Facundo es frío, es buena persona, pero es como yo, un freezer total. Antes de ingresar al silencio, conozco un grupo de chicos jóvenes, como yo, algo más chicos, con una espiritualidad que es tremenda para su edad realmente (Padre, ya tengo 24 años)… dos chicos de un grupo de adoración eucarística, y un seminarista. Tomamos unos mates e intercambiamos experiencias rapidito. Con uno de ellos en seguida hablamos el mismo idioma, padre, y le pasé una poesía de San Juan de la Cruz que me gusta mucho, que es la Llama de Amor viva… Mis santos son Teresita del Niño Jesús, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, los amo, y tengo sus obras completas.
Cuestión que entramos al retiro, y si bien no me fue difícil el silencio interior ni exterior, y estábamos todo el día ocupados con actividades y orando, este chico me inspiraba ganas de rezar realmente, nos cruzamos un par de veces, y sin mirarnos porque corta el silencio, sentí una comunión hermosa con él…
Al finalizar el retiro él se me acerca y me dice lo mismo… que yo le inspiraba ganas de orar, y que sentía conmigo esa misma comunión, me resultó increíble ¿No?
Así que esa noche rezamos toda la noche juntos y con los otros chicos, orando, cantando, alabando al Señor por tantas maravillas. Muy bonito. Esa mañana nos volvíamos a nuestras casas. Llegué siendo otra persona, pero no sabía por qué no tenía tanta necesidad de estar con Facundo , después de no verlo ni saber nada de él más de una semana. Casi no lo extrañaba…
Llevamos dos años de novios. Al retiro me fui llorando, porque me costaba separarme de él realmente, y a la vuelta casi nada… no tenía la misma necesidad… Y él se dio cuenta, Padre. ¡No sabes como sufrió! ¡Le rompí el corazón, sin darme cuenta! ¡Que descarada! pero ¿qué ocurría en mi??? ¿Qué me pasaba? Me di cuenta de su frialdad, hasta malos tratos a veces, su acostumbramiento a mí, y que no tenía detalles no era para él un suave pétalo, dulce, que lo hacia feliz y perfumaba su vida! No no… Nada de eso. No me cuidaba más. Y ya parecíamos esos matrimonios de 80 mil años de casados que están como si fueran un mueble.
A la par de eso, no dejé de tener contacto con este chico, que estaba de vacaciones en su casa, de unas termas donde pensaba irme de vacaciones. Así que invité a mi hermano (porque Facundo no viaja nunca y no quiere por el tema de su mamá, así que nunca va de vacaciones) y nos fuimos con mi hermano a visitar a este chico, compañero mío de retiro, cambiando mi lugar de vacaciones ¿no? y sólo 5 días.
Hablábamos por teléfono todos los días, y orábamos juntos, y lógicamente como se lo debe imaginar, Padre, me enamoré de este muchacho, ¡que es seminarista! Y él, supuestamente, de mí también… pero su llamado al sacerdocio es especial, es muy místico, no sé explicarlo. Y tenía millones de problemas en su aceptación masculina, debido a un abuso sexual, así que eran sentimientos nuevos para él, y nuevos para mí, porque de ser siempre fría, comencé a sentir, sentir de todo, cosas increíbles, nunca tuve «ganas» de estar con alguien, de compartirle mis escritos (porque escribo, padre) o mi espiritualidad, y quería ofrecerle todo de mí, y compartimos todo, sé cosas de él que nadie sabe y él de mí…
Todo esto conciente de que caminaba a consagrarse, recién en segundo año de su seminario. Cuando fui a verlo a su casa, que nos invitó, en un momento solos, me regala un beso suyo, nunca amé así, padre, jamás. Pero qué iba a pasar después de tener una experiencia sensible de un amor que yo era conciente que no lo iba a tener?? Siempre aspiré a amar sin poseer, siempre aspiré a ese amor místico, perfecto, trascendental, que llena, porque Cristo me regalaba un corazón de carne!
Pero estaba Facundo del otro lado, y no lo iba a dejar, así que volví, me confesé de mi infidelidad, pero seguía charlando por teléfono con este chico. Charlando de todo. No pasaba día que no rezara para que el Señor ordenara mis sentimientos, este chico ni siquiera calza dentro de mis parámetros humanos acerca de quién podría enamorarme.
Traté de ahogar mis sentimientos de todas formas, hasta que ingresó al seminario, y los curas le prohibieron acercarse a mí, pero cuando él les expuso todo lo bien que le hacia amar a alguien.. Le dieron su bendición. Son muy ortodoxos allá. Pero como su gran herida está en el amor y es enfermizamente escrupuloso, él sí intentó y pudo ahogar todo amor, ahora soy una más en su vida, una amiga de tantas, y me resulta increíble por tanto que charlábamos, me siento usada, como si fuera descartable, y lo acepto, pero ¿Dios me usaría así para sanar un alma de desecharme? Y ya no parece él, es tan frío, distante, que me siento como si tuviera mi corazón partido en mil, aunque nunca quise más que una especial comunión con él, a causa de su llamado.
Ayer decidí alejar de mí todo recuerdo, sentimiento, lo que sea que me haga saberme enamorada, y postrarme ante mi Señor para que me purifique, y que me sea claro el «por qué» de esto. ¿Dios lo dio para sacarlo? ¿Es del demonio? Hablé esto con el sacerdote que nos guió a los dos en los ejercicios, pero se encuentra muy lejos como para que sea mi director espiritual, y me dijo que sentía que el Señor estaba detrás, por cómo venia la mano, pero que siga con mi vida, porque notaba mi alma exhausta, entre éste, Facundo y una posible vocación religiosa.
Entiéndame, padre, que así no puedo comprometerme, y este sacerdote me dijo que me tome mi tiempo, por eso le dije a Facundo de suspender el compromiso, y hablé con él ese tema vocacional, lo otro no, por consejo del mismo cura, y de nuevo le rompí el corazón, y ahora me pide que antes de retomar proyectos confirme. Facundito… al no poder hacer ejercicios en otro lado, los hace por Internet y lo guían sacerdotes por el mismo medio.
Acá tengo un sacerdote que empezó a guiarme, y cuando le conté un sueño rarísimo que tuve, me dijo: pedile a María la luz, y rezá. Entonces le pedí que orara también conmigo, y me agregó: ¿Querés que te diga los despelotes que tengo yo también?? Así que a pesar de que también le pedí para hacer mi discernimiento con él, porque es el más espiritual de mi ciudad, encuentro puertas cerradas, sola totalmente, Padre… así que bueno.
Esa es la historia, padre, y estoy tentada en pensar que es mejor ser frío y calculador, por qué me siento traicionada, engañada… y bueno, ahora estoy en tratar de recuperar lo que eché a perder con Facundo y estemos bien, pero no entiendo por qué sufro tanto, tanto.
Perdón por ser tan larga en contarle esto
María lo bendiga, Su hija Jacinta