JESUCRISTO SE ME MOSTRÓ COMO ESPOSO
EL TESTIMONIO DE NELLY
CONFIRMA ESTA VERDAD DE FE CATÓLICA

Hace un año, por estas fechas, Nelly cayó en la cuenta de cuánta verdad es que Jesucristo es Esposo de la Iglesia y de que la Iglesia subsiste entera en cada mujer bautizada que vive en gracia, por lo tanto en Nelly también.

Querido Padre:
le escribo para que se alegre conmigo.
Hoy Fiesta del Nacimiento de Juan el Bautista ¡hace un año
que Jesús se me reveló como Esposo!  
¡Mi Esposo! ¡Esposo mío!


Muchas veces, Padre, usted me había predicado
este anuncio del Evangelio a la Mujer, y al tiempo me llegó esta gracia. 

Como decía Job:  «antes le conocía (como Esposo) de oídas pero desde aquél día lo
vieron mis ojos» (Job 42, 5).
 Recuerdo que en la oración de aquella mañana, hablando con
Él, yo estaba afligida por algunos pensamientos acerca de que:
+ «tendría que
buscar otro  trabajo con mayor carga
horaria que me permitiera ganar más dinero por mes», 
+ que: «yo no servía para eso como otras mujeres que buscan superarse, salir adelante y buscar mejores
oportunidades». 

Todos esos pensamientos – ahora reconozco que eran tentaciones y tormentos del demonio – me afligían muchísimo porque era  consciente de que no tengo la resistencia
física ni mental para aguantar jornadas de trabajo largas, ni para viajar largas
distancias ida y vuelta de casa a algún supuesto empleo que pudiera surgir lejos, pero sobre todo que tampoco sabía concretamente de esas oportunidades ni propuestas de empleo.

¡Fue en esa precisa situación en la que le confiaba estas cosas a Jesús, que él se me reveló como Esposo,
que cuida de mí como un esposo cuida a su esposa y se ocupa de mí y mis
necesidades como todo buen esposo.

Él me inspiró, en un instante, la certeza de que yo no era una
mujer sola a cargo de mí misma, sino que yo tenía un esposo con quien dialogar
y de quien esperar  amparo.

Además comprendí que 
me ocuparía de la amistad con mi esposo y de las pequeñas cosas de todos
los días, como una esposa cuida y sirve a su esposo en esos deberes de estado.

El remedio fue inmediato, esos actos interiores de amor esponsal me exorcizaron del
miedo, la tristeza y la ira y me liberaron de aquellas pesadumbres interiores.
Recuerdo que el año pasado cuando le conté, Padre, esta gracia tan maravillosa que había recibido — y que me estaba cambiando la vida por dentro y desde dentro también me la estaba cambiando hacia afuera –, usted que me pidió que la escribiera como testimonio y tratara de recordar la fecha en la que me había sucedido. 

Grande fue mi sorpresa y admiración
cuando descubrí que había sido un viernes de junio, Mes del Sagrado Corazón,
precisamente un 24 de junio, Natividad de S. Juan Bautista. 

Tampoco me había
dado cuenta en aquél momento de que este santo es el que se considera y se llama a sí mismo: «El Amigo del Esposo» (Juan 3, 29). Es decir el amigo de confianza a cuyo cuidado el Esposo confía a su Novia hasta que Él vuelva para encontrarse con ella y celebrar las bodas eternas.

Reconocer la fecha en que se me dio esta gracia fue como un sello de autenticidad de su origen divino. Y también sus efectos, porque disipó instantáneamente las influencias de aquellos espíritus sombríos que me atormentaban.

Así Padre que doy gracias a Jesús de todo corazón por esta
gracia, a usted por ser su ministro y amigo del Esposo.

Que Jesús lo siga bendiciendo mucho.
Nelly 
[La ilustración: ícono
Jesucristo y la Iglesia Esposa 
La Iglesia subsiste en cada alma 
y especialmente en la de la Mujer 
Como Jesucristo en  cada partecita
de la Hostia Consagrada]
MI RESPUESTA
Gracias Nelly, hija querida. 
Gracias por haberme confiado en su momento la experiencia del encuentro con Cristo Esposo en su memorable visita.

Gracias por haber tenido la caridad de escribirla- Ayudará a otras que viven de espaldas a su vocación al amor que el divino Esposo les tiene y al que las está llamando. 

Gracias por fin, por permitirme publicar tu testimonio bajo seudónimo.

También yo, porque soy amigo de tu Esposo, como el Bautista, me alegro de haberte anunciado el evangelio de la vocación esponsal. 
¡Lo que tú eres como esposa para Cristo, la Iglesia entera lo es en Ti!
Y lo que desea el alma del Amigo del Esposo es que: «¡El Amor sea amado!»

Él merece toda tu confianza, tu entrega total, la acogida en la casa de tu corazón como en un templo… y tu respuesta de amor diligente en las pequeñas cosas que el Amor diviniza y hace grandiosas y eternas. 
Mi dicha como sacerdote es verlos: a ti Toda suya y a Él todo tuyo.
P. Horacio

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