Blog destinado a presentar y comentar la Revelación divina acerca del amor humano: Creado según el designio divino, luego caído y herido por el pecado original, después santificado en el pueblo elegido; elevado por fin a Misterio Grande en el sacramento del matrimonio y hoy tan ferozmente agredido.
Continuo diálogo esponsal interior con Jesucristo: Testimonio
…Me acordé que en la estufa habían quedado algunas leñas prendidas y comencé a angustiarme sobre qué sucedería si se incendiaba la casa, si perdíamos todo…
Querido Padre:
Aprovecho un momento de «paz»… el abuelo se llevó a los nenes…
Desde que Usted se fue a Montevideo, siempre me quedaron ganas de escribirle, porque el alma me había quedado muy sensible y notaba todas las tentaciones del demonio en cuanto a esos tormentos del alma femenina, aún en las pequeñas cosas, de los que Usted me habló y habló en la presentación de sus libros sobre el Buen Amor en el Noviazgo y el Buen Amor en el Matrimonio.
Además creo que el demonio me reatacó por haber recibido cierta lucidez. Desde que soy más consciente de esto, veo hasta qué punto esos tormentos nos hacen bolsa interiormente.
Literalmente es así. Yo veo que a mamá la destruyen. Hasta a mi hijita de dos años la pesco con carita triste sin motivo. Cuando me doy cuenta trato de sacarla de eso.
Tomamos esa forma de molde y es tan difícil cultivar el hábito contrario de pensar dialogando con Cristo Esposo en vez de pensar en monólogo o en lo que parece diálogo con una misma. En realidad, no hablamos con nosotras mismas. Es pensar con una línea pinchada por el demonio y con una inteligencia confiscada por el Espíritu enemigo de la mujer.
Se apodera de nuestra mente y la posee. Como Usted dice, nos viola el alma.
En relación a esto, Ud. me había pedido que escribiera un testimonio debajo del escrito suyo en que expone las cuatro cosas que Cristo espera de su Esposa la Iglesia y de cada -Iglesia-Esposa-individual, que es cada una de nosotras.
Le adjunto mi testimonio en un archivo.
Usted decía lo siguiente en el archivito que me mandó:
«El cultivo de la espiritualidad esponsal de la mujer bautizada con Cristo, pasa – dicho en términos generales – por cultivar el hábito de pensar dialogando con Cristo Esposo en vez de pensar en monólogo o en diálogo con una misma.
Porque nunca se sabe cuándo una misma sigue siendo una misma, o ha sido suplantada sin advertirlo por un demonio “disfrazado de una misma” en el espejo interior.
Santa Teresa define la oración como “diálogo de amistad con quien sabemos que nos ama”. Esto implica recibir ese amor de Jesucristo en el propio amor. Y recibirlo en fe. Sabemos en fe que nos ama. Aunque no sintamos nada. Así se empieza. Así quiere Cristo-Esposo que empecemos. Creyendo en su amor, creyendo en su declaración de amor y respondiéndole en fe con un SI. Los sentimientos pueden venir después o no. Y por lo general vienen y llegan a ser muy evidentes y muy fuertes. Cuatro son las actitudes propias del alma esposa de Cristo
y son las actitudes de la Iglesia su novia-esposa, que es la Humanidad amada y amante, Templo que recibe y guarda el amor que Dios le brinda: 1) Confianza (Jesús en vos confío) Cfr. Faustina Kowalska 2) Entrega, docilidad (Hágase en mí) La Santísima Virgen 3) Diálogo interior: Pensamiento o Conciencia dialogal con Jesucristo y el Padre en el Espiritu (Concepción Cabrera de Armida) 4) Hospitalidad: Recibir el amor del Cristo Esposo en el propio amor. Aceptarlo, hospedarlo. (María guardaba todo esto en su Corazón)».
TESTIMONIO
Querido Padre, muchas veces Usted me dijo: “no dialogues con Satanás”.
Me lo decía personalmente o por escrito. Pero yo siempre lo aplicaba a pecados concretos, por ejemplo cuando me hablaba al oído contra mi esposo, contra mi suegro, etc. Y realmente ahí reconocía que estaba dialogando con Satanás, que me decía cosas contra mi esposo o contra mi suegro.
Por ejemplo: cuando yo aceptaba lo que ese pensamiento me sugería o me decía, caía en discusiones.
Pero recibí la gracia de comprender que Satanás dialoga con el alma femenina sutil y continuamente si le permitimos y nos atormenta sin llegar a grandes pecados.
Comprendí esto cuando íbamos en el auto, camino a escuchar su conferencia. Me acordé que en la estufa habían quedado algunas leñas prendidas y comencé a angustiarme sobre qué sucedería si se incendiaba la casa, si perdíamos todo ¡y hasta si nos ayudarían a recuperar lo perdido!
Me sobrecogió una angustia terrible hasta que recibí la gracia de darme cuenta de que venía dialogando con Satanás y me encomendé al Ángel de la Guarda y le pedí que nos cuidara la casa. Además, era un fueguito muy chiquito que si lo pensaba racionalmente no iba a suceder nada porque la estufa es grande.
Otra cosa: yo iba pensando en silencio, quizás si mi esposo me hubiera estado dando conversación, o yo hubiera ido hablando con él, Satanás no me hubiera atacado.
Pero recuerdo que iba en silencio porque mi esposo me había tratado con brusquedad al salir. Entonces iba dolida. Oportunidad que el Demonio también aprovechó.
¡Si mi esposo supiera que basta con alguna palabra impaciente o un gesto hosco suyo, para darme motivo de quedarme callada y que el Otro aprovecha ese silencio para venir a pincharme con su tridente de “miedo-tristeza-ira”!
Aquí también comprendo el consejo que Usted les da a los esposos de dialogar con la esposa, porque si no, es Satanás el que dialoga con nosotras.
Con todo esto recibí una consolación muy grande en el entendimiento.
Veo más claramente las tentaciones de este tipo en mi alma y en las mujeres que me rodean y cómo el tormento que nos provoca ese diálogo nos entristece.
Diálogo interior con el Tentador malvado que nace de pavadas, de cosas pequeñas de la vida cotidiana. Agradezco al Padre del Cielo por todo lo que nos enseña a través de su ministerio sacerdotal. ML