IMPRONTA Y LACTANCIA

En la entrada anterior, del 12 de este mes, una mamá explica la importancia de los primeros momentos de contacto físico entre madre y recién nacido para el establecimiento del vínculo amoroso o impronta afectiva. 
El artículo del Dr. Ignacio Canevari que presento hoy, partiendo del mismo hecho de la impronta, saca conclusiones para el establecimiento de una impronta con la madre que, por vía bucal, establece el lactante al succionar el pecho materno. 
El etólogo Konrad Lorenz fue el pionero en la descripción del hecho de la impronta en los animales y el hombre. Pero también en la teología católica hay un hecho espiritual que se inscribe en la misma línea de la impronta: es el carácter, o sello que imprimen los sacramentos del bautismo y del orden sagrado en el alma y por lo tanto también en el cuerpo de quien los recibe

Impronta y lactancia materna
Autor: Dr. Ignacio Canevari*
* Médico pediatra. Hospital Junín de los Andes. Argentina
E-mail: canevari@fronteradigital.net.ar
Konrad Lorenz fue un médico austríaco investigador de la conducta animal y fundador de una ciencia que se llamó etología. Por sus importantes trabajos obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1973. Él llamó «imprinting» (podría traducirse como impronta) a la huella que queda en el cerebro de los ánades recién nacidos con la imagen de su madre o del primer ser que encuentra al salir del cascarón. Konrad Lorenz incubó huevos de ganso en su casa y los gansitos lo tomaron como si fuera su madre pues con él establecieron su primer contacto visual. [Un fenómeno análogo tiene lugar en el cerebro de los mamíferos y del hombre].
Relata estos estudios de una forma muy amena en su hermoso libro «El anillo del Rey Salomón». El título original de este libro: «Er redete mit dem vieh, den voegeln und den fischen» (hablaba con las bestias, las aves y los peces) Lorenz observa que el pollito del ganso o pato es muy frágil e indefenso en la naturaleza. Solo no puede sobrevivir, pues probablemente lo mataría un zorro u otro predador; entonces la necesidad de contacto con su mamá es vital para su supervivencia. Cuando está solo, el pollito pía desesperado, no le interesa el alimento y nada lo tranquiliza hasta ver a su madre o bien al objeto con el cual estableció el vínculo inicial. Otras especies, como los patos azulones, establecen el contacto con su madre principalmente a través de la voz y ante el llamado desesperado de los pichones la mamá pata responde con una voz tranquilizadora. […]

Debemos reconocer las grandes diferencias entre los ánades y la especie humana, pero creo que podemos observar un paralelismo con estos descubrimientos. Nuestras crías son también muy desvalidas e indefensas, con una necesidad imperiosa del cuidado maternal, ya que la naturaleza no nos ha provisto de mecanismos para sobrevivir. La forma de conocimiento entre el recién nacido y su madre es compleja y mediante la intervención de varios sentidos, pero es clave en este sentido el vínculo que se establece a través de la succión del pezón.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.