Nuevo Libro P. Horacio Bojorge Me Quiero Casar 1

Texto de la primera presentación radial del primer tomo de 

Me quiero casar. La experiencia del encuentro. 

(24/02/2017)

La entrevista con Gabriela Fiori que copiamos aquí se encuentra en la página web de Radio María en este enlace: http://radiomaria.org.ar/programacion/se-puede-estar-casada-esposa-cristo/

Con una bella carátula en la que una joven sueña verse vestida de novia, en el momento en el que firma el acta matrimonial, acaba de aparecer, editado por la firma Lumen, de Buenos Aires, el libro del padre Horacio Bojorge, sacerdote jesuita, ¨Me quiero casar¨, Tomo I: La experiencia del encuentro. ¡Es perfectamente posible ser esposa de Cristo y estar casada o estar deseosa de casarse, dispuesta a responder que sí a un eventual pretendiente humano!


En diálogo con Radio María, el Padre Horacio Bojorge Sacerdote Jesuita, uruguayo, licenciado en Filosofía, Teología y Sagrada Escritura, habló sobre cómo se puede estar casada y ser a la vez esposa de Cristo.

¿Cómo surge ese libro?
Surge de una larga experiencia pastoral, del sufrimiento de tantas jóvenes que quieren casarse y nadie les pide casamiento, o si se lo piden es que después no era para casamiento, sino que las intenciones del pretendiente eran otras, y quedan defraudadas. Y así ven que pasan los 28, los 30, los 32, y viene esa tristeza, esa desolación del alma.
Yo tengo en el blog del buen amor, una entrada que es la oración de Santa Ana para pedir esposo, y es la entrada que tiene más comentarios en todo el blog, porque interpreta una necesidad del alma de tantas chicas… Tendríamos que hablar sobre la crisis del varón también.
Pero también hay muchas casadas que se sienten defraudadas, y que viven su matrimonio sin saber bien cómo, y que su deseo de amor esponsal se ve frustrado porque hay limitaciones en la capacidad de respuesta del esposo, entonces viven en una especie de desolación matrimonial.
Bueno… este libro, contiene testimonios e historias de chicas solteras, de mujeres casadas, viudas que tratan a Jesucristo como un esposo. Y esto es un camino real que muchas están transitando, y que las ha sanado y salvado de ese sufrimiento del corazón femenino.
Es perfectamente posible ser esposa de Cristo y estar deseosa de casarse o estar casada, y dar el sí a la vez – o antes – a Jesús, y después a un pretendiente humano. Son amores totalmente compatibles. 
Ése es el ejemplo de la vida de una mujer venerable: Concepción Cabrera de Armida, que desde niña tenía esa relación esponsal con Cristo. Después la mantiene mientras se ennovia, se casa, y de viuda… siempre tuvo esa esponsabilidad con Cristo; nunca la vio como incompatible… Esperar a que pasara su novio Pancho, y después llevarle una carta a Jesús en el sagrario… y dice ella en sus escritos que eso el Señor se lo dijo para que todas comprendieran que todas están llamadas.
En este libro, estos ejemplos muestran que cuanto mejor esposa de Cristo se es, menos sufrientes las jovencitas con la soltería, o las que van siendo veteranas y siguen solteras, deseosas de ser esposas y madres, más libres para ennoviarse y casarse aún en edad adelantada, más fuertes para llevar las cruces del matrimonio cuando no hay una respuesta amorosa. El desposorio con Cristo es la mejor preparación para un matrimonio feliz o también es muy sanador dentro de un matrimonio dolorido.
No es que se renuncie a la idea del matrimonio, porque algunas chicas cuando les hablo de esto, me dicen, padre, yo no quiero ser religiosa… yo quiero casarme. 
Yo les explico, que así como Cristo está entero en la Hostia, pero está también entero en cada partecita, así la iglesia, la esposa de Cristo, con la que va a celebrar las bodas finales, es una sola pero se encuentra en cada una. 
Aquellas bodas finales se van realizando a lo largo de toda la historia, y se van realizando en la historia de cada alma de mujer bautizada que establezca con Cristo esa relación que está implícita en su bautismo, pero que muchas veces nadie le explica, y a la que no se atreven, ni aun cuando se les propone, les parece algo imposible, algo inaudito. 
Así como Iglesia esposa es una sola, se realiza en cada una.


¿Qué tenemos que hacer para cultivar esta relación esponsal con Cristo?
Ejercitar los actos de fe, de esperanza – deseando ese desposorio – y de caridad. Ser lo que una es; descubrirse a sí misma y empezar a tratar a Jesucristo como esposa.


¿Cuáles son los requisitos de un buen pretendiente?
Que quiera ser padre, y casarse en serio y que te quiera como esposa, pero también como madre… Los requisitos de un buen pretendiente son esos… no basta con que te dé una receta ahora, para sepas si ese muchacho es confiable.


¿Cuáles son los signos por los cuales tienes que dejarlo?
Cuando empieza a maltratar verbalmente, o cuando nunca concreta, cuando la chica quiere y no propone nada… cuando esa persona no tiene amigos, cuando no es serio, no tienen profesión, no tiene nada que ofrecerle
Esos noviazgos larguísimos…  
Falta esta seriedad biográfica en nuestra juventud católica.
A ninguna mujer le gusta un mantenido, por supuesto que va a tener candidatos a ser mantenidos, pero esa es felicidad a corto plazo, porque va a noviar con un depredador, no solo afectivo, sino económico. 
Eso es una consecuencia de una sociedad y de un mundo que se ha descristianizado, y así la mujer va llegando a una situación, donde las más jovencitas, decía una abuela, ya no quieren casarse.
Padre, mi hija dice que no se va a casar…
Porque sus compañeros la miran «como una pata de pollo»… Y esos compañeros son el arquetipo del varoncito que se está formando en esta sociedad mundanizada, y donde se ha perdido la sabiduría hereditaria que se pasaba de generación en generación acerca del matrimonio como un gran misterio, como una gran vocación, pero que exige todos los esfuerzos del varón desde joven. 
Los noviazgos de hoy no están siendo serios, muchísimos son juegos sentimentales, y esto es muy desgraciado para ambos.


¿Cómo hacemos para cultivar esta cercanía con Jesús, para ser esposas de Cristo?
Yo pongo un medio muy sencillo, son cuatro jaculatorias a modo de copla. Así como hay actos de amor a Dios, y actos de fe y de esperanza… Hay que practicar las virtudes teologales, si no uno se queda atrófico, anémico, es un creyente atrofiado, no espera los bienes eternos con deseo, no ama a Dios en los hechos; y a la larga eso se debilita y muere…
Y lo mismo sucede con el amor esponsal, te leo algunas frases de la copla:
“Esposo mío en ti confío”… pero una cosa es decir Jesús en ti confío y otra asumir la condición esponsas y pedírselo como esposa… son caramelos de distinto sabor… y la jaculatorias hay que tenerlas como caramelos, porque a veces se recitan como quien se traga el caramelo sin disolverlo en la boca, hay que gustar las jaculatorias, hay que gustar el ser esposas…
A ti me entrego, otra de las jaculatorias.

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