrazados, etc.
Convéncete de que la naturaleza humana está herida por el pecado original y que las pasiones se desordenan, sustrayéndose al control de la razón. En ti se desordena el deseo de ser querida y poseer afectivamente a tu novio, de expresarle tu afecto al modo femenino. Y en tu novio se desordena el deseo de poseerte físicamente. Los dos deseos se desordenan y ambos pierden pie en su propio desorden arrastrándose mutuamente hacia la pérdida del control.
Si hay dudas sobre algo de lo que te digo, pregunta. Pero también yo quisiera saber si lo que te digo te enseña algo nuevo. Si reconoces que estabas equivocada en alguno de los puntos que te expongo en forma de conjetura.
Si te das cuenta ahora de cuáles fueron tus errores para que las cosas fueran tan lejos, espero que me lo digas sinceramente. Quiero decir, que no te reserves para ti misma y para tu propio uso lo que te estoy exponiendo, para manejarlo todo por ti misma, «con ayuda de los consejos del padre», pero comportándote como un dios que lo gobierna todo con su propia pequeña providencia.
He conocido varones que dejaron a su novia porque los acosaba «echándoseles encima» por decirlo así, o imponiéndoles un contacto físico que los «descomponía» o «excitaba».
Hay chicas que intentan así un apoderamiento del ser del varón aún a costa de la dignidad del varón, o de su división espiritual. Y chocan contra la voluntad de algunos varones, que son quizás los mejores y más nobles, que aspiran a la castidad como a una condición necesaria para mantenerse íntegros, es decir, no disociados porque la pasión va por un camino opuesto al que prescriben la razón y la fe.
Padre Horacio
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com
Hablamos del tema y ambos pensamos en terminar la relación por este problema. Quedamos en rezarlo y en pedir consejo. Sinceramente, yo no quiero terminar la relación por lo que sucedió, yo lo amo. Pienso en una familia con él y él piensa igual.
¿Qué quiere Dios? Obviamente no quiere que caigamos en pecado mortal, yo tampoco quiero eso. Esta situación me hace mal… a él también. Trato de rectificarme, ¿me ayuda? ¿Cómo podemos hacer para no caer más? Padre, espero que pueda aconsejarme. Muchas gracias, desde ya. Que Dios lo bendiga.
Gimena
MI RESPUESTA A GIMENA
Estimada Gimena:
Tengo una respuesta para ti en la carpeta de borradores. Pero antes de enviártela desearía que me dijeras algo acerca de ti misma: país y ciudad de residencia, si estudias y o trabajas y en qué; tu edad y la de tu novio (o por lo menos la diferencia que hay en años y quién de los dos es mayor), si has tenido otro(s) novio(s) antes y lo mismo tu novio si ha tenido otra(s) novia(s)… en fin algunos datos biográficos tuyos e información sobre tu vida religiosa pasada y presente.
Comprenderás que es muy arriesgado responder sobre un hecho tan importante, a una persona totalmente desconocida con tan poca información acerca de la situación de ambos.
También quiero pedirte que seas prudente con mi respuesta, que si algo no entiendes me lo preguntes a mí y no a terceros. Y que lo tengas como una conversación confidencial solamente para ti y tu novio.
A mi vez, yo podría pedirte que, cambiando todos los nombres y datos, pudiera subir al Blog del Buen Amor tus «preguntas» y mis «respuestas» para provecho de otros jóvenes. Antes de publicar nada, lo sometería a tu corrección y aprobación para publicar solamente lo que tú estés conforme en que se publique. Pero respetaría tu negativa.
Bendiciones
Padre Horacio
Padre,
Puede publicar, sé que mantendrá la confidencialidad.
Ambos tenemos 24 años y somos católicos militantes de Misa diaria y apostolados semanales. Vivimos en Argentina, pero él a mil doscientos kilómetros de Buenos Aires donde vivo yo. Como verá la distancia es grande, nos vemos una vez por mes, como mucho.
Yo practico de manera constante desde hace 4 años y él desde adolescente. Él tuvo una novia antes y salió con una chica también. Lamentablemente sí… tuvo relaciones, pero sólo una vez. Luego hizo un retiro espiritual y no pasó nunca más. Yo estuve de novia una vez antes y sin mayores problemas en relación a este tema. Es recién ahora que se me empieza a convertir en un verdadero problema.
Ambos estudiamos y trabajamos en nuestras ciudades de origen. Yo doy un círculo de formación católica y él participa de uno de estudio, también participa de campamentos coordinando la pastoral con niños.
Últimamente ambos hemos estado bastante secos (espiritualmente hablando) y nos ha costado el estudio y la oración. Yo creo que es por este problema de la pureza en el noviazgo.
Tengo miedo de perderlo, porque él es mi mejor amigo. Nos llevamos bien a pesar de tener el mismo carácter (fuerte) y creo que si esto arruina el tesoro tan lindo que nos dio Dios, habremos hecho la peor cosa.
Yo soy bastante «rara» con mis sentimientos, nunca sé si quiero a alguien. Me pasa eso con mis padres, y los amo. La cuestión es que a él sí sé que lo amo. Pero no quiero que este amor mío sea desordenado ni contra la voluntad de Dios.
Yo quiero que él sea santo y que se vaya al Cielo, yo quiero lo mismo para mí. Quiero que podamos mostrarle a Dios los frutos de un noviazgo santo, pero, con lo que nos viene pasando a los dos, me parece realmente lejano e imposible por momentos. Yo quiero esforzarme y él también, no quiero que esto nos separe.
Gracias Padre, es importante para mí su respuesta. Saludos afectuosos de: Gimena
MI SEGUNDA RESPUESTA
Querida Gimena:
Después de tu respuesta te envío lo que tenía preparado. No tuve que cambiar prácticamente nada después de tus aclaraciones.
1) Examina serenamente lo sucedido – yo me lo imagino, pero todavía no te has atrevido a describírmelo y entiendo tu pudor, pero conviene que lo explicites – y me juego a que fuiste tú la que no pusiste límites al comienzo y tuviste que ponerlos antes de un mal final.
Sucede que la chica, a menudo, no sólo no pone límites sino que provoca la extralimitación sin plena conciencia de los riesgos. ¿Por qué? porque hambrea las manifestaciones de afecto de su novio: el abrazo cariñoso, el beso, el contacto físico. Si el novio fuera una amiga no pasaría nada. ¡Pero es un varón! Y en él, esa misma cercanía física que ella busca y anhela en su hambre de amor, se convierte en motivo de excitación sexual y pasión enceguecedora.
Por eso te digo que si examinas lo sucedido, apuesto a que fuiste tú la que indujiste el comienzo y tuviste que poner fin al episodio que tanto te aflige. Y menos mal que lo hiciste. Hay chicas que no se conforman con que el novio no le dé frecuentes y hasta continuos signos físicos de afecto. Por este motivo a menudo lo tildan de frío o de desamorado. O dudan de si realmente la querrá.
Por el otro lado hay chicos que no entienden otra forma de manifestar su amor y de que su novia se lo exprese si no es con besos, tactos y abrazos. Error por ambas partes.
Durante el noviazgo hay que aprender a manifestarse el afecto sin profusión de contactos físicos intensos. Éstos son más peligrosos para el varón que para ella. Por eso debe ser ella la que cultive el recato y el pudor. Pudor en el vestir y en el actuar. Ya bastante agredida está la castidad de nuestros varones, para que su propia novia provoque su desgobierno pasional y se convierta, por eso mismo, de la amiga en enemigo.
2) Pero lo que tanto te aflige no es motivo para romper el noviazgo y la relación. Dice un proverbio latino muy sabio «abusus non tollit usum»: el abuso no se opone al uso. Por miedo al abuso no hay que desesperar de que se pueda hacer buen uso. ¿Por miedo al alcoholismo no tomar vino?
Si fuera por eso tampoco habría que casarse. Porque, no nos engañemos, algo semejante pasa aún dentro del matrimonio, durante el cual también debe el varón alcanzar la virtud de la castidad en el ejercicio mismo de la intimidad matrimonial. Por eso debe ir cultivando la virtud de la castidad desde el noviazgo, con la ayuda de su novia, que debe ser el ángel guardián de la castidad.
La virtud de la templanza es la que sabe moderar el uso de los bienes de modo que no degeneren en abuso. En este caso creo que hay que llamar a la mujer a tener templanza en dar y querer recibir manifestaciones de afecto. Y al varón hay que llamarlo a la templanza en el impulso sexual físico. Porque por esos dos extremos, el uso degenera en abuso.
3) Una vez casados empezará, con la gracia divina del sacramento, la tarea de la esposa en ayudar a su esposo a no perder pie en una sexualidad despersonalizada y despersonalizadora. Sexualidad, de algún modo, animal. Ella tendrá la tarea de ayudarlo a crecer en la personalización de sus relaciones. Ella debe ser médico que sane en el varón las consecuencias del pecado original, las cuales son en él muy distintas que en la mujer.
Para entender mejor esto: ¿Has leído «La Casa sobre Roca»? Si no lo has leído, léanlo con tu novio. Y te anuncio que espero para agosto la publicación de otro libro sobre este mismo asunto: “¿Qué la pasó a nuestro amor? Respuestas divinas a preguntas humanas”.
4) Y ahora vengo a responder tu pregunta: ¿Qué hacer para no caer más? Hay que dedicar los encuentros del noviazgo a fortalecer la amistad entre ambos. Con este fin conviene que:
a) oren juntos,
b) estudien juntos en el catecismo lo que es el sacramento del matrimonio,
c) crezcan juntos en su relación de fe, esperanza y caridad, con las Tres divinas Personas.
d) si es posible prepárense juntos para consagrarse a la Santísima Virgen.
e) tengan ambos confesor fijo y padre espiritual, cuando esto es posible, y si es posible, el mismo para los dos
f) vayan a la misa juntos.
g) consagren su noviazgo y su futuro matrimonio e hijos al Señor.
h) Tú examínate si estás dispuesta a tener muchos hijos. Y piensa que tu novio tendrá que ir aprendiendo a manifestarte su amor de manera ordenada. En algún momento de tu matrimonio puede ser que no quieras relaciones íntimas y que te arregles perfectamente con otro tipo de manifestaciones de afecto de tu esposo ¿Por qué no vas aprendiendo esa templanza desde el noviazgo, para evitar dañar a tu novio, haciéndole perder pie en la excitación sexual?
i) Conviene que el lugar del encuentro los proteja de lo sucedido. Examinen cuál fue el lugar en el que les sucedió lo que me cuentas y vean por qué pudo suceder eso allí. Eviten ese lugar y ese tipo de lugares como lugar de encuentro.
j) El que es humilde sabe que puede caer. Y el que casi cae, que examine si no fue presuntuoso en vez de humilde y no temió ni de sí mismo ni por el otro, convencido de que «a mí» o «a nosotros no nos va a pasar nada».
k) Por eso hay que ser cauteloso. Tratar de no encontrarse en situaciones que facilitarían una caída, como sería quedarse solos en una misma casa. O salir a vacacionar juntos solos. En los encuentros: evitar sentarse demasiado juntos en un solo asiento, estar abrazados, etc.
Convéncete de que la naturaleza humana está herida por el pecado original y que las pasiones se desordenan, sustrayéndose al control de la razón. En ti se desordena el deseo de ser querida y poseer afectivamente a tu novio, de expresarle tu afecto al modo femenino. Y en tu novio se desordena el deseo de poseerte físicamente. Los dos deseos se desordenan y ambos pierden pie en su propio desorden arrastrándose mutuamente hacia la pérdida del control.
Si hay dudas sobre algo de lo que te digo, pregunta. Pero también yo quisiera saber si lo que te digo te enseña algo nuevo. Si reconoces que estabas equivocada en alguno de los puntos que te expongo en forma de conjetura.
Si te das cuenta ahora de cuáles fueron tus errores para que las cosas fueran tan lejos, espero que me lo digas sinceramente. Quiero decir, que no te reserves para ti misma y para tu propio uso lo que te estoy exponiendo, para manejarlo todo por ti misma, «con ayuda de los consejos del padre», pero comportándote como un dios que lo gobierna todo con su propia pequeña providencia.
He conocido varones que dejaron a su novia porque los acosaba «echándoseles encima» por decirlo así, o imponiéndoles un contacto físico que los «descomponía» o «excitaba».
Hay chicas que intentan así un apoderamiento del ser del varón aún a costa de la dignidad del varón, o de su división espiritual. Y chocan contra la voluntad de algunos varones, que son quizás los mejores y más nobles, que aspiran a la castidad como a una condición necesaria para mantenerse íntegros, es decir, no disociados porque la pasión va por un camino opuesto al que prescriben la razón y la fe.
Padre Horacio
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com