TESTIMONIOS [6] CASILDA
EL JUEGO DE LA COPA

¡LA CURIOSIDAD 
LE ABRE LA PUERTA AL DEMONIO!
PERO CON EL DEMONIO NO SE JUEGA

Casilda: ¿Cuál sería tu mensaje?
«¡No jueguen! No vale la pena, porque esas que se aparecen cuando se invocan almas, no son almas buenas, son demonios los que acuden cuando se invocan almas en el juego de la copa y les pueden hacer mucho daño, yo lamento de alma haber tocado ese mundo  oscuro,  sin colores y que terminó enfermándome. La depresión es horrible es un infierno, no se arriesguen por nada, no vale la pena. 



Hola me llamo Casilda, no vivo en la Capital. 

Me pides te cuente, cómo entré en el juego de la «copa». 
Mi padre  cuando yo tenía seis años se fue por un mes  a Montevideo, y mi madre trabajaba de maestra desde el mediodía hasta la tardecita. 
Yo me quedaba sola, con  tres  primas adolescentes, entre 15 y 17 años, unas amigas de  ellas, y dos primos de 18 años. 
Todos andaban por esas edades, cuando quedábamos solos, cerraban todas las ventanas, eran muy curiosos y las cosas del «otro mundo» les fascinaban.
Mis primos tenían problemas con sus padres porque eran alcohólicos. 
Creo que  el juego de la copa fue como un escape de lo que vivían en sus casas.


Se sentaban en la mesa que estaba en mi dormitorio, y sobre ella ponían todas las letras del abecedario y los números del cero al nueve.
Luego ponían la copa boca arriba y cada uno ponía la punta de un dedo sobre ella, Y comenzaban a llamar al espíritu de la abuela. 
Abuela Rita, ¿estás ahí? Y así con otros espíritus…


Cuando se sentía que la copa tenía energía, se la daba vuelta y todos ponían el dedo nuevamente sobre ella.  
Y comenzaba a correr muy fuerte y velozmente, señalaba las letras o números, uno de nosotros estaba para escribir, porque iba muy rápido. Comenzaban los mensajes de adivinación. A Manuela  le dio la fecha del casamiento con Pedro, a quien  no conocía.


Jugábamos por curiosidad, no por maldad. Pero el demonio era el que jugaba con nostros con maldad.
Cuando volvió mi padre, fueron a la casa de uno de mis primos, él tiene un perro y al comenzar a jugar ellos, el perro comenzó a aullar y no paraba, la  caja con las llaves térmicas, que estaba en la pared, explotó. 
Se asustaron y no jugaron más. 
Pasaron muchas cosas malas. Nunca más jugaron.

Cuando fui adolescente, volví a jugar, para mí era normal, pensaba que los que venían al llamarlos eran mis familiares fallecidos y que venían con » ¡buena onda». 
La verdad hubiera sido lindo que todo fuera bueno y sin peligros. Nunca más pude dormir en ese dormitorio. 
Allí no duerme nadie, ni las posibles visitas. 
Si estás allí sientes» presencias». 
[Nota: Esto se llama «infectación* de un espacio o lugar]


Cuando todavía dormía, al acostarme sentía que me miraban. Tuve dos parálisis de sueño. 


[Nota: La parálisis del sueño es una incapacidad transitoria para realizar cualquier tipo de movimiento voluntario que tiene lugar durante el periodo de transición entre el estado de sueño y el de vigilia]. 


Es horrible. Sentís que no te podés mover y sentís al «demonio». Una presencia pavorosa, horrible, y lo único que podes es rezar. Después de eso me enfermé. Desde entonces ese cuarto está siempre cerrado, allí solamente guardamos ropa. Nunca más voy a dormir allí..


Casilda ¿Cuál sería tu mensaje?

«No jueguen, no vale la pena, porque no son almas buenas (es el demonio) las que van a la copa y les pueden hacer mucho daño, yo lamento de alma haber tocado ese mundo  oscuro,  sin colores y que terminó enfermándome. 
La depresión que tuve fue horrible, es un infierno, no se arriesguen por nada, no vale la pena. 

Hoy aprendí a rezar el Rosario, y en mis problemas me ayudan la Virgen y Jesús y los santos de Dios. 
Acudan con ellos.
No con espíritus inmundos que no dejan nada bueno en el alma ni en las casas. 
Hoy vivo en mi casa, pero no puedo dormir en el que era mi dormitorio, porque revivo la memoria de las cosas horribles que sufrí ahí»
Gracias Casilda

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