JESÚS ALEGRÍA DE LOS HOMBRES

Jesús sigue siendo mi alegría,
 consuelo y bálsamo de mi corazón. 
Jesús me defiende de toda pena.
 Él es la fuerza de mi vida,
 el gozo y el sol de mis ojos,
 el tesoro y la delicia de mi alma;
 por eso no quiero a Jesús
fuera
 de mi corazón y de mi vista.

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