MECHI: «ÉL NO ENTENDÍA NADA
DE AUTODOMINIO NI SACRIFICIOS
PARA MÍ TAMBIÉN FUE DIFIÍCIL»

«Él no comprendía las precauciones que había que tomar y los sacrificios que había que hacer …. Confieso que para mí también fue difícil»


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 Querido Padre:
El año pasado la lectura de varios capítulos de «La casa sobre roca» me ayudó a superar una difícil situación que estaba viviendo. Por aquel entonces estaba de novia y veía que algo no andaba bien en la relación. El tema de la pureza por ejemplo siempre salía en las conversaciones pero francamente me sentía sola, como que él no comprendía las precauciones que había que tomar y los sacrificios que había que hacer. Confieso que para mí también fue difícil pues como dice el Evangelio «El espíritu está dispuesto pero la carne es débil».

Ahora puedo entender que si una misma, como mujer, no se siente acompañada y comprendida por el varón en este tema de la pureza, es muy difícil sortear los obstáculos que se presenten.


Es decir, son los dos los que tienen que remar y sacrificarse. En esto hay que ser muy realista y tener los ojos bien abiertos, conocer y comprender nuestras debilidades. Saber que los sacrificios que se hacen durante la etapa de noviazgo dan sus frutos en el matrimonio, ayudan a fortalecer la pareja  y propician el diálogo tan importante en la «amistad matrimonial». 

También me di cuenta que el que en ese momento era mi novio quien no estaba dispuesto a cambiar ciertas cosas que afectaban mucho su rol de varón. Si bien lo conversamos mucho, al no ver progresos me sentí defraudada y desilusionada. Más bien, vi cosas en él que antes no había visto y di gracias haberlas visto a tiempo, antes de iniciar un matrimonio destinado al fracaso.

Luego de la ruptura recé por él y eso me trajo mucha paz, ya que por momentos una está tentada a intentarlo todo de nuevo.

Por otra parte pude darme cuenta luego de mucho tiempo, y luego de haber llorado bastante, que no porque queramos mucho a una persona y demos todo de nosotras, significa que las cosas deban ir bien.

Me sentí muy identificada con lo que usted dice de las ‘mujeres que desean demasiado ser amadas’, que comenten el error de quedarse con el primero que les ofrece un poco de amor.

Cuando leí ese pasaje en el libro era como ver un retrato de mí misma; cómo la mujer por así decirlo elije una presa: el varón, por el único motivo de recibir amor; para disfrutar esa ‘caza’, es decir tener compañía, etc.

He vivido de pequeña situaciones que me han dañado en la afectividad y si bien siempre fui consciente de ello no me había dado cuenta hasta qué punto podían influir en mis relaciones.

Así que después de esta ruptura me propuse sanar esas heridas pasadas para no caer en los mismos errores. Heridas que debían ser sanadas desde todos los aspectos que involucran al hombre, con absoluto realismo y una gran confianza en la gracia de Dios.  

Sé que debo renunciar primero a querer tener un novio para así estar abierta a la gracia, al plan de Dios, a lo que Él quiera, y así podré comenzar un camino juntos de manera sana y teniendo a Dios como guía.

Padre, qué cierto es lo que dice acerca de la mujer y cómo estamos heridas por el pecado original en lo más espiritual. Le pido a Dios me dé paciencia para aspirar al verdadero amor, inspirar el verdadero amor y esperar el verdadero amor. 

Mechi

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