Cuatro actitudes esponsales del alma de la Iglesia-Esposa
Y de la Iglesia-Esposa-individual
El
cultivo de la espiritualidad esponsal de la mujer bautizada con Cristo,
pasa – dicho en términos generales – por cultivar el hábito de pensar
dialogando con Cristo Esposo en vez de pensar en monólogo o en diálogo
con una misma.
Porque
nunca se sabe cuándo uno mismo sigue siendo uno mismo, o ha sido
suplantado, sin advertirlo, por un tentador “disfrazado de uno mismo” en el
espejo interior o en el parlante de la conciencia.
Santa
Teresa define la oración como “diálogo de amistad con quien sabemos que
nos ama”. Esto implica recibir ese amor de Jesucristo en el propio
amor. El pensamiento de Jesucristo en el propio pensamiento, la voluntad de Jesucristo en la propia voluntad. Esto es obra del Espíritu Santo que obra en nosotros lo que Jesucristo nos prometió: «Él os dará de lo mío».
Y
recibir a Jesucristo en fe. Sabemos en fe que nos ama. Aunque no sintamos nada.
Así se empieza. Así quiere Cristo-Esposo que empecemos. Creyendo en su
amor, creyendo en su declaración de amor y respondiéndole en fe con un
SI. Por la ventana de la fe entra en nuestra alma todo lo demás y el Espíritu Santo lo derrama en nuestra inteligencia, nuestros quereres, nuestra voluntad, nuestra imaginación…
Los sentimientos pueden venir después o no. Y por lo general vienen y llegan a ser muy evidentes y muy fuertes. Porque son sentimientos nuevos que provienen de las percepciones interiores de la fe.
Cuatro
son las actitudes propias del alma esposa de Cristo y son las actitudes
de la Iglesia su novia-esposa, Humanidad amada y amante, Templo que
recibe y guarda el amor que Dios le brinda:
1) Confianza (Jesús en vos confío) Cfr. Faustina Kowalska
2) Docilidad (Hágase en mí) La Santísima Virgen
3) Diálogo interior: Pensamiento o Conciencia dialogal con Jesucristo y el Padre en el Espiritu (Concepción Cabrera de Armida)
4)
Hospitalidad: Recibir el amor del Cristo Esposo en el propio amor.
Aceptarlo, hospedarlo. (María guardaba todo esto en su Corazón)