MI EXPERIENCIA CON LA UNIÓN LIBRE
EL TESTIMONIO DE MARGA


¿MIEDO AL MATRIMONIO? 
¡DEBIERAMOS SENTIR
MUCHO MÁS MIEDO 
A LA UNION LIBRE!
En mi testimonio no les extrañe o
impaciente ver constantemente la palabra Miedo.

Bueno para comenzar
quiero hacer un llamado a padres de familia que traten de dar un buen ejemplo
Cristiano a sus hijos varones o mujeres, nunca quejarse de haberse casado o dar
la impresión de que el matrimonio es una mala decisión, como si la Buena vida
termina con el matrimonio y los hijos, volviéndose una carga muy pesada y
decepcionante. Eso se queda en las mentes de los niños y aunado a ello el mundo
termina por confirmarles esa idea y venderles la idea del egoísmo y cuantos
peligros más.

Yo nací y fui criada
dentro de un matrimonio católico, por desgracia era solo de nombre, por tradición
y no éramos muy apegados a la iglesia, solo cumplimos con tener sacramentos a
duras penas, pero jamás una formación religiosa, únicamente «no hagas esto
porque es pecado» o «haz esto otro porque parece ser que lo manda la
iglesia», por cumplir y la mayor de las veces ni eso.

Bueno crecí con miedo
al matrimonio, al compromiso y las responsabilidades y a la vez miedo a no
llegar a casarme debido ese mismo miedo al matrimonio. Tenía miedo a
relacionarme con los demás, pero quería conocer a alguien especial como vemos o
leemos en las novelas, nunca invite a Dios a ser mi guía, para mí Dios era
distante, y talvez ni siquiera existía, a menos que estuviera yo en una
necesidad entonces rezaba y repetía las pocas oraciones que aprendí en la
Doctrina.

Me fui envolviendo en
el mundo buscando encontrar sentido a la vida en todo lo material, me mudé a
vivir a Estados Unidos, admiraba todo lo que el país ofrece, dinero,
oportunidades, libertad, y si antes estaba perdida en el mundo sin saber a dónde
dirigirme, bueno, aquí creí haber encontrado mi lugar y felicidad, cuando en
realidad iba cayendo más y más en la oscuridad.

Conocí finalmente a
la persona especial, un buen hombre al que dentro de mi ignorancia y desesperación
lo eleve al nivel de perfección, el no pertenece a ninguna religión aunque decía
creer en Dios, en lo que dice la biblia, a mí no me pareció un problema grave
porque dentro de mis ideas modernistas que tome durante mi tiempo de estudios
universitarios, formé una opinión de que lo que importa es la persona y no la religión.

 La etapa de noviazgo que fue muy corta me pareció
idílica, yo era muy feliz, pero siempre muy egoísta, esperaba que él iba a
hacer muchas cosas por mí, creo que casi quería que me adorara, que su vida
tuviera un solo sentido YO. Empezamos a tener relaciones sexuales sin haber
siquiera un compromiso serio entre los dos, esto me dañó mucho, aunque quería
dar la impresión de ser una mujer independiente, segura y decidida, la realidad
era que el miedo y la inseguridad seguían en mí y comenzaron a regresar fuerte,
causando mucha desestabilidad.

Aun así un día que él
me propuso matrimonio acepte, pero sin meditarlo, sin preguntar a Dios o a mi
familia su opinión. El miedo y la inseguridad no desaparecieron al
comprometernos, y mis temores y recuerdos de la infancia repentinamente me hablaban
todo el día.

Mi prometido tuvo que
mudarse a una gran distancia por cuestiones de trabajo y no nos veíamos mucho,
otra vez sentí miedo, la gente me auguraba que terminaríamos nuestro compromiso
porque la distancia era mucha, se nos ocurrió que viviéramos juntos para poder
estar cerca todo el tiempo, ninguno de los dos menciono el compromiso del
matrimonio que ya teníamos, creo que en el fondo el empezaba a dudar si se apresuró
en su proposición y el miedo seguía creciendo en mí, miedo a Todo, lo que se te
ocurra…me causaba miedo. Con todo ese miedo empezamos a vivir juntos,
empezamos a conocernos como somos realmente, me volví celosa, irritable,
posesiva, y despegada a la vez, caprichosa, en fin un mundo de inmadurez. El
tiempo paso y cada vez que mencionábamos que debíamos planear nuestra boda,(él
estaba de acuerdo con una boda en mi Iglesia) pero peleábamos cada vez, el ponía
pretextos para no hacerlo y si no, yo buscaba pretextos también para culparlo
de todo y en el fondo pensaba que no quería casarme, de esa forma en cualquier
momento podía regresar con mi familia y empezar de Nuevo, talvez encontrar otra
pareja, ni siquiera me ponía a pensar en la posibilidad de tener hijos, pensaba
que era agregar más pecado a mi situación; pero era que no quería tal
responsabilidad, no me sentía capaz de formar una familia, miedo a no saber
criar a mis hijos y miedo a perder comodidad.

Mencioné que pensaba
que tener un hijo sin estar casados iba a aumentar el pecado en nuestras vidas,
empezaba a darme cuenta de mi error, muchas situaciones de enfermedades y
situaciones tristes se fueron dando en mi familia. Situaciones que hicieron a
mis padres «sufrir» una conversión spiritual y volver al camino de
Dios, incluso mi padre que yo nunca hubiera soñado que se volviera un hombre
entregado a Dios y a la iglesia, lo ha hecho, Dios es misericordioso.

 Los años se vinieron encima y yo empiezo a
sentir un cambio en mí, quiero acercarme a Dios a Jesucristo, me interesa todo
lo que viene de Él, no solo voy a la iglesia, rezo el Rosario, leo literatura católica…
quiero hacerlo, siento una necesidad de Dios, ahora empiezo a encontrarlo a
sentirlo y con gran tristeza veo el desastre que he hecho de mi vida, que creía
sentirme independiente y feliz y era una mentira, pudo haber sido tan diferente
si hubiera estado fundada en la roca, si hubiera buscado primero el reino de
Dios, quiero cambiar para bien, para Gloria de Dios, me arrepiento y pido perdón
a Dios, me siento muy bendecida y agradecida por este cambio que el está
haciendo pero que me tiene en una etapa de mas confusión. Rezo, Leo, Voy a Misa
a pesar que mi «prometido» nunca va conmigo, dice que siente que algún
día va a volverse a Dios pero que todavía no. ¡Vaya discernimiento! pienso yo.

Pero el mío no es
mucho mejor que eso. Todavía estamos juntos después de poco más de 10 años, me
apena decirlo, y es todavía mas difícil decidir qué hacer. Son muchos años
juntos pero sin el compromiso de entrega, me dolería terminar ahora, y me duele
vivir como vivimos. No sé si debería seguir, le pregunto a Dios, a veces siento
que debo terminar y volver a mi país con mi familia que dejé por tanto tiempo.
Y otras veces siento que estoy huyendo en vez de enfrentar y tomar
responsabilidad por mis actos, estaría demostrando mas inmadurez.

En cuanto a él, no es
mucho más maduro que yo, es igual, y como no es católico siento que no le
preocupa en gran medida nuestra situación. Me ha dicho que lamenta que no
hayamos hecho las cosas bien como planeábamos en un principio, y que debemos
seguir adelante y casarnos, pero me da temor de que sólo esté diciendo lo que
yo quiero escuchar sin sentirlo verdaderamente en su Corazón.

Yo lo amo, pero ahora
estoy empezando a aprender a amarlo como Dios quiere que amemos, sin intereses
personales de por medio, me interesa saber por qué es como es; su pasado. Trato
de entender cómo ha sido influido por éste y el porqué de sus actitudes egoístas,
soberbias, codiciosas.

Porque ahora estoy
entendiendo o descubriendo que yo misma he sido esclava de estos males
(situaciones que debí haber meditado durante el noviazgo). Sin embargo no veo
en él un interés por crecer de esta forma, no veo que se interese por entender
el matrimonio, la vida desde la perspectiva Cristiana, dice que quiere, pero… ¡Y esa duda despierta el miedo en mí!

 

Como ven mi
experiencia con la Unión Libre ha estado llena de decepciones, no hay dicha ni
nada «cool» en la unión
libre;  sólo te llena de más miedos,
inseguridades, confusión y te deja a merced del demonio que es el que nos habla
constantemente para perdernos más y más en el pecado, por tener miedo a la
Gracia de Dios, por no confiarnos y poner nuestras vidas en manos del
Todopoderoso.

Se me ocurre esta
frase: Miedo y Desesperación, segura Destrucción.

Busquemos primero el
Reino de Dios, le ruego a Nuestro Señor Jesucristo y pido María Santísima su intercesión
por todos los jóvenes que están en el noviazgo y por toda persona en situación
parecida a la mía que haga nuestros corazones dóciles a la conversión y el
llamado de Dios, que siempre está dispuesto a recibirnos en su Sagrado Corazón.

Marga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.