
3.- LA VENIDA FÍSICA DE DIOS, ARDIENTEMENTE DESEADA
POR MOISÉS Y ANUNCIADA POR DIOS.
7) Esta venida de Dios en persona física de la que habla Isaías es la misma que le había sido anunciada a Moisés en respuesta a su oración insistente: “habitaré en medio de vosotros… me pasearé en medio de vosotros” (Levítico 26,11-12).
“Yo mismo iré contigo y te daré tranquilidad” -respondió Dios a la súplica de Moisés. Y Moisés le repitió: “Si no vienes Tú mismo, no nos hagas partir” (Éxodo 33,14-15).
Moisés y Elías desearon ver el rostro de Dios:
«Entonces dijo Moisés: — «Déjame por favor ver tu gloria.
Él le respondió: ‘Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el Nombre del Señor, pues hago gracia con quien hago gracia y tengo misericordia de quien tengo misericordia’. Y añadió: ‘Pero mi rostro no podrás verlo, porque no puede el hombre verme y seguir viviendo’ (en la tierra). Luego dijo el Señor: ‘Mira, hay un lugar junto a mí (en la montaña). Tú te colocarás sobre la peña. Y al pasar (por allí) mi gloria, te colocaré en una cueva de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Luego apartaré mi mano para que veas mis espaldas, pero mi rostro no se puede ver» (Éxodo 33, 18-23)
¡Por eso, ambos pudieron verlo cuando vieron a Jesucristo sobre el monte de la Transfiguración! (Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8).
En el Hijo encarnado se hizo ahora visible el Padre:
«- Le dice (a Jesús) Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta»,
– Le dice Jesús; ¿Tanto tiempo estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?» (Juan 14, 8-10)