¿QUÉ LE PASÓ A NUESTRO AMOR? 7ª

Los abismos del mar: los abismos del mal

«Grábame como un sello en tu brazo,
como un sello en tu corazón,
porque es fuerte el amor, como la Muerte,
es cruel la pasión como el abismo
es centella de fuego
llamarada divina:
las aguas torrenciales no podrían
extinguir el amor
ni anegarlo los ríos.
si alguien quisiera comprar el amor
con todas las riquezas de su casa
se haría despreciable»
[Cantar de los Cantares 8, 6-7]

Para comprender mejor el sentido de esta enseñanza, según la cual todas las aguas de los mares no serían capaces de anegar el amor, hay que saber que el eje simbólico del mar es, en el lenguaje de las Sagradas Escrituras, el lugar en cuya profundidad se sume todo lo que es opuesto a Dios, lo que es enemigo de Dios.
El amor no puede ir al fondo del mar porque el fondo del mar significa lo contrario al amor. Es el lugar simbólico a donde van los que no aman a Dios: la generación del diluvio (Génesis 6, 5ss), el ejército del Faraón (Éxodo 14, 27-28), los pecados del pueblo elegido (Miqueas 7, 19), el profeta desobediente (Jonás 1, 16 ss), los imperios bestiales que ve Daniel en sueños (Daniel 7, 2ss), los que escandalizan a los pequeños (Marcos 9, 42), los hombres a quienes los apóstoles fueron enviados a pescar y sacar de las profundidades (Marcos 1,17).

Las aguas del océano no podrán anegar y engullir el amor.

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