¡BENDITO ACCIDENTE! A RAÍZ DE ÉL ENCONTRÉ A DIOS

De la importancia de conocer a Dios, para relacionarme bien conmigo, con Dios y con el prójimo.


Un testimonio:


Nacida de familia católica, sobre todo mi madre, una mujer de fe y muy piadosa.


Llegada a mi adolescencia, trabajaba y estudiaba, y quise «conocer» un poco más de cerca los distintos grupos de amigos que iba tratando en la universidad y en el ámbito de mi trabajo. Comencé a salir en grupos, a ir bailar, al cine, al teatro, a participar de largas charlas, que después me di cuenta no conducían a nada. Muy apasionada de las modas, de lo último, de lo mejor, me esforzaba para que me vean muy bien. (qué lejos estaba en esa época de saber qué es bien). Y así iba transcurriendo mi vida, en medio de las cosas vanas, superfluas. Ya vivía más de cerca estos ideales, que aquellos otros que había aprendido de muy niña, es verdad que luego de mi primera Comunión, hice muy poco para seguir alimentando mi fe.


Y así, alejada de la Verdad con mayúscula, vivía la verdad de este mundo. Conocí un muchacho, nos enamoramos, y apenas a los 3 meses de noviazgo nos casamos. Nos casamos, pensando que (por inercia) íbamos a estar toda la vida juntos, 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.