CREACIÓN, CAÍDA Y SANACIÓN
DEL VARÓN Y LA MUJER (1)

1. El ser humano al principio
2. La naturaleza humana herida por el pecado original

[Tomado del libro:
La Casa sobre Roca. Noviazgo, Amistad Matrimonial y Educación de los hijos.
Ed. Lumen, Buenos Aires – México, págs. 83-89]


1. EL SER HUMANO EN EL PRINCIPIO

1) Al principio, el ser humano fue creado por Dios como un lazo armonioso del mundo material y del mundo espiritual. En el designio creador no debía ser ni solamente animal ni solamente ángel. Iba a participar de la condición animal y de la angélica. Ni animal ni ángel, pero asumiendo en sí, en forma humana, lo propio del mundo animal y del mundo angélico. «Los hombres somos totalmente humanos y no animalidad más espiritualidad». Es decir que en nosotros, lo animal está al modo humano, más perfecto que el puro animal. El hombre mira y ve como hombre, no como animal. La vida animal está en el hombre asumida por la humanidad y asumida de manera eminente, perfeccionadamente. De modo que todo en el hombre es humano también su animalidad y su espiritualidad.


Horizonte del tiempo y la eternidad,

de la materia y el espíritu, de lo animal y lo angélico
2) El ser humano es pues una combinación armoniosa de materia y espíritu. En el hombre recién creado se enlazaban armoniosamente lo animal y lo angélico, lo instintivo y lo intelectual. Por eso Aristóteles y Santo Tomás han comparado al ser humano con el horizonte. Así como en el horizonte parecen tocarse el cielo y la tierra, el tiempo y la eternidad, así también en el hombre parecen tocarse lo material y lo espiritual, cuerpo y alma, materia informada por el espíritu, lo animal combinado en un solo ser con lo angélico. [Ver: Santo Tomás de Aquino, CG L.2, c.68, n6; c.80, n.13; Commentarium In Lib. Aristotelis, De Causis Lectio 2 y 9; De Potentia Q. 3 a.9 AG 27]

3) Más aún, el hombre es, entre todas las creaturas, no solamente la única creatura que participa de todos los ordenes creados, desde lo mineral hasta lo angélico, sino la que más participa de la imagen y semejanza divina, de modo que en él, como lo figuró Miguel Ángel en el fresco de la Capilla Sixtina, parecen tocarse también lo humano y lo divino,
4) «Los cielos proclaman la gloria de Dios» afirma el salmista (Sal 18,2). Pero sólo el hombre interpreta esa alabanza y es capaz de cantarla. El mundo material es mudo. El hombre es como el diputado de la Creación para alabar al Creador y reconocer su gloria. Sin el hombre, el universo carecería de inteligencia, de corazón y de voz para conocer, amar y alabar a Dios. Si se extinguiera la raza humana el universo quedaría mudo ante su creador. Más: entre todas las creaturas materiales o visibles, sólo el ser humano fue creado a imagen y semejanza visible de Dios. Es el único ser del mundo visible que espeja mejor la espiritualidad del Creador y que puede entrar en diálogo espiritual con Él. El único ser visible capaz de adorarlo.


La sexualidad humana distinta de la animal

5) De ese designio creador proviene la dignidad del hombre. Y de ahí deriva la diferencia de la sexualidad humana de toda otra sexualidad puramente animal. Es por el matrimonio del hombre y la mujer que se perpetuaría la estirpe de los adoradores de Dios. Por la generación carnal se comunica una imagen y semejanza espiritual. En este sentido, la sexualidad humana es también como un horizonte donde se toca la comunicación del ser visible y el invisible, el carnal y el espiritual, el animal y el angélico, lo instintivo, necesario y lo amoroso y libre, de lo animal se pasa a lo personal.
6) Adán, creado primero, vivía entre los animales y les puso nombre. Es decir tenía de común con ellos el elemento animal de su naturaleza, el cual le daba (y le sigue dando) la posibilidad de comunicarse con ellos, entenderlos, amaestrarlos, domarlos, domesticarlos, gozar de la compañía de algunos. Pero Adán no encontraba entre ellos una ayuda adecuada, es decir semejante a él en cuanto ser humano espiritual, capaz de relacionamiento interpersonal. No encontraba entre ellos otra persona humana como él. Para hacerle compañía espiritual fue creada otra persona humana: la mujer.
7) La preeminencia del factor personal, interpersonal, espiritual, en la mujer se expresa en el relato bíblico en primer lugar por esta finalidad de su creación. Ella es creada para ser la compañera espiritual del varón; para entablar el diálogo espiritual y libre, con un ser que ya tenía una capacidad de comunicación animal con los animales, pero una capacidad insatisfecha de relacionamiento humano, espiritual, interpersonal.
8) Quizás para subrayar que lo más propio de Eva está en el ámbito espiritual, el relato de los orígenes relativiza en ella el elemento corpóreo: Dios no le hace un cuerpo propio, aparte, creado de la misma manera que antes había plasmado el cuerpo del varón. Usa el cuerpo del varón como principio creador del cuerpo de la mujer. La materialidad de su cuerpo es tomada del cuerpo del varón. Y también su nombre es tomado del nombre del varón. «Será llamada varona (isháh) porque del varón (ish) fue tomada». El varón la reconoce y la recupera. Ella se reencuentra en él como en su origen y su contexto de pertenencia: del varón fue tomada…


La misteriosa corporeidad

9) Hay que notar también que según el texto bíblico ella no proviene del cuerpo del varón por generación sino como por partición. Varón y mujer comparten; son copartícipes de una sola carne, un solo cuerpo. Él reconoce en ella la parte que le faltaba y sin la que estaba incompleto. Y ella reconoce en él a aquél de quien proviene y a quien desde siempre pertenecía, sin el cual estaba como perdida e incompleta también.
10) El hecho de que Adán reciba esposa directamente de Dios, establece un parentesco de alianza con su ‘divinum socer’ con su suegro divino (la palabra suegro viene de socer, socio: su Socio divino). La hija funda un parentesco y una relación social entre su padre y su esposo. En ella se anuda la alianza entre dos hombres y entre dos familias. Está llamada a ser factor de unión y de asociación.
11) Al mismo tiempo, la esposa es ‘concedida’ por otro ante el cual se es responsable. Así el varón es responsable ante Dios de la esposa, como el esposo lo es de la esposa ante la familia de la esposa. Pero la entrega de la esposa por parte de los suyos, anuda un vínculo de alianza de parentesco que se espeja en la alianza con el Suegro divino.
12) El modo de creación del cuerpo de Eva expresa, además, una verdad acerca del modo de relación de la mujer con su propio cuerpo. En lo profundo de la experiencia femenina de relación con su cuerpo es como si habitara en un cuerpo ajeno, que no le pertenece. A veces puede considerar su propio cuerpo con cierta distancia y extrañeza y hasta con rechazo. En ocasiones puede sentirse sujeta como sometida a su corporeidad, presa de ella, como la princesa en la torre. A ella le desagrada que atribuyan sus estados de ánimo a causas o concausas físicas. Es como si la dependencia corporal la humillase. Quizás el relato bíblico expresa esas experiencias de la mujer en su corporeidad, mostrando que su cuerpo no es suyo, sino tomado del de Adán; no es otro diverso, sino uno tomado de la carne del varón y que parecería conservar las huellas de una corporeidad ajena, aunque esté informada por un alma femenina. Es como si su destinación creacional a lo espiritual la hiciese padecer a veces su dependencia de lo físico.
13) A la inversa, el relato bíblico de la creación del cuerpo de Eva, expresa la experiencia de relacionamiento del varón con el cuerpo de la esposa. Es como si el varón reclamara el cuerpo de la esposa como parte del suyo y buscara reintegrarlo a sí mismo, reconociéndolo como propio suyo: ‘carne de mi carne y hueso de sus huesos’. Pablo comentará: «Maridos amad a vuestras mujeres como a vosotros mismos… el que odia a su mujer se odia a sí mismo».
14) El modo de creación del cuerpo de Eva expresa también el relacionamiento especial de la participación en un solo cuerpo de ambos cónyuges en la sexualidad humana, diversa de la animal, que tiene lugar en la relación matrimonial. En efecto, la relación, según el designio del principio estaba destinada a ser tanto corpórea como espiritual. Por el matrimonio, ambos se volverían a hacer una sola carne, un solo ser, un solo cuerpo del que ambos dispondrían como dueños en común, como socios en la común y amistosa corporeidad. Serían dos personas habitando la misma carne y compartiéndola, como comparten la misma casa y el mismo lecho.
15) Pablo parece fundar ahí la oblatividad mutua entre esposa y esposo, que era el designio divino del principio y que la salvación cristiana restaura por obra de la gracia sanadora del sacramento del matrimonio: «La mujer no es dueña de su cuerpo sino su esposo, ni el esposo es dueño de su cuerpo sino la esposa» (1 Cor 7,4). El esposo tiene el derecho al cuerpo de la esposa como el Todo tiene derecho a su parte, por que el cuerpo de la mujer fue tomado del cuerpo del varón. La esposa tiene derecho al cuerpo del esposo como la parte tiene derecho al todo sin el cual no tendría sentido. Son el uno del otro, pero en forma disimétrica, no intercambiable. Ella es como la parte del todo, y él como el todo al que pertenece la parte. Ninguno tiene sentido sin el otro y se necesitan el uno al otro. Pertenece el uno al otro.
16) La unidad de origen, anterior a la separación creadora, vuelve a restablecerse en el amor matrimonial cristiano por acuerdo amoroso de ambas voluntades. Cada uno restituye al otro libremente y por amor, lo que le era propio. El cuerpo de la mujer lo restituye ella libremente al varón como al todo del que fue tomado su cuerpo. Y el cuerpo del varón es entregado por él libremente a la mujer como el todo al que la parte tiene un derecho fundado en la voluntad creadora de Dios.


2. LA NATURALEZA HUMANA HERIDA POR EL PECADO ORIGINAL



17) Veremos inmediatamente, cómo, por el pecado original esta feliz dispensación ‘del principio’ se corrompe y el varón [el todo] intenta recuperar totalitariamente a su parte y la mujer [la parte] tiende a querer comportarse como si fuera el todo. El relato bíblico de la creación de Eva muestra ambas relaciones en la perspectiva del designio divino del principio, destinado a la unión feliz de ambos esposos por una relación de auténtica entrega. Y luego muestra cómo el pecado original va a alterar las relaciones haciéndolas posesivas en vez de generosas; divisoras en vez de unitivas. El modelo posesivo, característico del hombre viejo, que se reserva a sí mismo sin entregarse y procura apoderarse del otro, manipularlo, usarlo, es considerado por Pablo como una especie de estafa: «no os defraudéis el uno al otro» (1 Cor 7,5). Pero de esto corresponde tratar en otro lugar. De ahí que las relaciones entre varón y mujer podrán vivirse sabiamente si se viven en gracia o insensatamente si se viven según el pecado original y los pecados que de él derivan.

18) El pecado original hirió la naturaleza humana. ¿Cómo? En su relación con Dios, y a causa de ello en todas sus demás relaciones: consigo mismo, con el otro, con el mundo.
19) Dejó al hombre ciego para el bien que es Dios mismo. Desde entonces el hombre vive en un estado de acedia: ceguera espiritual para percibir a Dios como su Bien supremo. Y de esa ceguera derivan todos los pecados contra Dios: indiferencia, tibieza, ingratitud, hasta la rebeldía y el odio.
20) Herida su naturaleza en la capacidad de conocer la Bondad suprema de Dios, como su Fin último, el hombre se dispersa en la búsqueda de bienes con que saciar su sed de bien. Sobreviene así la concupiscencia de la carne (los instintos animales, del cuerpo) y la concupiscencia de los ojos (los apetitos espirituales, del alma).
21) El pecado original desequilibró la armonía entre el elemento material, físico y animal de la naturaleza humana, con su elemento espiritual. Produjo en Adán y Eva – y trasmitió a toda su descendencia – una ceguera para Dios y una equivocada percepción de la jerarquía de los bienes; un desequilibrio entre lo instintivo, lo afectivo y pasional por un lado y lo racional por el otro.
22) Importante: 1) según la visión católica, la naturaleza humana es buena por ser creada por Dios, pero ha sido herida por el pecado original y necesita ser sanada por la gracia. 2) Según la visión protestante, el pecado original corrompió totalmente la naturaleza, de modo que de ella no puede venir nada bueno sino solamente pecado. ‘Es inevitable pecar, pero que no se sepa’. Frente a este pesimismo, 3) la visión freudiana y del psicologismo considera que la naturaleza del hombre es buena y uno se debe abandonar a la guía de sus impulsos. ‘No te reprimas, realizate, hacé la tuya, al nene no lo corrijas’.




PARA COMENTAR

1) Comentar la condición del hombre como horizonte de materia y espíritu, tiempo y eternidad, instinto y amor, animal y espíritu. Comentar las consecuencias del pecado original.
2) Comentar las experiencias ante el propio cuerpo y ante el cuerpo del otro que se expresan en el relato de la creación de Eva tomada del cuerpo de Adán: Don Todo incompleto y Doña Parte incompleta?. ¿Qué sugiere esto en la disimetría de su actitud del uno ante el otro?
3) ¿Cómo se pasa de la actitud generosa a la actitud posesiva? ¿Y al revés, por la gracia

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