El apego afectivo entre la madre y el recién nacido y cómo está siendo ignorado e impedido
— Una mujer: “¡Cuánto dolor se genera en los servicios de neonatología, cuanta tortura emocional! ¿A quién le sorprende que tantas mujeres huyamos de nuestro servicio sanitario?”
— Y otra observa: “El parto natural es para que se genere el llamado vínculo afectivo primario madre-hijo, una impronta o grabación en la memoria de ambos de que son madre y e hijo, y nadie te va a engañar si esa impronta ocurrió”.
http://www.eListas.net/lista/apoyocesareas
Algunas madres que son separadas de su bebé recién nacido por protocolos sanatoriales perinatales, experimentan un disturbio afectivo de desapego con su bebé, que les cuesta superar y se preguntan a qué se debe.
He aquí cómo se lo preguntan unas a otras y se responden.
Una de ellas, que hemos llamado X5, da una explicación muy iluminadora, tomada de las enseñanzas del ginecólogo francés Michel Odent y que debería difundirse en nuestros sistemas sanitarios perinatales.
PREGUNTA LA MAMÁ X1
Hola a todas:
Soy […] y tengo un bebé de 20 meses. Os escribo porque más de un año
después de mi parto, hay momentos en los que todavía siento que el niño no es mío y que no le quiero con toda la intensidad, o con los sentimientos de ternura con los que una madre debería querer a su hijo. Esto me hace sentir muy culpable.
Me fatigo cuidándolo en vez de disfrutarlo. Siento como si lo cuidara más por obligación que por otra cosa. Hay momentos en que le daría un chupete, biberón y lo mandaría a una guardería para sacármelo de encima.
No sé si esto se debe a la cesárea que me programaron a traición cuando nació. O a qué se debe. No sé si a otras mamás les estará pasando algo parecido.
Mamá X2
Ayer fui a ver a una amiga que tuvo una cesárea por preclampsia, según le dijeron.
Me lo creería si no fuera porque conozco al ginecólogo que se la hizo. Este ginecólogo quiso programarme el parto a las 7 semanas de embarazo. Cuando le dije, varios meses después, que quería un parto lo más natural posible, me dijo que «si era una hippie de las de “el parto es nuestro”, que va a estar pariendo durante 20 horas para poner en peligro la vida de su hijo, no se hacía responsable de mi embarazo». Según salí de allí, me cambie de ginecólogo, lógicamente.
A lo que vamos… El bebe de mi amiga nació con bajo peso y ha estado en incubadora un mes. Durante ese mes mi amiga sólo podía in tres horas a ver el bebe a darle el pecho. Le aconsejaron que no le diera el pecho, que era mejor que se sacara leche y se la diera con biberón. Tiempo de apego = cero.
Finalmente está en casa. No la toma en brazos, la deja en la cuna todo el rato. Dice que no siente nada por ella. Que la maternidad no era lo que ella esperaba. Le da biberón con la leche que se saca porque le horroriza tenerla cerca. Ha contratado una enfermera para que la cuide por las noches…Un drama. Me faltó ponerme a llorar. Le he dicho que la tenga encima lo más posible, que le dé pecho, que duerma con ella… A ver si me hace caso.
Mamá X3
Te cuento mi caso, después de tantas horas de parto y al final terminó en cesárea que fue para mí horrible y después de insistirle horas a la comadrona que quería darle el pecho a mi hijo y que lo quería tener al lado mío, cuando se lo llevaron y me llevaron a mí a reanimación me ofreció que me traían a mi niño y yo no quise. No sé. En ese momento me sentía tan abatida, tan cansada, había pasado tanto miedo. Luego sí que lo quise pero me lo ingresaron por ictericia y lo tenían debajo de la lámpara todo el rato y no me lo dejaban coger, para mí eso fue horrible no quería darle el biberón yo, pues no me dejaban cogerlo para darle el pecho. Después me costó un tiempo hacerme a la idea que tenía un hijo pero a mí me pasó lo contrario mis ojos siempre lo tenían que ver, siempre tenía que estar a mi lado.
Supongo que tu amiga al no haber realizado labor de parto y por todo lo que ha pasado ahora se siente un poco confusa, yo le recomendaría que se leyese, si tiene ganas claro «bésame mucho de Carlos González». Intenta recordarle cuando ella estaba embarazada qué era lo que sentía y nunca presionarla a que esté con su hijo, intentar que esté el más tiempo posible con ella pero sin obligarla en ningún momento. No sé, esa es mi opinión y si no que visite a un profesional a ver si va a tener depresión postparto. Eres una buena amiga.
Mamá X4
Acabo de leer tu mensaje y se me ha puesto un nudo en la garganta. Cuánta confusión, dolor y valentía la de tu amiga, que es capaz de expresar, lo que muchas antes que ella sentimos pero ni locas nos atrevimos a contar. Creo que la lactancia es el último lazo que une a esa madre con la imagen de madre que tenía. Qué tristeza imaginar un bebe, sin los brazos de su madre para consolarlo. En su historia hay dos heridas emocionales tremendas:
a) una Cesárea programada y
b) un servicio de neonatos criminal.
Cuánto dolor se genera en los servicios de neonatología, cuanta tortura emocional. ¿A quién le sorprende que las mujeres huyan de nuestro servicio sanitario? Nosotras somos un ejemplo de insumisas.
Yo te recomendaría que la escuchases, que la dejases hablar y abrirse. Que ella no crea en ningún momento que está siendo juzgada o malinterpretada. Poco a poco, con suerte, encontrara su camino.
RESPONDE UNA MAMÁ X5
Por lo que yo he leído de diversos estudios y de Michel Odent es que ese sentimiento de desapego sobreviene porque durante el parto hay demasiadas interferencias médicas entre madre y bebé, sobre todo por no respetar el momento después del nacimiento. No darle su hijo a la mamá apenas nacido.
Se da en todos los mamíferos. Si de alguna manera se interfiere en el proceso del parto o justo después de él, las hembras ya no reconocen a su cría.
También nosotras las mamás humanas perdemos esa potente imprimación o impronta para toda la vida con nuestra cría cuando nos molestan, o nos medican.
E igual que los animales no reconoceríamos a nuestra cría si solo tuviésemos el cerebro primitivo.
«Nos salva» de alguna manera nuestro cerebro racional, el neocortex, que hace que establezcamos el vínculo con nuestro hijo desde la mente y la razón pero la imprimación o impronta incondicional, salvaje y natural ya está perdida.
Todas hemos oído que si tocas a un cachorro recién nacido de cualquier especie su madre ya no lo reconocerá e incluso muchas hembras los aborrecen y otras hasta se los comen. ¿A cuántas de nosotras nos han manoseado a nuestros cachorros nada más nacer?
Hay experimentos en los que se ha administrado epidural a las cabras en el momento de parto y tampoco reconocen a sus crías… son cosas a reflexionar porque parimos con la parte mamífera de nuestro cerebro.
Por ello no es una cuestión sentimental querer un parto respetado y natural, es mucho más y está en juego la salud física, psíquica y emocional de la madre y su hijo.
Quién es el Dr. Michel Odent
El Dr. Michel Odent es el obstetra que revolucionó las ideas de atención al nacimiento, introduciendo, por ejemplo, por primera vez una bañera en una sala de partos. Sus obras, artículos y cursos son fundamentales para entender la nueva concepción del nacimiento, en el que, el respeto a la esencia mamífera de los bebés y a la naturaleza del parto, son fundamentales.
Tras su trabajo hospitalario y la atención de partos en casa fundó el “Primal Health Research Center” en Londres. Su objetivo es investigar la relación entre lo que sucede durante el “período primal” (desde la concepción hasta el primer año) y la salud y el comportamiento de las personas a lo largo de su vida. Su conclusión es que igual que nuestra salud se determina durante el período primal, la forma en que nacemos y somos criados determina nuestra posterior capacidad de amar a lo largo de nuestra vida.
Fuente: http://www.bebesymas.com/noticias/curso-de-michel-odent-la-vida-fetal-el-nacimiento-y-la-salud
Sobre Michel Odent, puede consultarse también
Y ESTAS SON ALGUNAS DE LAS COSAS QUE LES SUCEDEN A NUESTRAS MUJERES CUANDO VAN A SER MADRES EN EL SISTEMA SANITARIO
MAMA NN1
Cuando ya estaba de 7-8 cm (según la matrona) tuve una hemorragia por lo que llamó al ginecólogo que sospechó de un desprendimiento de placenta y me llevó enseguida a quirófano, tuve que despedirme en la puerta de mi pareja y me entraron, en 10 minutos nació mi hijo, eran las 9.12 de la mañana, estaba perfecto, lo vi enseguida que salió de mi cuerpo y descubrí sin que nadie me dijera nada que era un niño, pues no habíamos querido saberlo ,me lo trajeron para que le diera un beso, y recuerdo ese olor, esa sensación que me recorrió todo el cuerpo como una descarga de energía, un amor indescriptible, lo único que quería era abrazarlo, pero se lo llevaron a una cuna térmica que había a 2 m de mi, fue horrible, lo dejaron solo mientras me cosían , recuerdo sus ojos que miraban todo, no lloraba parecía que estaba buscando algo, yo pedía que por favor me lo trajeran que estaba solito y que me buscaba, me lo trajeron dos veces un segundo pero yo quería cogerlo y no me dejaban, se me hizo eterno, cuando por fin terminaron, me dejaron sola en la mesa hasta que vino el celador, que para mi tardo muchísimo, hasta que por fin me dieron a mi bebé y pude tenerlo entre mis brazos, para mí fue lo peor de la cesárea, cuando recuerdo a mi niño acabado de nacer, solo en una cuna sin su mamá se me parte el corazón y el alma.
Esos 45-50 minutos que pasó solo, creo que fue el peor recibimiento que puede tener un recién nacido.
El inicio de la lactancia fue horrible, no sabía succionar, me imagino por la separación y en dos horas tenía ya grietas, nadie me ayudó, en el hospital, me traían biberones para que yo no sufriera, pero en mi mente solo había una idea, no me robarán la lactancia, me costó muchas lágrimas y mucho sufrimiento pero lo conseguimos y hoy aun sigue mamando.
Mamá NN2
No dejo de pensar un solo día en que todo pudo ser distinto.
09 de julio de 2010. Fecha de un aniversario. Fecha de un mal día cuando debería haber sido el mejor día de mi vida y, si no el mejor día de mi bebé, al menos, el primero de su vida. Su primer contacto con el mundo exterior, su primer contacto con su madre, su primer beso de mis labios y su primer abrazo de mis brazos.
Pero no. Nos lo robaron. El porqué no viene al caso ahora mismo pues tendría mucho que decir al respecto, pero me interesa más porqué después de 2 años sigo pensando en ello, sigo llorando sólo de recodarlo, sigo sintiéndome tan mal por ése comienzo tan diferente a cómo yo había soñado.
Debería estar feliz y dando gracias por el hijo que tengo y estoy criando (otras no tienen “tanta suerte”) y sin embargo no dejo de darle vueltas a la cabeza a éste sentimiento que me ronda hace tanto tiempo.
No se pude explicar. Si no has pasado por esto seguro que no te haces ni una ligera idea. Y encima, para colmo, si lo cuentas a alguien ajeno a tu mundo y tus sentimientos eres un bicho raro. Por eso te callas. Y lo guardas para que no te tachen de loca y exagerada. Pero tú no puedes dejar de llorar. Yo no puedo dejar de llorar.
Ojala todo cambie pronto y se den cuenta que así no se pueden hacer las cosas. Que no se puede separar tan a la ligera a una madre y a un hijo que han estado tan unidos día y noche durante 24 horas al día 9 meses. Los 9 meses más importantes de sus vidas porque son los que albergaron a ése ser que nacerá (si le dejan) y necesitará durante un tiempo seguir unido a su madre para poder ser una persona plena más adelante.
No es justo que te roben todo eso y luego te dejen sola para que no hagas otra cosa más que pensar en qué has hecho mal, en qué has fallado. Porqué todo ha ido de ése modo. Sola mientras te preparan. Sola en el quirófano. Sola en reanimación. Sola en la habitación.
Luego te traen al bebé y la noche se vuelve día y no hay más luz que la que irradia ése pequeñajo en tus brazos. Pero la herida que te han dejado es mucho más profunda que la que te hayan podido hacer para sacarlo de tus entrañas. Sin duda.
Pero no todas las mujeres están así ante las vicisitudes del parto natural como se muestra en los siguientes casos narrados por la mamá NN3:
Mamá NN3
Hace 7 meses que nació mi pequeño, con 1230 gramos, yo tuve preeclamsia y síndrome de Hellp, así que después de la cesárea me llevaron a una especie de Unidad de cuidados intensivos, y ahí estuve dos días hasta que me subieron a planta. El día que el ginecólogo y la nefróloga me dieron el visto bueno, estuve nerviosita perdía porque iba a conocer a mi pequeño, sólo lo vi por foto. Y a día de hoy, lloro al recordar todo lo que he pasado, el no conocer a mi niño hasta 3 días después o no cogerlo hasta la semana. Por suerte, lo tengo aquí, porque otros no han tenido tanta suerte.
Yo fui tonta porque me callé y no hablé de cogerlo, hasta que a la semana, su pediatra me lo ofreció, y por supuesto, encantada de la vida.
Se que tengo papeletas para que se me repita otra vez la historia, pero no pienso callar y cogeré a mi hijo en cuánto pueda.
Mamá NN4
Nunca me hubiera imaginado que todo iba a ser tan espantoso.
El ginecólogo que me atendió durante el embarazo tenía un montón de hijos, era agradable y bien educado, y a decir verdad en ese tiempo jamás mostró signos de ser un maltratador de mujeres, hasta que… me enfrenté con él en la Sala de Partos. Entré a Sala ya con contracciones y dilatación, o sea que parte del trabajo de parto ya estaba muy bien encaminado. Se plantó delante de mí y sólo decía, de vez en cuando: «Puja… puja… puja…» De pronto caí en la cuenta de que hasta estaba con los brazos cruzados diciendo «puja», pero no hacía nada por ayudarme. Un pensamiento fugaz vino a mi confusa mente de parturienta: ¿No pensaría auxiliarme en nada porque yo no había aceptado su invitación a participar en sus «clases de parto»? No podía ser…
En la primera consulta con él, me explicó que para parir mejor convenía «tomar clases», y me comunicó que con su señora esposa tenían una clínica de pre-parto: «No para que el parto sea sin dolor, porque eso es imposible» aseguró entonces «sino para que sea sin temor». Pero yo no creía que hubiera temor, porque lo consideraba algo completamente natural, y confiaba en que, en el caso de cualquier complicación, él intervendría habilidosamente.
El hecho es que mi niño no nacía por más que yo pujaba. De golpe dijo el médico, siempre frente a mí y con los brazos cruzados y sin mirarme: «Se te complica mija; no estás pujando. Se asoma la cabecita, pero no lo puedo agarrar. Te digo que pujes».
Continué pero el bebé no salía. Entonces el doctor amenazó: «Bueno, como no pujas, voy a aplicarte fórceps…
Nooooo!» exclamé yo, comenzando a descontrolarme «¡Fórceps no, es muy peligroso!»
Escuché un sonido estruendoso, aparatoso, de algo pesado que rodaba por la Sala de Partos, como si se tratara de un antiguo cañón de batalla o algo así. Pronto ví junto a mí a un tanque gigante de oxígeno con una especie de manguera plástica y un embudo de goma en el extremo. «Lo succionaré con este aspirador» dijo el médico «porque ciertamente, el fórceps de metal tiene sus riesgos»…
«¡Nooo, no haga eso, lo puede dañar igual! ¡Su cabecita es muy blanda!»
Entonces el médico se acercó mucho a mí, me propinó dos cachetadas de considerable consistencia, me miró a los ojos furibundo y dijo: «Estás pujando mal desde el principio. Debes concentrar tus fuerzas en el bajo vientre, nada más»
Escuchar sus indicaciones y hacerlo fue un sólo acto, aunque a la vez y extrañamente lograba preguntarme: «¿Y porqué no me lo indicaste desde el comienzo, sádico?»
Entonces, llegó la «magia»: el bebé salió como por un tubo, olímpico, y comenzó a llorar enojadísimo. Creo que de haber podido, hasta le hubiera propinado una golpiza al médico , porque conmigo estaba todo bien. Tan pronto lo colocaron sobre mi pecho, levantó su cabecita con vigor, abrió los ojos bien grandes, intercambiamos improntas plenas de emocionante felicidad, se acurrucó y se quedó dormido con una sonrisa plácida. Pero para mí, aquello había sido sólo una forma de tortura; el sadismo se había hecho sentir. Me castigaron por ser mujer, y por ser madre».
El ginecólogo que me atendió durante el embarazo tenía un montón de hijos, era agradable y bien educado, y a decir verdad en ese tiempo jamás mostró signos de ser un maltratador de mujeres, hasta que… me enfrenté con él en la Sala de Partos. Entré a Sala ya con contracciones y dilatación, o sea que parte del trabajo de parto ya estaba muy bien encaminado. Se plantó delante de mí y sólo decía, de vez en cuando: «Puja… puja… puja…» De pronto caí en la cuenta de que hasta estaba con los brazos cruzados diciendo «puja», pero no hacía nada por ayudarme. Un pensamiento fugaz vino a mi confusa mente de parturienta: ¿No pensaría auxiliarme en nada porque yo no había aceptado su invitación a participar en sus «clases de parto»? No podía ser…
En la primera consulta con él, me explicó que para parir mejor convenía «tomar clases», y me comunicó que con su señora esposa tenían una clínica de pre-parto: «No para que el parto sea sin dolor, porque eso es imposible» aseguró entonces «sino para que sea sin temor». Pero yo no creía que hubiera temor, porque lo consideraba algo completamente natural, y confiaba en que, en el caso de cualquier complicación, él intervendría habilidosamente.
El hecho es que mi niño no nacía por más que yo pujaba. De golpe dijo el médico, siempre frente a mí y con los brazos cruzados y sin mirarme: «Se te complica mija; no estás pujando. Se asoma la cabecita, pero no lo puedo agarrar. Te digo que pujes».
Continué pero el bebé no salía. Entonces el doctor amenazó: «Bueno, como no pujas, voy a aplicarte fórceps…
Nooooo!» exclamé yo, comenzando a descontrolarme «¡Fórceps no, es muy peligroso!»
Escuché un sonido estruendoso, aparatoso, de algo pesado que rodaba por la Sala de Partos, como si se tratara de un antiguo cañón de batalla o algo así. Pronto ví junto a mí a un tanque gigante de oxígeno con una especie de manguera plástica y un embudo de goma en el extremo. «Lo succionaré con este aspirador» dijo el médico «porque ciertamente, el fórceps de metal tiene sus riesgos»…
«¡Nooo, no haga eso, lo puede dañar igual! ¡Su cabecita es muy blanda!»
Entonces el médico se acercó mucho a mí, me propinó dos cachetadas de considerable consistencia, me miró a los ojos furibundo y dijo: «Estás pujando mal desde el principio. Debes concentrar tus fuerzas en el bajo vientre, nada más»
Escuchar sus indicaciones y hacerlo fue un sólo acto, aunque a la vez y extrañamente lograba preguntarme: «¿Y porqué no me lo indicaste desde el comienzo, sádico?»
Entonces, llegó la «magia»: el bebé salió como por un tubo, olímpico, y comenzó a llorar enojadísimo. Creo que de haber podido, hasta le hubiera propinado una golpiza al médico , porque conmigo estaba todo bien. Tan pronto lo colocaron sobre mi pecho, levantó su cabecita con vigor, abrió los ojos bien grandes, intercambiamos improntas plenas de emocionante felicidad, se acurrucó y se quedó dormido con una sonrisa plácida. Pero para mí, aquello había sido sólo una forma de tortura; el sadismo se había hecho sentir. Me castigaron por ser mujer, y por ser madre».
Mamá NN5
Sobre las episiotomías te puedo contar que una compañera de oficina casi demanda al ginecólogo por no haberle hecho una episiotomía pues tuvo un gran desgarro y lo pasó bastante mal. Su punto de vista, no compartido por mí, era el siguiente: si me hubiera cortado no hubiera tenido un desgarro tan grande y no lo hubiera pasado tan mal… Según ella el gine no hizo bien su trabajo. Y no reproduzco lo que dijo del gine pues no me gusta utilizar palabras malsonantes.
Otro ejemplo de la mujer de un amigo… me contó su parto protestando y mientras me lo contaba con cara de horror, como diciendo que pena doy, a mi me estaba dando una envidia tremenda… Fue un parto rápido y sin complicaciones. La matrona no quiso dejarla que se pusiera la epidural y encima ¡no la dejaron tumbarse! Tuvo que aguantar todo sin epidural y sin tumbarse, ni siquiera se pudo tumbar y estar tranquila mientras el niño salía… Jamás volvería a dar a luz en ese hospital, según ella… Tuvo un parto espantoso, según ella….
Otra compañera hablaba a un grupito con horror del parto natural, que era muy peligroso, que lo sabía de buena tinta, que había un médico, un tal Emilio Santos, con el que había que tener mucho cuidado….
Y como estos hay muchos ejemplos… por eso si entiendo las palabras de Laureano. No todas las mujeres opinan de la misma manera que nosotras, ni ven el parto de la misma manera. Y si no les pones epidural, las tumbas y les cortas la vagina, piensan que las ha atendido un mal médico o una mala matrona…
La lista “apoyocesareas” es una iniciativa de la asociación “El Parto es Nuestro”, una herramienta para ayudar a madres y mujeres que buscan información acerca de partos, o que buscan apoyo emocional tras un parto o cesárea.
Esta lista es uno más de los muchos proyectos que tenemos en marcha, en este caso desde hace más de seis años.
Estamos haciendo una actualización de los datos de las socias de El Parto es Nuestro, y con ello queremos aprovechar y ampliar la asociación, invitándoos a colaborar en ella, al nivel que queráis o podáis: desde una suscripción, lo que supone el apoyo económico a su sostén, hasta la implicación en tareas internas, en función de lo que podáis: todo es importante.
Asóciate y ayúdanos a continuar esta cadena de mujeres que se ayudan.
Puedes hacerlo enviando un mensaje a secretaria@elpartoesnuestro.es.
Como hemos tenido algunas dificultades con algunas personas, si lo necesitas, puedes escribirme también directamente, y yo se lo paso a la secretaria.
Un abrazo y muchas gracias a todas (todos…)
Marta Parra presidenta de El Parto es Nuestro
Más sitios en el Río de la Plata sobre estos temas
Marina Lembo, http://partoencasa.wordpress.com/about
Mirta Merino http://naciendoalsur.blogspot.com/
• www.fundacioncreavida.org.ar
• www.partohumanizado.com.ar
• www.dandoaluz.org.ar
• www.relacahupan.org
• www.partolibre.com.ar
• www.doulasdeargentina.com.ar
• www.doulasderosario.blogspot.com
Parto Natural en Uruguay
ICAN de Montevideo
* Montevideo, Uruguay
Contacto: Claudia Lopez
eMail Address: icanmontevideo@gmail.com
Telephone: 099 669078
Website: http://icanmontevideo.blogspot.com
Proyecto «casas de parto» en Lezica.
La directora de la Escuela de Parteras, Sra. Cecilia Fernández, afirmó que las «casas de parto» serían «el lugar ideal para un parto normal». En Uruguay se trabaja desde hace un año en un proyecto piloto para que existan «casas de partos» o «casas para nacer», gestionado por la Asociación Civil Damas Salesianas y la Fundación Perinatal en Uruguay.
Países de Europa y Latinoamérica cuentan con estas instalaciones y, según la Red, sus resultados han sido «altamente satisfactorios». Común acuerdo, comodidad e intimidad son algunas de las claves. Estos centros deben estar cerca de un hospital o sanatorio que pueda atender complicaciones o urgencias en el momento de dar a luz.
Actualmente, en Guanahani 1870 y avenida Lezica, funciona una policlínica comunitaria que atiende a 2.000 personas por año. Se especializa en embarazadas y prepararlas para el parto, y a madres con hijos de hasta 3 años. Está a 500 metros del Hospital Saint Bois, por lo que cumple con el requisito fundamental de estar cerca de un centro de salud. En un futuro se pretende que las «casas para nacer» se ubiquen en las instalaciones del Saint Bois. Se brindará una atención calificada del embarazo, parto y nacimiento. También se procurará usar sólo conductas beneficiosas y evitar intervenciones inefectivas: nada de sedantes ni rasurados sistemáticos o episiotomías innecesarias. En el mismo lugar se formarán «doulas» para acompañar a la futura mamá durante el embarazo, una especialización que hoy no existe en Uruguay.
Elegir la compañía durante el parto en Uruguay.
Las mujeres, en Uruguay, tienen el derecho, reconocido por Ley: «a estar acompañadas de una persona de su confianza o en su defecto, a su libre elección, de una especialmente entrenada para darle el apoyo emocional». Así lo establece la Ley N° 17.386 de 2001 que el 6 de marzo fue reglamentada por el presidente Tabaré Vázquez. Antes, la pareja o familiar, de la futura mamá no contaba con la libre elección de acompañar a la mujer durante el trabajo de parto, sino que quedaba atado a la voluntad del centro de salud.
Ley Nº 17.386
DISPONESE QUE TODA MUJER DURANTE EL TIEMPO QUE DURA EL TRABAJO DE PARTO, INCLUYENDO EL MOMENTO DEL NACIMIENTO TENDRA DERECHO A ESTAR ACOMPAÑADA DE UNA PERSONA DE SU CONFIANZA O EN SU DEFECTO, A SU LIBRE ELECCION DE UNA ESPECIALMENTE ENTRENADA PARA DARLE APOYO EMOCIONAL.
El Senado y la Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay, reunidos en Asamblea General,
DECRETAN:
Artículo 1º.- Toda mujer durante el tiempo que dura el trabajo de parto, incluyendo el momento mismo del nacimiento, tendrá derecho a estar acompañada de una persona de su confianza o en su defecto, a su libre elección, [y/o] de una especialmente entrenada para darle apoyo emocional.
Artículo 2º.- Todo centro asistencial deberá informar en detalle a la embarazada del derecho que le asiste en virtud de lo dispuesto por el artículo 1º y estimulará la práctica a que éste hace referencia.
Artículo 3º.- Las disposiciones de la presente ley serán aplicadas por los profesionales, así como por las instituciones asistenciales del área de la salud, sean públicas o privadas.
Sala de Sesiones de la Cámara de Representantes, en Montevideo, a 15 de agosto de 2001.
Fuente: http://elblogdelabuenavida.blogspot.com/
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com