DIOS NOS SALVA EN LA NOCHE [2] – Las Noches de Jesús el Mesías

Quiero comentar el texto sobre las cuatro noches de que nos hablan las tradiciones judías precristianas, pero ahora en relación con nuestras fiestas de Navidad , Pasión y Resurrección.
Sumando las tres noches de la tradición judía con  las tres noches del Mesías en el Evangelio, tenemos el número de seis noches.
Pero hay una séptima noche, que abarca hasta el regreso del Señor para las bodas con la Iglesia.
Así se completa el número nupcial de siete noches y se consuma el paralelismo de los siete días del Génesis que es el de las bodas de los primeros padres de la humanidad.

Y la boda del Verbo  hecho hombre con la humanidad divinizada.
Esta noche tiene siete momentos que son los de las siete Iglesias del apocalipsis, el candelabro de siete brazos, árbol de luz y de  la vida que se consuma en la historia del amor de Dios con la Humanidad redimida. El retablo de nuestros altares repite el tema simbólico del árbol de siete brazos, con los seis candeleros y el Cristo crucificado como luminaria central.


Van ahora comentarios míos y de otros autores y padres de la Iglesia
sobre los misterios de las noches del Mesías Jesucristo

COMENTARIOS
   1) El antiguo texto judío que he citado en extenso, es la glosa o comentario del Éxodo 12, 42, que sigue a continuación de su traducción al arameo palestinense.
2) Este texto targúmico llama nuestra atención sobre cuatro noches:
a) La noche de la creación (Génesis 1)
b) La noche de la promesa y de la Alianza con Abraham: Génesis 15; 17; 22.
c) La noche de la liberación de Egipto o noche de Pascua: Éxodo 12
d) La «noche del Mesías» o de la redención definitiva.

Los intérpretes deducían que si Dios había hecho de noche sus grandes gestas pasadas, también realizaría de noche esa gesta futura.
3) Con esta noche se conectan también textos como Números 22, 20; 24, 7-8; 24, 17ss; Isaías 60, 1-3ss; Sabiduría 18, 14-16
4) Dios ama actuar en la noche, hablar y comunicarse en la noche, cuando los hombres duermen y los fieles velan [véase el dicho de Jesús en Juan 11,8). Así se muestra en sueños a Jacob (Génesis 28, 10-22); se manifiesta en sueños a José (Génesis 37, 5-11); habla por la noche al niño Samuel (1 Samuel 3, 1-21); instruye en sueños a Daniel (Daniel 7, 1-28). Las noches del Mesías
5) Esta traducción y comentario targúmico de Éxodo 12, – repito – data de los tiempos de Cristo y proviene del medio palestino. Jesús lo escuchó en la Sinagoga, como traducción y explicación del texto hebreo; lengua que el pueblo no entendía ya. Y comprendió sus propias noches a la luz de las noches del Padre.
6) Es en la línea de estas noches del Señor en las que el Señor obró que Jesús pudo interpretar y comprender el sentido divino y salvífico de sus propias noches: «las noches de Cristo»: Nacimiento, Huida a Egipto, última Cena, traición de Judas, agonía en el Huerto de los Olivos, prisión y juicio inicuo, Resurrección.
7) También es posible considerar cómo Cristo tuvo en cuenta estas obras nocturnas divinas cuando oraba de noche, cuando de noche caminó sobre el mar, o cuando se entrevistó de noche con Nicodemo, o cuando aludió a la noche en el episodio de Lázaro.
8) Jesús sufre cruelmente durante las cuatro vigilias de la noche de la Pasión. La última cena, el Huerto, la prisión, los juicios, la condenación injusta, la flagelación y la coronación de espinas.
Es una noche en que Dios mismo está en vela toda la noche, sufriendo por nosotros, amando y redimiendo.
El oscurecimiento desde la hora de sexta a nona constituye algo así como una noche en pleno día, para recibir el grito de Jesús: «Padre, en tus manos entrego mi espíritu»
y el último aliento de Jesús [Lucas 23, 44-46].
Dum magnum silentium teneret omnia…
El Espíritu del amor irrumpe incontenible. El Padre acaba de glorificar a Jesús su Hijo, mostrándolo en su gloria de Hijo obedientísimo a todas las generaciones de los hombres.Un grito en el silencio de la Noche: Navidad, Jueves y Viernes Santo

9) La liturgia de Navidad nos enseña a asociar Sabiduría 18, 14-16 con la Encarnación del Verbo y el Nacimiento de Cristo.
10) ¿Nos sorprende el contraste casi contradictorio y antitético del grito de guerra en la noche de paz? ¿Qué tiene que ver este grito de un guerrero con el vagido de un niño recién nacido?
11) Sabiduría 17-19 es un comentario a la noche de la liberación de Egipto, narrada en Éxodo 12. Allí Dios aparece como un guerrero que acude a liberar a su primogénito y hiere a los primogénitos de sus opresores. El Dios goel aparece así como el vengador de sangre, que viene a vengar a todos los niños hebreos sacrificados por los opresores.
12) La liturgia retoma el recuerdo de la Pascua antigua, que es una vigilia o vela guerrera de Dios en la noche de la salida de Egipto y del exterminio de los primogénitos de Egipto, y lo relaciona, sin temer el contraste, más bien contemplándolo con asombro y admiración, con una inteligencia profunda de la novedad del cambio. La Navidad se presenta así como una pequeña Pascua que adelanta la gran Pascua y aquél mediodía en que se oscurece el cielo como si fuera de noche y Cristo expira «con un gran grito».
13) El escenario del nacimiento es un escenario nocturno. Lucas lo subraya: los pastores guardan el ganado. Él recogió – nos dice – lo que los testigos oculares vivieron desde el comienzo, en palestina. El que según la tradición retrató a María, la conoció de vista y recogió su testimonio ocular, acerca de las cosas que ella «guardaba en su corazón». Nos lo dice dos veces.Un gran silencio
14) Sabiduría 18, 14 nos habla del gran silencio de la noche, en medio del cual silencio Dios pasa realizando sus gestas. El Targum Neophyti y Éxodo 12 explican la celebración nocturna de la Pascua como una vigilia en memoria de aquella otra vigilia de Dios.
15) En el Evangelio abundan las invitaciones a velar y a orar. Y a esperar al que vendrá no se sabe en cuál de las cuatro vigilias de la noche. Hay que estar vigilantes porque no se sabe cuándo vendrá. Vendrá como un ladrón, cuando menos se lo espera. O vendrá como el novio que sorprende a las vírgenes necias.
16) La misma visión está detrás de la pequeña parábola del amigo importuno e inoportuno que viene a golpear la puerta de noche, cuando los niños ya están dormidos y el amigo acostado.
17) De noche, Dios no duerme: «No duerme ni reposa el centinela de Israel» (Sal 120, 4).San Ignacio de Antioquía
18) San Ignacio de Antioquía se refiere a menudo al Silencio, como nombre de Dios, o como actitud cristiana: «Más vale callar y ser que hablar y no ser. Bien está el enseñar, a condición de que, quien enseña, haga. Ahora bien, hay un Maestro que dijo y fue” [sucedió que dijo. Alusión al relato de la Creación, donde Dios dice y sucede lo que dice, con palabra eficaz. «La palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos»(Hebreos 4, 12).
Es, una «espada del espíritu» (Ignacio a los Efesios 6, 17].
“El que de verdad posee la palabra de Jesús, – continúa san Ignacio – puede también escuchar su silencio, a fin de ser perfecto [«Como el Padre celestial es perfecto» (Mateo 5, 48).
De esta manera, según lo que habla [así también obra, como Dios lo hace en la noche de la creación]; y por lo que calla es conocido» [A los Efesios XV, 1-2].
19) Los misterios de Dios los llama San Ignacio de Antioquía, misterios sonoros, estentóreos, misterios de grito o a gritos: «Y quedó oculta al príncipe de este mundo la virginidad de María y el parto de ella, del mismo modo que la muerte del Señor: tres misterios sonoros que se cumplieron en el silencio de [la noche de] Dios» [A los Efesios XIX, 1].
20) Aquí asocia san Ignacio de Antioquía la noche de la Navidad con la noche de la Pasión y muerte del Señor. La liturgia de Pasión y Resurrección también están transida de la memoria de la noche en la que Dios obra la Redención. La noche del Mesías. Las noches del Mesías. El primer vagido del infante y el gran grito y último suspiro del que muere en Cruz resuenan en la noche de Navidad y en las tinieblas que cubren la tierra el Viernes Santo, cuando Jesús expira.
21) La noche de Navidad y la Estrella de Navidad, nos invitan, como la noche de Pasión y la de Pascua, a escuchar el silencio de Dios. Un silencio digno del Padre, que habita el silencio, pero que pronuncia su Palabra e ilumina la noche con la estrella de Cristo. Cristo saber escuchar el silencio del Padre y sabe interpretar el por qué es abandonado en manos de los hombres, como profetizaba de él el Salmo, inspirado para Él y para el momento que había de recitarlo en Cruz; para anunciar el nombre del Padre a sus hermanos, y revelar la justicia filial «al pueblo que ha de nacer» de la sangre de su cruz y del agua de su costado [Salmo 21, 2. 23.31-32].
22) Inmediatamente se pregunta San Ignacio de Antioquía cómo es que, entonces, estos misterios fueron manifestados a los siglos: «Ahora bien, ¿cómo fueron manifestados a los siglos? Brilló en el cielo un astro” [Es de noche por lo tanto. Parece aludir claramente a la estrella de los Magos de Oriente, de que nos habla San Mateo, y que evoca el astro que predice Balaam en Números 21] Y continúa diciendo que ese astro era: “más resplandeciente que los demás astros. Su luz era inexplicable y su novedad produjo extrañeza [¿en los Magos?]. Y todos los demás astros, juntamente con el sol y la luna, hicieron coro a esta nueva estrella; pero ella, con su luz, los sobrepujaba a todos. Sorprendiéronse las gentes preguntándose de dónde pudiera venir aquella novedad tan distinta de las demás estrellas. Desde aquél punto quedó destruida toda hechicería y desapareció toda iniquidad. Derribada quedó la ignorancia, deshecho el antiguo imperio desde el momento en que se mostró Dios hecho hombre para llevarnos a la novedad de la vida perdurable, y empezó a cumplirse lo que en Dios era obra consumada. Todo se conmovió desde el instante en que se meditaba el aniquilamiento de la muerte»[ A los Efesios XIX, 2-3].

Nota: Sobre la historicidad de este fenómeno celeste puede verse estas páginas http://www.bethlehemstar.net

23) El texto del Targum Neophyti que leímos habla del Verbo de Dios (Memrá di Adonay) como luz en la noche. Según Juan 1, 4-5- 9; y 8: El Verbo era la luz que vino a los suyos (Cfr. Sabiduría 17). También es interesante tomar en consideración en relación con esto la misteriosa palabra de Jesús en Juan 11, 8-10 , que quizás ayuda a comprender mejor el sentido de la insistencia de Juan en recordarnos que cuando Judas lo traicionó, era de noche (Jn 13, 30).
24) Velar se dice de la fe. Creer es velar. No creer es como un dormirse, que no permite asistir a las acciones secretas, ocultas, nocturnas, de Dios. Los fieles velan creyendo y esperando la intervención de Dios. Porque en la noche, tiempo en que los hombres cesan de obrar, las obras de Dios se demuestran inconfundiblemente suyas. En la noche, resalta que la acción es de Dios. Velamos en la noche de la fe. Y esa noche se transforma en luz nocturna.
25) Orando: Venga tu Reino, instamos hasta la importunidad a un Dios que parece dormir.
26) Jesús meditó estas palabras que estaban escritas de Él y para Él. Las comprendió como dichas de sí mismo y de sus noches. Él también entendió el sentido de nuestras noches, de las noches del Cuerpo Místico en la Historia. Y nos aconsejó velar y orar en espera de la venida del dueño de la Casa, es decir, del dueño del Templo de Jerusalén y de lo que el Templo significaba: el Santuario no hecho por mano de hombre, el templo de su Cuerpo y la Tienda del Santuario celeste a la que nos hemos acercado nosotros.
27) Velad y Orad. Como Cristo en la noche del Huerto, debemos tender el oído para escuchar. La Palabra de Dios suena en las noches: «Hágase la luz»; «Hágase tu voluntad y no la mía». «Hagan esto en memoria mía».
28) Los primeros cristianos, al parecer comprendían el sentido nocturno de la Eucaristía, que, como repetición de la última Cena reclamaba la conveniencia de celebrarla de noche para cumplir el encargo: «Hagan esto en memoria mía». Se reunían para celebrarla antes de la salida del sol.
29) Nuestras eucaristías tienen algo de esos «Hágase» nocturnos de Dios. Es un «hágase» que obramos en la Iglesia en Memoria del «Hágase» y de los «Hágase» divinos en la noche del Mesías.
30) Sucede también en la noche de la fe. Sucede en la noche de los sentidos, pero en la vigilia de la fe y de la oración. Como dice San Ignacio de Antioquía: «El que posee la Palabra de Dios, también sabe escuchar su silencio».La eucaristía como el misterio nocturnal
31) Como la noche del Mesías se renueva sacramentalmente en la cena y el sacrificio eucarístico, podemos decir que «la noche del Mesías, es la eucaristía», que se renueva «toties quoties» (= cada vez) se la celebra en memoria de Cristo, y en comunión con sus sentimientos filiales: «tened en vosotros los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Filipenses 2, 2.5).32)

32) Dice San Juan de la Cruz:
Que bien sé yo la fonte que mana y corre
aunque es de noche.
Aquella eterna fonte está escondida
que bien sé yo do tiene su manida*
aunque es de noche.
Aquesta eterna fuente está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
*Nota: Manida: lugar o paraje donde un hombre o animal se recoge y hace mansión, casa para habitar.

33) Por eso, aunque la celebremos de día, la eucaristía, que celebraban de noche los primeros cristianos, es la Noche del Mesías en la que Dios obra la redención, la santificación, la filialización, la bienaventuranza, la comunión con el Hijo, el Padre, El Espíritu Santo y con todos los santos vivos y difuntos.
Es la congregación de los dispersos «in unum»: «congregavit nos in unum Christi amor». Operación divina en la noche eucarística del Mesías.
En esa noche irrumpía el Sol al amanecer, el Sol que viene de lo alto anunciado por el que surge desde abajo, y que es figura sacramentaria, ritual, como un grito de luz.
34) Porque hasta Cristo, Dios estaba oculto en su noche. Pero desde Cristo, el que lo ve, ve al Padre. En la noche de una humanidad que ignora el verdadero rostro de Dios, que considera a Dios encerrado en un silencio impenetrable, Cristo irrumpe como un grito, como una luz, como un Maestro de vida eterna: «Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti»[ Juan 17, 3].34]
35) Por último, el Señor vendrá de noche. Así lo sugieren las parábolas que lo presentan como el señor que ha de volver y a quien esperan sus servidores, o como el novio que llega de noche y sorprende sin aceite a las vírgenes necias. Queda pues por delante esa última noche del Mesías, que aguardamos, y de la que la Navidad y la Pascua nos dan un adelanto, una prenda de amor que nos promete más.

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