PERVERSIONES MASCULINAS:
EL DON JUAN

“El hombre con personalidad de Don Juan concibe el amor como algo deportivo, pasajero,
considerándolo una competencia permanente con otros hombres para ver quién conquista el mayor número de mujeres. Este estilo seductor es una verdadera compulsión, o sea, con adicción a la conquista, algo que le otorga seguridad y confianza que se convierte en una forma de vida, sin la cual se les hace imposible seguir adelante.

[En la foto: Ella rendida y él distante y frío]

El Don Juan cree estar enamorado, pero este sentir es transitorio, y de allí podemos deducir que nunca lo está. Sus deseos son de tipo platónico, pero nunca un verdadero amor. Platón decía que `uno desea lo que no tiene´, y ésto le sucede al individuo con características de Don Juan. Pero en el momento en el cual conquista a aquella que tanto deseaba, inmediatamente pierde su interés. Cuando se da cuenta de que ella lo desea, para él ya el triunfo ya está logrado, y se decepciona. Pero en caso que ponga los ojos en una mujer y ésta no ceda, allí es donde no se da por vencido y se vale de todos sus poderes de conquista hasta lograr ejercer su poder sobre ella.

Los Donjuanes se divierten con el sufrimiento ajeno; las mujeres son todas iguales para ellos, sean como sean: atractivas, feas, gordas, flacas, jóvenes, viejas… lo que les importa es someterlas para luego abandonarlas.

El Don Juan tiene una característica importante que consiste en saber cómo llegar a la mujer, cuándo halagarla, percibiendo las necesidades o carencias de su víctima.

Podríamos ver en ellos una conducta fóbica, es decir, una forma de defenderse de los contactos afectivos duraderos. En su historia de vida los mismos (la familia) ha sido abandónica y disfuncional.

«Después de tanto seducir y abandonar se encuentran con la cruel realidad de su soledad, convirtiéndose en un peso para los demás. Hay que tener en cuenta que individuos de 40 a 55 años que han sido Donjuanes, a pesar de estar bien maduros -cronológicamente- siguen viviendo con sus madres, que demuestra el vínculo de dependencia respecto de la figura materna en el donjuanismo.
Las crisis que tienen alrededor de los 50 y 60 años denotan su insatisfacción. A esa edad se dan cuenta de que sus amigos están casados y con hijos y hasta nietos, pero para ellos es difícil disfrutar de la compañía femenina como cuando tenían 25 años. Es en esos momentos que muchos acuden a la consulta profesional. Los más inteligentes quieren que se les oriente a formar una familia estable o a re formar sus vínculos familiares, y se sienten muy ansiosos por todo el tiempo perdido, buscando un auxilio para poder llevar una vida mucho más sana.
Otros buscan la consulta con el fin de que se les apoye para continuar con su vida de conquistas.

En general tienen unos niveles de autoestima bajos, que disimulan.
El donjuanismo pertenece al Trastorno Histriónico de la Personalidad, y en muchos casos al Trastorno Narcisista, y se observa tanto en solteros como en casados, viudos o divorciados.
No toda persona que tenga muchos amantes padece de este trastorno, ya que para que sea tal debe reunir los criterios diagnósticos del Trastorno Histriónico de la Personalidad o del Trastorno Narcisista de la Personalidad. (Según el DMS IV:Categorizaciones Psicopatológicas).

+ No se siente cómodo en las situaciones en las que no es el centro de atención.
+ La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador.
+ Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.
+ Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.
+ Tiene una forma de hablar demasiado subjetiva –su punto de vista es el que vale, y carente de matices-.
+ Muestra auto-dramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
+ Es sugestionable, por ejemplo, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias.

Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad. Por ello es confianzudo y dá a su vez un exceso de confianza que confunde y provoca líos.

Existen diferentes sub grupos de donjuanismo. Se me diagnosticó donjuanismo a mis 16 años de edad, y son ciertas muchas de las cosas que dicen, pero otras no. Por ej. en mi caso no es igual cualquier mujer; al contrario: las que son imposibles para la mayoría, las más difíciles: histéricas, exigentes, jóvenes y extremadamente bellas. Seguro que me gusta seducir todo el tiempo, pero eso no significa agarrarse una gorda o vieja, eso no es mérito alguno pues&nbsp;<i>cualquiera puede acceder a una mujer fea o gorda. El Donjuán real apunta a lo que la mayoría no puede alcanzar y ahí radica la mayor inseguridad que tenemos. Estamos permanentemente probándonos algo a nosotros mismos y al resto, y es que valemos por este «don» de seducción cuando en realidad solo destruimos lo que tocamos.
Como toda adicción; es muy difícil de controlar y manejar.” 

– Es obvio que el comentario publicado amerita un breve análisis. Como se desprende de lo escrito por N.N., no sólo reconoce que el donjuanismos se trata de una adicción, y como tal “difícil de manejar y controlar” –pues el adicto lo que busca es el descontrol total ilusionándose irrealistamente sobre que él “controla” su adicción, y he allí una conducta francamente patológica por lo contradictoria o ambivalente que es en sí misma-, sino que además denota bastante desconocimiento sobre ésta. Una nueva ambivalencia. Obsérvese que no se refiere a su manera de abordar a las mujeres como un “acercamiento”, ni mucho menos -¡imposible!- como “establecer un vínculo”, sino lisa y llanamente como un ataque.

Vale decir que los donjuanes se pueden poner perfectamente en la lista de hombres depredadores, parecería que, específicamente en este caso, de depredadores sexuales.&nbsp;Sin embargo no son solamente depredadores sexuales ya que su personalidad no es tan perversa ni tan carente de filtros; son en realidad depredadores emocionales en tanto y cuanto su víctima los deje avanzar en sus estrategias “vale todo” para usarlas y abandonarlas. “Sólo destruímos lo que tocamos” asegura N.N., haciéndose preciso observar que no expresa: “a quien tocamos”, sino “lo que tocamos”. De esto se sigue que cosifican a la mujer, lo cual ya quedó planteado en anteriores expresiones de N.N. cuando escribió: “eso no significa agarrarse una gorda o vieja, eso no es mérito alguno pues cualquiera puede acceder a una mujer fea o gorda”.

Es de tanta obviedad el ultraje a la dignidad de la mujer que no es preciso analizar más.

Se trata de un personaje de la literatura hispana creado por Tirso de Molina en 1630, aunque lo precedieron y procedieron otros similares. Un hombre perteneciente a las clases aristócratas tenía una verdadera apetencia por conquistar mujeres, y en eso consistía su vida.&nbsp;Cuanto más deseable e inalcanzable para otros hombres, más tramollas urdía Don Juan para conquistarlas, lo que para él consistía en verdad en una posesión, utilización y dominio con el ulterior descarte.&nbsp;Muchas se enamoraban de él por sus galanterías y palabras amables, siempre falsas pero convincentes, y en cuanto él se aseguraba de tener su alma y su cuerpo, ya dejaban de interesarle.

La tragedia de Don Juan deviene en su suicidio cuando, por un verdadero milagro, toma consciencia del daño que ha causado a sinnúmero de mujeres: vírgenes secuestradas y violadas por él, mujeres casadas con sus matrimonios arruinados, otras debilitadas por desgracias de la vida… en fin, todas ultrajadas en su cuerpo y en su alma por el desenfreno del personaje.&nbsp;Al descubrir que jamás ha amado a ninguna mujer y que todos sus afanes de conquista han sido totalmente inconducentes y carentes de sentido, así como maliciosos y violentos, no puede un hombre tan narcisista admitirse a sí mismo con tales debilidades.Entonces comete el mayor pecado de todo soberbio: el suicidio.

En lugar de arrepentirse y pedir perdón de puerta en puerta, simplemente se ajusticia a sí mismo porque: ¿cómo iba Don Juan de Tirso a poder no ser el dios de sí mismo?

Existen muchas y muy originales versiones sobre este personaje algunas de las cuales no incluyen su suicidio, sino por ejemplo, una muy despampanante creada por el literato Juan Bautista Moliere del S. XVIII, en que presenta su final como tragado por la tierra. Por su parte, Alejandro Dumas padre en el S. XIX plantea que Don Juan seduce a un ángel bajado a la tierra en formato de monja, para así asegurarse de poder llegar al Cielo.Y no se puede dejar de mencionar el final fantástico que le atribuye George Byron: una sultana constantinoplense lo secuestra, lo esclaviza, y… se enamora finalmente de él.

Fuentes diversas en combinación

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