Yo: ¡SI quiero un noviazgo santo!

El mensaje 
de un varón joven:


«Esto que le  escribo no es: 
un testimonio»… 
«me entristece muchísimo ver gente desilusionada»

Padre: 
No sé si éste mail llegará a sus manos o no.
La verdad, es que nunca creí que iba a poder escribirle algo algún día. No entraba en las posibilidades.
Leí hace ya tiempo su libro «La Casa sobre Roca», y en mi biblioteca está «En mi Sed me dieron vinagre». 
Cuando leí el primero que le mencioné, pensé por adentro: ‘el que lo escribió debe estar bien muerto, esos libros los escribía gente de antes, eran otro tiempos. Hoy en día no quedan muchos así...

Dos años después, acaba de llegar a mis manos el libro «El buen amor en el matrimonio», y leyéndolo ahora, antes de irme a dormir, se me ocurrió chusmear un poco el blog, ya que ponían el enlace en el libro. 

Pero lo primero que veo es un comentario de una chica diciendo que no encontraba a nadie que la ayude a amar a Dios y cree que no existen varones así.
Esto que le estoy escribiendo NO ES UN TESTIMONIO. Pero para ella, y cualquiera más que piense así, le digo: tengo 19 años, una vida muy normal, terminé el secundario y estoy ya estudiando en segundo año de la facultad. 
Trabajo y vivo el día a día como cualquier otro. 
La única diferencia es interior…

Y es que yo ¡Sí! quiero un noviazgo santo.
¡Sí! intento (con la gracia de Dios) amarlo cada día más! Y esa es exactamente la misma razón por la que estoy de novio hace más de un año. 


Desde que nos fuimos conociendo, TODO fue providencial, y  así sigue siendo cada día. 
Doy fe de ello. Así que me entristece muchísimo ver gente así desilusionada, creyendo que tiene que ser monja porque no va a aparecer nadie porque, sin saber cómo, ¡aparece!

«Busquen el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás de os dará por añadidura». 
Hay que intentar hacer la Voluntad de Dios cada día, y absolutamente todo viene por añadidura. 


El matrimonio, justamente, es esa añadidura que Dios pone a nuestro lado, es ayuda que nos falta que se nos añade al costado para guiarnos. 
Pero no se la busca de frente, desesperadamente. Se va a añadir sola. Siempre y cuando «busquemos el reino de Dios y su justicia».


¡Ánimo! que, aunque no lo parezca, hay muchos que todavía quieren correr la carrera al cielo. 
Yo me considero uno de ellos.
Federico 

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