Marcela se pregunta si su actual novio la quiere de veras
Emprendemos con ella un camino de discernimiento
Hola Padre.
Al ver las historias que publica en el Blog del Buen Amor y sus consejos pensé en Ud. para que pueda orientarme en medio de la situación que estoy pasando.
En este último tiempo noté que espero de las personas cosas que ellas no siempre me dan y que eso es causa de mis decepciones. Así planteado parece un problema fácil de solucionar: tendría que limitarme a no esperar nada de los demás y así no sufriría más desilusiones. Pero: ¿qué es lo que yo espero? Espero que los demás sean conmigo como yo soy con ellos, espero recibir el mismo trato que doy a los demás. Y yo no trato a los demás de tal o cual forma para conseguir un cierto «resultado» a mi favor, sino que busco ser atenta y cariñosa con todos, sobre todo con las personas que quiero. Y es aquí donde se podría decir que empieza mi problema.
Yo trabajo y además estudio en la universidad; sirvo en mi comunidad desde distintos lugares. Actualmente estoy de novia con una persona que, como yo sirve, en su comunidad en todo lo posible, y a veces parece que hiciera más de lo que puede.
Necesidad de sentirse querida
Hoy descubro que en mis relaciones, ya sea de amigos, y sobre todas las cosas, mis noviazgos, traté de cubrir esa necesidad, lícita o no, de SENTIRME querida. Yo sé que hay mucha gente que me quiere, pero una cosa es SABERLO y otra muy distinta, al menos para mi, es EXPERIMENTARLO.
Mi novio se llama Gabriel y al igual que yo, quiere formar una familia cristiana. El no tiene nada que ver con los otros novios que tuve antes. Es una persona con mucho empuje y con la que tengo en común el trabajo dentro de la comunidad. Él es de otra parroquia, pero entre otras cosas, lo que me gusta de él es que entiende qué es para mi servir a Dios porque él mismo lo hace.
Mis novios anteriores estaban muy pendientes de mí y cada vez que algo me hacia sentir mal, ellos procuraban consolarme. También les gustaba compartir todo el tiempo que fuera posible y eran muy complacientes conmigo, eso es algo que descubrí hace poco. Gabriel no es complaciente y de alguna manera me pone límites en el sentido de que él no me dice que sí a todo, de que no pasa todo el tiempo posible conmigo, que no siempre trata de consolarme cuando me siento herida. Esto me confunde. Quiero que me demuestre que me ama con hechos y con palabras. Claro que él lo hace, pero no de la forma que quisiera. Sus múltiples actividades parroquiales le insumen buena parte de la semana.
A él lo conocí a través de mi confesor. Gabriel vino a la parroquia a hacer unos trabajos durante la remodelación del templo. La familia de Gabriel tiene una empresa familiar. Él y su padre son herreros y trabajan en ella. Además de su ocupación, él es catequista, está al frente del coro de su parroquia, y siempre está pendiente de si falta algo por hacer. Él es muy apreciado por su comunidad.
No me da todo el tiempo que me gustaría
El problema con mi novio es que no me da todo el tiempo que me gustaría, que es lo que recibía de mis novios anteriores. Sí, son odiosas las comparaciones. Pero no sé si tengo derecho a pedir a mi novio más atenciones que las que recibo. Con él paso unas pocas horas a la semana. Y todo porque si no soy yo quien no tiene tiempo, es él. Ahora que el año se está terminando trato de no tomar más responsabilidades para tratar de tener más tiempo libre.
No es que quiera simplemente pasar el rato con alguien que me gusta, sino que también trato de conocer mejor a mi novio para descubrir si es él o no la persona indicada para formar la familia que quiero entregar a Dios.
Pero parece que mi novio no ve las cosas así. Varias veces le hice estos planteos pero su respuesta fue que él tiene muchas responsabilidades. Y en otra ocasión, me dijo que cuando se casara va a dedicarse de lleno a su esposa. Pero con este ritmo de vida que lleva no sé si será capaz de cambiar. Hasta estoy empezando a preguntarme por qué se llena de obligaciones.
Ya hubo una separación y Marcela le pidió que volviera
A causa de mi malestar, él me pidió pasar un tiempo solo para pensar.
Estuvimos separados varias semanas y volvimos a juntarnos porque yo se lo pedí. Me dijo que si no creyera que yo puedo ser su esposa no estaría conmigo, que si no me amara nunca hubiera vuelto, pero siento que yo soy la última persona en su vida.
Hoy en día con lo populares que son los celulares y el acceso a internet se pueden acortar distancias con el chat y con los mensajes de texto. Cuando sólo éramos conocidos no pasaba un sólo día sin que nos pusiéramos en contacto. Hoy, a casi 9 meses de relación, hay ocasiones en las que puede pasar varios días sin decirme nada.
Me pregunto si es posible de que se olvide de su novia entre tantas actividades que le insumen toda su atención. Si se acordara de mí, ¿no tendría al menos la delicadeza de decirme que está bien, de preguntarme cómo me fue durante el día, a pesar de que está muy ocupado? ¿O yo soy muy exigente?
Esta situación me desconcierta. Hay veces en la que me siento abandonada por él.
Espero haber planteado claramente lo que me está pasando y que pueda ayudarme. Marcela
Querida Marcela:
Está muy clara tu carta.
Quizás los noviazgos anteriores te crearon un hábito de relacionamiento con los novios que ante otro tipo de relacionamiento con tu actual novio, te desconcierta.
Quisiera saber una cosa: Con tu novio actual ¿oran juntos? ¿Lo hacías con tus novios anteriores?
Sin ánimo de darte una receta como respuesta, me atrevo a invitarte a que medites el relato del Génesis acerca de la creación de Adán y Eva y ores pidiendo luz para entender y discernir bien.
Lo que yo veo en la Sagrada Escritura es que Adán trabajaba en el Paraíso. Y que después del pecado original, su misión siguió siendo la del trabajo, aunque ahora fatigoso y lacerante por los cardos y espinas. Veo también que apenas creado, antes de que el Señor creara a Eva para que fuera su auxilio, Adán tenía a Dios como su primera y única relación. Es decir que Adán era un ser religioso antes que convertirse en un ser social. Y que se convirtió en un ser social gracias a la creación de Eva, pudiendo ser primero esposo y luego padre de los hijos que Eva le fue dando.
Veo también que no fue creado Adán para Eva, sino que Eva fue creada para Adán.
Veo que Adán al despertar del sueño, la miró y la reconoció como carne de su carne y huesos de sus huesos.
Veo que Adán fue amasado del barro y se le sopló un espíritu en la nariz. Mientras que Eva fue creada de carne humana, una materia ya animada por el soplo.
Veo que Eva no fue amasada, sino, como dice el texto: construida (como una casa, un templo, una ciudad) y por eso hecha habitable, acogedora física, anímica, espiritualmente. Adán era el jardinero del paraíso y luego del pecado, el labrador de la tierra. Eva era la amiga del jardinero, la madre de los hijos para que el jardinero tuviera hijos y no estuviera solo. Ella era una primera compañía, pero su misión era multiplicar los hijos y la vida, para darle a Adán, como don de su amor de esposa, una familia, una ciudad, una nación.
Luego del pecado ella quedó herida en sus amores esponsal y materno, por el temor a los males que le podían venir del esposo, herido por el pecado original, que podía dominarla, traicionarla, morírsele, no entenderla o… ser simplemente varón y no mujer. Y también de los dolores y sufrimientos que le podían ocasionar los hijos.
Me parece ver que en este momento lo que te atormenta más es no saber. No saber si tu novio actual te quiere verdaderamente. Es decir, la duda. Y para tratar de salir de tu duda, comparas el comportamiento de tu novio actual con los anteriores. Y como ves tantas diferencias, eso aumenta tus dudas.
Pero me pregunto si ese deseo de ser atendida y tenida en cuenta no es parte de tu herida de hija de Eva y un reclamo de que tu novio sea para ti y no tú para tu novio. Y también me pregunto si, aún sin darte cuenta, y aunque te parezca que eres amable sin ánimo de comprar el amor de los demás con amabilidad, cuando te declaras decepcionada por la falta de correspondencia, no se está poniendo de manifiesto que esperabas conseguir el amor dando amor.
Ahora intercalo una anécdota: Me contaba alguien que hoy es ya mayor y ha criado una familia numerosa, que cuando él era joven, era un activista católico formidable. Profesor y celador en un colegio católico, metido en una editorial católica que él mismo dirigió, viajó a Garabandal para las apariciones marianas que difundió en la Argentina, estuvo en Madrid y en Roma con el famoso padre Menvielle, a cuyo grupo de jóvenes apóstoles pertenecía. Conoció a su esposa en una conferencia que daba informando acerca de Garabandal.
Y me decía que, cuando se casó, se dedicó a su familia. Y sus amigos vinieron un día a la puerta a reclamarle que por qué se estaba retirando de la acción. Y él les explicó que ahora estaba casado y que tenía que atender a su esposa y la familia que iba a venir.
No sé si será el mismo caso de tu novio, pero te lo cuento para que veas que eso es posible, aunque no te puedo asegurar que tu novio sea igual.
El amor que tiene el hombre a la mujer, no es lo mismo que el que tiene la mujer al hombre. Ambos quedaron además heridos por el pecado original de manera distinta y eso crea un malentendido y una dificultad para ponerse en el lugar del otro.
Bueno te mando esta primera respuesta. Espero el eco de lo que te sugiere y despierta en ti.
Padre Horacio