Porqué mi esposa no me escucha ni obedece
De Gerardo
Padre,
Pienso que mi esposa no me obedece en primer lugar porque muchas veces soy muy cortante en decir las cosas, encima de eso soy irascible cuando intento decir mi postura. Lo soy con las palabras y el tono de voz y seguramente mi rostro. Estoy convencido de que lo que me ha faltado fue dulzura para ser firme. Y esto ha hecho, en parte, que mi esposa no me escuche, no me obedezca.
También pienso que puede no obedecerme por mi falta de firmeza ante mis convicciones, por complacer su capricho. Muchas veces, cuando hemos hablado, yo me digo interiormente si no será que sigo mi capricho, mi orgullo que quiere imponer las cosas, mi dureza, etc.… y estos pensamientos me han debilitado. Ahora veo claramente que vienen del mal espíritu y de mi débil carne, como lo temía.
Igualmente, aún no me hecho los estudios y NO me los voy a hacer. Ahora pido la gracia de Dios, la asistencia del Espíritu Santo y la ayuda de María Santísima para corregirme y corregir a mi esposa con dulzura y firmeza.
¡Que lamentable ha sido mi actuación hasta el momento por no ser firme en mis convicciones! Padre, lo que usted me dice es todo lo que ha estado pasando en mí durante este tiempo. Todo eso, eso mismo, me lo ha dicho Dios y me lo dice.Pero por mi debilidad no le he hecho caso porque a la vez no estaba seguro.
Ahora que usted me habla de este modo me confirmo en lo que creo, antes estaba inseguro y no tenía a quién preguntar porque desconfío de los sacerdotes actuales a quien pueda preguntar.
Usted es quien, por primera vez, me está dando una respuesta que me fortalezca y me hace dar cuenta de lo que Dios me decía y que por mi falta de seguridad (más exactamente confianza en Dios) yo no seguí.
Si, mi esposa es caprichosa. Y debo corregir eso con la gracia de Dios. Mi error fue grave y eso es lo que me ha tenido triste en estos tiempos.
Usted me pide disculpas por su “lenguaje duro”, pero esa dureza es necesaria. La Verdad tiene propio filo que es necesario que hiera para sanar. ¡Gracias Padre!
¡Aunque primero Gracias y Gloria a solo Dios! El mal espíritu es muy astuto y a pesar de que uno lucha, enseguida vuelve por algún hueco. Y me lo ha encontrado. Ahora voy a tapar ese hueco con la gracia de Dios.
Padre, No me voy a hacer el estudio, voy a comenzar actuar como esposo según Cristo, como enseña San Pablo, que se entregó a su Iglesia para salvarla. Debo morir como Cristo. En caso de que mi esposa no comprenda voy negarme a engendrar hasta que se enmiende.
Es cierto lo que usted dice de los hijos, ellos son de Dios y para Dios, no van a ser míos ni para mí y no van a ser de mi esposa ni para ella. Esto que usted dice lo he pedido con insistencia y fervientemente en la oración incluso desde antes de conocer a mi esposa.
También he pedido que mi esposa y yo nos configuremos plenamente en Cristo y desde antes que conociera a mi esposa he abandonado en manos de la Virgen mi ser, el de mi futura esposa y el de los futuros hijos (Dios los quiera enviar o no) para que todo sea para mayor Gloria de Dios nomás. Eso lo quiero con todo mi ser y quiero configurarme plenamente en Cristo y Cristo Crucificado y quiero llevarla a mi esposa por ese camino y quiero que si Dios nos concede hijos sean sólo de El y nosotros seamos unos simples y pobres administradores, pero plena y firmemente fieles a la Voluntad de Dios.
Se que la Gracia basta, pero todo hombre débil y miserable como soy necesita de buen consejo.
No he tenido buenos consejeros hasta el momento. En usted estoy encontrando la guía que necesito.
Fui imprudente en no haber consultado antes, pero créame, descubrí que le podía consultar a usted el día que le envié el primer mail y esto viene de hace varios meses y no he tenido buenos consejeros… Con más tiempo me gustaría contarle más de mi vida, quien soy, de mi esposa, etc. Padre, también le voy a ir haciendo otras consultas que necesito sobre el matrimonio, es más, las necesitamos mi esposa y yo. La verdad que es difícil encontrar a alguien que aconseje bien.
Gerardo.
Mi respuesta a Gerardo
Gerardo:
Me alegro en el Señor que ha puesto en ti disposiciones tan según su Corazón. No dudo de que ahora que hay luz en tu camino de ministro suyo para tu esposa vas a andar a pie firme y seguro por la senda de su gracia y la fidelidad. Y el mal espíritu no te hará vacilar más.
Las mujeres de hoy, aun católicas han olvidado que Dios no creo a Adán para Eva sino que la creó a Eva para Adán, para que le diera hijos al esposo y no viceversa. De modo que es el esposo el que los pide y los recibe con sus condiciones. Y por eso, cuando vienen, es el padre y no la madre quien les pone nombre. ¡Así lo enseña la Sagrada Escritura! Pero en ésta como en tantas otras cosas, la soberbia humana pasa de largo sin preguntar ni aprender de la sabiduría divina la razón de sus dichos revelados.
Debe haber un montón de amigas y consejeras alrededor de tu esposa… que te desautorizan.
Será bueno que te hagas un resumen de mis correos y se los muestres: Esto y esto dice el Padre Bojorge. Y puedes leer con ella «La casa sobre Roca» donde algunos de estos principios están ya enunciados en semilla.
Tengo otro libro que el mal espíritu se está empeñando en que no se publique en el que explico todo esto con más claridad.
Mientras tanto puedes ver mi blog http://www.elblogdelbuenamor.blogspot.com
Seria muy bueno que tú me dieras permiso para publicar tu consulta como testimonio, junto con mis respuestas ya sea en el blog, ya sea en el próximo libro.
No temas confrontar a tu esposa con las verdades de la fe y de la Sagrada Escritura. Pero es verdad que el mal espíritu que la atormenta a ella, te provoca a ira desde ella y logra hacerte enojar y encolerizarte y con ello te desautoriza a los ojos de tu esposa.
Cuando tú te enojas, ella se enoja, pero más fría y serenamente que tú, y te gana en el razonamiento a medida que tu razón se traba con la ira.
Sería bueno, también, que la relacionaras con buenas amigas consejeras.
Que el Señor te ayude a ¡no discutir jamás! con tu esposa. Dile serenamente que has hablado con un sacerdote que te ha dicho tal y cual y que eso es lo que sientes que Dios te manda decirle y estás dispuesto a hacerlo.
La llave de los hijos que ella desea la tienes tú. No cometas el error de concederlos mientras ella quiera un hijo para sí, y no un hijo para ti, para el niño mismo, y sobre todo, para Dios. Y tampoco mientras no respete al padre de los hijos que desea.
Ni cedas a la tentación de la lujuria. Porque sospecho que no solamente por tu ira pierdes los partidos, sino también por ceder a la tentación de la carne cuando ella te manipula por ese medio. Con eso pierdes mucha más autoridad ante ella, para que no te obedezca. ¿Cómo le va a obedecer la mujer a un varón que no se domina ni se gobierna a si mismo en la ira y la lujuria? Por la lujuria la mujer domina al varón. ¡Despierta Gerardo! Pero ¿qué digo? ¡Si veo para mi gozo que ya estás despertando!
Bendiciones del
Padre Horacio
Postdata: A veces conviene escribir lo que uno quiere decir a su esposa. Y no salirse de esos términos.
Ellas son las que más conocen los flancos débiles del esposo y el mal espíritu las usa para debilitar al varón.
Si ella empieza a querer discutir le dices buenamente que si no es posible hablar tranquilos es mejor no discutir. No te enzarces en razonamientos.
No hables de esos temas en las comidas, ni en momentos o situaciones que te parecen desfavorables. Dile que para ti es un tema sagrado y que hay que hablarlo en forma sagrada y por lo tanto pura de pasiones desordenadas.
Dile que hay desorden de las pasiones en ambos y que hay que empezar una cura conjunta de esas pasiones. Que tú tienes que sanarte con su ayuda de tu ira y de tu lujuria, y que pides que te ayude a eso y que no que te incite a enojarte o a perder el control de tu pasión sexual.
Dile que te preguntas si no será que el Señor no quiere enviarles hijos todavía porque no están aun preparados para ser padres en Dios. Que ser padres es una misión parecida a la de los apóstoles, a quienes el Señor enviaba «de dos en dos».
Que el Espíritu Santo te siga iluminando para bien del alma de tu esposa que está tan tentada. Y que por la soberbia natural de la hija de Eva no lo querrá reconocer. Vale