LA LUJURIA ES DEMONÍACA (9)
EMBOTA LA MENTE Y EL ESPÍRITU [1]

La lujuria es enemiga del Buen Amor, porque ciega la inteligencia
En el varón especialmente embota la razón y deja a merced de las pasiones desordenadas, de las cuales las más animales son la gula y  la lujuria. 


Santo Tomás de Aquino se plantea la pregunta: De si la ceguedad de la mente y el embotamiento del sentido provienen de los pecados carnales [que son la gula y la lujuria]

Y afirma que, aunque parecería que la ceguedad de la mente y la debilidad del sentido no proviniesen de los vicios carnales, los Padres enseñan que sí. Aduce al respecto la autoridad de San Gregorio quien afirma que: la torpeza o embotamiento del sentido intelectual proviene de la gula, y la ceguedad de la mente proviene de la lujuria (Moralia Lib 37 c. 17)
Por lo tanto, dice Santo Tomás, hay que afirmar como cierto que “De la gula proviene la debilidad del sentido y de la lujuria la ceguedad de la mente”. [Y esto naturalmente para la fe y las realidades sobrenaturales y divinas]

Y argumenta así: “Responderemos que la perfección de la operación intelectual del hombre consiste en la abstracción de las imágenes de las cosas sensibles; y por esta razón, cuanto más libre estuviere el entendimiento del hombre de tales imágenes, tanto mejor podrá considerar las cosas inteligibles y ordenar todas las sensibles; pues como dice Anaxágoras, es preciso que el entendimiento no se mezcle en las demás cosas para que impere sobre ellas, y que es menester que el agente domine la materia, para que pueda moverla, como refiere Aristóteles (Physic. Lib 8, t. 37).
Pero es evidente que la delectación aplica la intención a las cosas en que uno se deleita. Por esto dice el Filósofo (Aristóteles, Ethic. Lib 10, c. 4 y 6) que cada uno obra con más empeño las cosas que lo deleitan, pero nunca las contrarias, o algunos, si lo logran lo hacen flojamente.
Mas los vicios carnales, como son la gula y la lujuria, consisten en las delectaciones del tacto, esto es, de la comida y del deleite carnal, cosas que son vehementísimas entre todas las delectaciones corporales.
Po consiguiente, por medio de estos vicios la intención del hombre se aplica más a las cosas corporales, y, por consiguiente, se debilita la operación del hombre con relación a las inteligibles.
Y más por la lujuria que por la gula, por ser más vehementes las delectaciones de los placeres carnales que los de la comida.
Por esta razón de la lujuria proviene la ceguedad de la mente, la cual excluye casi totalmente el conocimiento de los bienes espirituales; pero de la gula proviene el embotamiento del sentido que debilita al hombre para el conocimiento de las cosas inteligibles.

Por el contrario las virtudes opuestas, como la abstinencia y la castidad, disponen más al hombre a la perfección de la operación intelectual. Por lo cual se dice (Daniel 1,17) que a estos jóvenes, es a saber a los abstinentes y continentes, dio Dios ciencia e inteligencia en todo libro y saber.
[Santo Tomás de Aquino: Summa Theol. 2a. 2ae, q.15, art. 3]

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