LA LUJURIA ES DEMONÍACA (15)
PENA Y UTILIDAD DE LOS DEMONIOS

Santo Tomás enseña que los demonios, al tentarnos, lo hacen obligados y sirviendo a Dios para nuestro bien. 
Como en el deporte del boxeo, el así llamado «sparring» ataca al boxeador para que éste se ejercite y cobrea agilidad en la defensa, así el Señor se vale de los demonios para ejercitarnos en rechazar el mal y abrazar y fortalecernos en la Virtud. 
Los demonios, por lo tanto, no nos tientan como y cuando quieren sino obligados y sometidos a los fines divinos de salvarnos y santificarnos. Así nos lo enseña San Pablo: 
«No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación os proveerá la gracia necesaria para salir de ella, a fin de que puedan resistirla»[1ª Corintios 10,13]
Aún cuando el hombre se ha dejado encadenar en su adicción y ya no puede salir por sus propias fuerzas, aprende a humillarse y a reconocer que no puede recobrar ya por sí mismo la libertad perdida por su culpa, sino que debe arrepentirse, pedir perdón, no aceptar las cadenas y clamar al Señor por el Auxilio divino.
Estas enseñanzas de Santo Tomás de Aquino están contenidas en su obra Summa Theologica Parte 1ª, Cuestión 64, Artículo 4º 
En el cuerpo del Artículo Escribe Santo Tomás:


«Hasta el día del juicio los ángeles buenos son enviados acá en nuestro favor; y los demonios se encuentran encerrados, para nuestro ejercicio, en este aire tenebroso, estándoles asignado además el infierno como otro lugar penal por razón de su culpa.


Solución
Responderemos que los ángeles según su naturaleza ocupan un lugar medio entre Dios y los hombres: y entra en el plan de la divina providencia, el que por los seres superiores se provea al bien de los inferiores. 
Ahora pues: la divina providencia atiende al bien del hombre de dos modos: 
a) directo el uno, según el cual el hombre es impulsado al bien y retraído del mal, lo cual se verifica dignamente por mediación de los ángeles buenos; 
b) e indirecto el otro, por el que se ejercita uno, impugnado por los embates del enemigo. 
Esta última provisión del bien humano fue conveniente se realizase por medio de los ángeles malos, a fin de que así no quedasen después de su pecado completamente eliminados de la utilidad del orden natural. 
En atención a esto es que, por una parte, se nos envían acá los ángeles buenos, 
Y por otra parte residen en este aire tenebroso (tinieblas) los ángeles malos.
Y les es debido a los demonios un doble lugar penal: 
1) el infierno por razón de su culpa, y 
2) para ejercicio del hombre este aire desprovisto de luz. 


Y, como el procurar la humana salvación se extiende hasta el día del juicio; hasta entonces se seguirán enviando para nosotros los Ángeles buenos y también estarán los demonios en la atmósfera oscura (las tiniebls) para ejercicio nuestro: sin perjuicio de que aun actualmente moren algunos en el infierno, para atormentar a aquellos, a quienes indujeron al mal; así como también algunos ángeles buenos acompañan en el cielo a las almas santas.
Mas, pasado el día del juicio los malos todos, hombres y ángeles, habitarán el infierno; y los buenos habitarán en el cielo.

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