Marcela se pregunta si su actual novio la quiere de veras
Hola estimado Padre Horacio!
Gracias por responder pronto.
Efectivamente, el modo de relacionarme con mis novios anteriores es muy distinto de éste, y me confunde.
Con ellos tuve oportunidad de orar: con uno para pedir a Dios que nos tuviera unidos y que pudiéramos casarnos. Él falleció en un accidente mientras iba de viaje a visitar a sus padres que viven en el interior y nuestro sueño no se pudo concretar. Estábamos muy, pero muy bien, y no podía entender por qué Dios había permitido esto, ¡realmente no podía! Me preguntaba si él tenía en mente otra cosa para mí, otra cosa que no fuera el matrimonio. Este hecho me hizo cuestionar un montón. Hablando esto con mi confesor me dijo que orara para tener la certeza de lo que Él había pensado para mi. Lo que pasa es que el matrimonio es algo que hace tiempo que quiero, pero estos sucesos me hacían pensar que mis deseos no fueran los de Dios.
Al año siguiente conozco a Eliseo,
Con Gabriel ocurre algo que no debería, y es que a pesar de ser ambos personas que procuran servir a Dios en todo lo que nos sea posible, nunca compartimos una misa y menos un rato de oración. Bah, en realidad una vez fuimos a Luján, pero cuando llegó el momento de rezar el rosario, él se fue a cargar la imagen de la Virgen que iba en procesión dentro del templo.
Yo un par de veces lo invité a venir a mi parroquia, pero por una razón o por otra no vino. Y él tampoco me invitó a la suya.
Además no fui presentada a su familia aún (¡hace nueve meses que estamos de novios!). Él si quisiera lo podría hacer, ya que no tiene las dificultades que yo tengo en mi casa para llevarlo. Mis padres después de que Eliseo me dejó, no quisieron saber nada con que les presentara algún otro novio, porque no quieren encariñarse y después sufrir otra vez.
Al principio Gabriel me decía que pronto me presentaría a sus padres pero ahora ya no menciona ese tema. Y eso me hace pensar que alguna duda debe tener con respecto a nosotros. Varias veces le reclamé por el poco tiempo que podíamos pasar y que a mi modo de ver él debería dejar que los demás asuman las responsabilidades, que él no tiene que hacer todo. Lo que ocurre es que lamentablemente la gente no se compromete y espera que sea otro el que haga las cosas. Es algo que uno puede ver en todos lados, no sólo en la iglesia.
Entonces su respuesta es «no puedo», «tengo muchas responsabilidades», «estoy muy ocupado», «tengo que hacerlo».
Entiendo que él tiene que estar con su familia, y está bien. Además su hermana menor está embarazada y el padre de su bebé nunca la ayuda en nada (ellos no están casados). Y de tanto en tanto ella tiene discusiones con ese hombre. Cada vez que ella tiene que ir al médico, Gabriel falta al trabajo y la lleva. Eso es un buen gesto, pero cuando yo le pido que nos veamos, si tiene que elegir entre acompañar a su hermana o estar conmigo, me deja de lado, a pesar de que la hermana mayor y los papás puedan hacer lo mismo. Como si fuera poco, en estos días habrá un encuentro de coros parroquiales que él mismo organizó. A eso le dedica buena parte de su tiempo fuera de la herrería.
Hace tiempo que me siento la última persona de su lista
Hace un tiempo que me siento la última persona de su lista, y eso me pone muy mal. Muchas veces cambió el horario de nuestras citas a último momento o directamente las canceló porque tenía un compromiso parroquial, o laboral, o uno familiar. Y por eso, algunas veces podemos vernos a duras penas una vez en la semana. Para mí eso es muy poco. Yo no pretendo que esté conmigo casi todos los días de la semana como hacía con los otros novios que tuve antes; entiendo que Gabriel está muy ocupado. Y lo que pretendo es que al menos algunas cosas sean como al comienzo de nuestra relación: varios mensajes de texto al día si no podíamos vernos, alguna que otra llamada, chatear, invitarme a sus reuniones con amigos.
Me insinuó tener relaciones poco después de conocernos
Es como si ya estuviera seguro de que me tiene y por eso ya no es tan atento. Hasta me parece que dijera más seguido que me desea en vez de decirme que me ama. Es más, a pocas semanas de ser novios me insinuó tener relaciones pronto. Y de tanto en tanto me dice que le gustaría llevarme «a un lugar más cómodo» pero ya no dice nada de hacerme parte de sus cosas. A pesar de eso cuando me ve mal me dice que si no creyera que nosotros dos podemos tener un futuro juntos, no estaría conmigo. Entonces no sé qué pensar.
Con respecto a mis atenciones a los que quiero, no creo que lo haga con la clara intención de ser correspondida, pero ¿a qué persona le da igual ser querida o ignorada? Hasta los actos más altruistas están contaminados por la búsqueda de algún tipo de reconocimiento. Yo procuro ser atenta o al menos mínimamente educada con todos porque sé que es feo el maltrato, porque yo lo viví en mi familia y sé que es horrible.
Yo siendo niña ví cómo las discusiones de mis padres terminaban a los golpes, con mi madre yendo al hospital para curarse las heridas que recibía, cómo mi padre después de tomar rompía cualquier cosa porque sí y hacía otras cosas por el estilo. A pesar de todo esto sé que Dios me cuidó y puso delante de mí un modelo a NO seguir en muchos aspectos. Cuando algo no me gusta trato de decirlo con cuidado de no ofender a nadie. Incluso a veces, me callo, pero en la medida de lo posible hablo, porque con el silencio las cosas no se arreglan.
Obvio que en ocasiones es mejor callar para no echar más leña al fuego… Y es por eso que la última vez que nos encontramos mi novio y yo, él, al verme con mala cara me preguntó qué me pasaba. Yo me limité a decirle que lo extraño mucho, pero no más. No quise hacer reclamos. Su respuesta fue «no tengo más tiempo». Entonces, ¿no tengo ningún derecho a nada? ¿Tengo que seguir esperando que él tome la iniciativa de todo? ¿Tengo que seguir dejando que sea él el que decida cuándo nos vemos y cuándo no? ¿Que él cambie los planes a último momento y yo no decir nada, porque los motivos son loables?
¿Que yo haya reservado tiempo para él y deje de lado otras cosas no tiene valor?¿Por qué no puedo pedir lo mismo que doy? ¿Sólo puedo conformarme con que me sea fiel y nada más? Es feo lo que voy a decir, pero ¿por qué no puedo pedir lo que otras parejas tienen: tiempo, salidas con amigos, alguna tarde para nosotros solos aunque más no sea mirando la tele, compartir alguna actividad…?
Algunos amigos con los que hablé esto me dicen que soy tonta por darle tanto margen a mi novio, incluso uno me dijo que lo dejara, luego de pedirle su opinión como hombre.
Yo quiero que la gente que quiero y que me quiere sea demostrativa, afectuosa. Es lindo ver cómo el otro se pone contento con un detalle que uno haya tenido: un piropo, un regalito, una ayuda con alguna tarea… ¿Eso está mal? ¿Está mal tratar de ser útil, tratar que mi vida valga la pena haciendo feliz a alguien? ¿En qué me estoy equivocando?
Espero ansiosamente su respuesta.
Marcela
Querida Hija (permíteme que te llame así)
Es un mal signo que tu novio no ore contigo y no acepte la invitación a orar. Es posible y sucede a veces que alguien trabaja en la Iglesia no por verdadera devoción y amor a Dios, sino por una especie de inconsciente búsqueda de protagonismo y de sentirse importante, por un cierto narcisismo que en el fondo es una idolatría de sí mismo. Y por lo que me cuentas, es lo que me está pareciendo de tu novio. Que la suya no es verdadera virtud de religión, sino una especie de oculta superstición y adoración de sí mismo en las cosas de Dios. Cuando un hombre ama verdaderamente a una mujer, desea estar con ella, salir con ella, compartir con ella, hablar con ella, confiarse y comunicar con ella, escucharla… El que no te haya presentado aún a su padres es un mal signo, no solamente de tu novio sino del ambiente o clima de su familia.
Y ni qué decir que a poco de haberse conocido te haya insinuado tener relaciones ¡Qué fe tiene ese hombre?
En la Iglesia lo único que corresponde hacer es celebrar digna y fervorosamente los sacramentos. Hay un cierto activismo pelagiano que pone la vida de la Iglesia más en las actividades humanas de los fieles que en la receptividad para la gracia de Dios. Y tu novio debe compartir esa falsa espiritualidad pelagiana, en la que el hombre y no Dios es la causa eficaz y santificadora. Por eso se siente importante y no puede dejar las cosas en la mano de Dios. Cuando su respuesta es «no puedo», «tengo muchas responsabilidades», «estoy muy ocupado», «tengo que hacerlo» ¿él se cree Dios?
Además se mide todo por el número, y no por los frutos espirituales. Y el número es importante porque es allí donde se pone la gloria. Lo lamentable es que en la Iglesia suceda lo que en todos lados. Eso significa que la Iglesia o los católicos están mundanizados y no tienen capacidad crítica para darse cuenta de que están mundanizados hasta en su religión.
Tienes razón en tus reclamos. Con poco tiempo para ustedes no puede crecer la amistad. Sobre todo porque de parte de él no hay interés o deseo de cultivarla. Pero el caso opuesto era una exageración y eso es malo para el noviazgo porque produce un desgaste de la relación. Quizás es por falta de cultura familiar, pero no me parece lo que hace tu novio sean las actitudes de un hombre realmente enamorado.
Y si fuera religioso, ciertamente debería ser otro su discurso, porque Dios debería entrar en sus pensamientos y por lo tanto en sus expresiones, en su visión acerca de su relación. Es otro signo que me hace dudar de la autenticidad de su religiosidad. Con lo cual no quiero decir que tenga una intención dolosa, sino que tiene una visión errónea de la vida de fe católica. Y una ignorancia grande de lo que es el matrimonio como sacramento.
Tienes razón, a nadie le gusta pasar inadvertido. Todo es cuestión de la medida y la discreción en no excederse ni desordenarse y eso es asunto de gracia divina que debemos pedir y recibir. Y con respecto a los actos altruistas, yo diría más bien están mezclados con la búsqueda de reconocimiento, no contaminado.
El menos-precio
Además, el maltrato no solamente consiste en el castigo verbal o físico, pero también en el menos-precio, o el des-precio. Y creo que es esto lo que te está sucediendo con tu novio. Creo que llega la hora de que hables seriamente con él, planteándole que como sigue sin cambiar, consideras que debes cortar. Cuando él te dijo «no tengo más tiempo» hubiera sido el momento de decir la verdad y plantear la situación. Puedes volver sobre este episodio y reevaluar su respuesta.
Si no das a conocer tu corazón de mujer, él no lo conocerá nunca. Su respuesta de falta de tiempo es como para contestar, «si no puedes cambiar no podré ser tu mujer, mejor cortemos ya». Si no quieres cortar del todo de entrada, propón un corte por un tiempo, porque las personas no son dueñas de sus hábitos y necesitan cierto tiempo para cambiarlos. No debes seguir perdiendo tiempo en relaciones que no te dan seguridad del amor del otro.
Tienes derechos como novia, pero el que no los ejercita los pierde. Tampoco tienes que seguir esperando que él tome la iniciativa de todo y si él hoy cambia lo acordado, mañana cambiará hasta el pacto matrimonial. Para un ídolo, para un individualista radical, lo único que tiene valor es él mismo, por eso te digo que me parece que el perfil personal de tu novio es el del individualista moderno, que solamente tiene derechos pero que se considera el centro del mundo, porque se ha puesto en el lugar de Dios.
No lo encuentro feo de tu parte, sino muy razonable y bien mirado, eso de querer tener esas cosas que tienen otras parejas. Me inclino a coincidir con el consejo que te dio de ese amigo varón, que, como varón ve claro que ese muchacho no te está dando los signos del varón enamorado.
Más bien te busca por alguna forma de su propio interés, como una pieza en el proyecto de su autorrealización personal y de su propio culto del YO.
¿No has leído las cartas de José y Felicita, Una historia de amor que yo publiqué? Creo que te estás equivocando en seguir con él por miedo a no encontrar otro. Me parece también que has tolerado demasiado tiempo el destrato y la desconsideración de parte de tu novio y que eso empieza a deteriorarte psicológicamente y hacerte dudar de ti misma y de tu sano juicio. Si sigues así terminarás sacrificando a un ídolo tu dignidad de hija de Dios.
Padre Horacio