Sus emociones gobiernan el pensamiento, bloquean la inteligencia de tu esposa y el mal espíritu su imaginación. Pero no temas, tú tienes poder de exorcista contra el espíritu que tienta y ataca a tu esposa en virtud del ministerio sagrado de esposo.
Gerardo me escribe:
Padre,
espero no ofender a Dios, pero esta mañana no me puedo poner a trabajar sin poder primero responderle, a pesar de que tengo cosas para hacer en el trabajo.
Ayer cuando volvía del trabajo y durante el día puse el tema en manos de Dios y María Santísima y pedí la ayuda al Espíritu Santo y lo hice con abandono y fervor.
No sabía si era conveniente tratar el tema en este momento porque mi
Fui al living y como el televisor estaba prendido lo apagué para que pudiéramos tranquilos. Ella se enojó por eso, porque le falté el respeto apagando el televisor de ese modo.
Le expliqué que apagué la tele porque no me parecía que si no habíamos estado todo el día juntos (nos despedimos a las ocho de la mañana y recién vuelvo a casa a las ocho de la noche más o menos porque trabajo en una empresa que me queda lejos de casa) y me parece bueno, para dialogar mejor, estar sin el televisor. El televisor corta el diálogo.
Ahí se produjo una explosión en ella, fue muy difícil la situación. Yo me negué hablar hasta que no se calmara.
Al final nos sentamos a cenar. Durante la cena ella lloraba y hablando me pidió perdón y yo le pedí perdón.
Ella se calmó y me preguntó por qué yo vine nervioso y yo le dije que era por el tema de los hijos. Ella me dijo que también está nerviosa por ese tema. No recuerdo bien las palabras pero en definitiva ella me pidió de buenas maneras que le expresara qué es lo que me pasaba. Yo le abrí mi corazón respecto a la cuestión de conciencia que le he comentado con toda sinceridad y calma. Ella explotó de un modo que no se lo puedo explicar, las cosas que me dijo, las expresiones, palabras fueron muy duras, difíciles.
En un momento me dijo que ella se va a volver a la casa de sus padres y que lo nuestro no va más. Ella después se arrepintió y pidió perdón, pero me trató de que le mentí y que le hice un mal grande jugando con sus sentimientos porque le había dicho que me iba a hacer los análisis y ahora le digo que no.
Además en otras oportunidades cuando le he dicho que a mi me costaba el tema del análisis pero que me sentía en dudas de que si tenía que hacerlo o no y es como que con lo que le dije ahora acerca de mi conciencia ella piensa que le mentí acerca de lo que le expresé aquellas veces. Eso no fue así, yo no le mentí porque en días pasados realmente yo estaba tentado de que si no era los que Dios quería para mí los análisis y con mi mente tapaba lo que me había dicho la conciencia y que en el fondo me lo decía.
Le pedí perdón porque el error lo cometí yo en no haber sido fiel a mi conciencia desde el principio, pero ella no entendió y todo fue en vano. Lloró muchas veces anoche y a partir de allí ya no pudimos hablar más.
Ella hoy se levantó y se preparó su desayuno (siempre lo preparo yo para los dos) luego agarró sus cosas y se fue sola a tomar la micro para el trabajo (siempre nos vamos juntos y nos despedimos en la puerta de su trabajo).
Padre, realmente le digo que sé que he hecho lo correcto con mi decisión, quizás no hubiese tenido que hablar ayer. No considero que me dejé llevar por la ira, le dije las cosas serenamente, pero todo fue un caos. Quizás no era el momento para decirlo, hubiese podido esperar que pase su período de flujo, pero no lo sé.
Que el Señor tenga Misericordia de mí esposa y de mi, miserable pecador!!
Padre, si usted quiere y sirve para la mayor Gloria de Dios y bien de las almas puede publicar mi caso en donde le parezca oportuno y en las condiciones que me ha mencionado.
Respecto al tema de las amistades de mi esposa, estoy convencido que no tiene otras que su mamá y su hermana. Puede que de ahí vengan problemas. También puede llegar a ser que escuche cosas de sus compañeras de trabajo (todas mujeres) y le influyan las cosas que digan, pero creo que ella no tiene intimidad con las mujeres del trabajo y es una chica muy influenciable, débil, nerviosa, se cierra un poco en ella misma: ¡¡pobre mi esposa!! La quiero ayudar y no sé cómo. Mi esposa es una chica que fue criada solamente en el capullo de una familia católica, de fe simple, sencilla, tradicional (profunda) en muchos aspectos, pero sin mucha formación.
Respecto al tema de la lujuria, no sé Padre, yo creo que somos prudentes en ese tema. Quizás en otro momento cuando pase esta tormenta pueda charlarlo mejor, al igual que las otras cosas que me ha dicho por mail.
Padre, estoy apenado si hice mal en hablar en el momento que lo hice y herí de tal modo a mi esposa
En Cristo Crucificado lo saluda
Gerardo.
Mi respuesta a Gerardo
Gerardo:
Cuando se desata la tormenta, hay que desensillar y esperar hasta que aclare. No te alteres ni te asustes por las explosiones emocionales de tu esposa. Tranquilo. Déjalas pasar y tú mantente firme en tus razones. Cuando te acuse de que le mentiste, no te excuses en el momento ni trates de disculparte. Tú mantente sereno y aguanta el chubasco sin excusarte. Déjala que ella le tome el gusto a su propia injusticia y dale tiempo a que vomite su emotividad y se aligere.
En otro momento, cuando esté serena y si te pregunta, le explicas.
¡Es bueno lo que pasó, aunque te parezca un temporal!
NO te asustes. Lo que sucedió es que las palabras de la razón creyente de un esposo son un exorcismo. ¡Sí!. No te asustes de la palabra. Le hiciste un exorcismo a tu esposa y su mal espíritu la agitó. Pero la agita para salir.
No te asustes. Y cuando ves que ella se pone así, ejercítate en distinguir entre ella y su mal espíritu.
Entonces te callas y rezas dentro de ti un exorcismo esponsal más o menos en estos términos o otros parecidos:
“Mal espíritu que agitas a mi esposa, por el poder de mi ministerio de esposo y del santo sacramento del matrimonio, y en nombre de Cristo a quien como esposo represento, te ordeno que dejes a mi esposa en paz y no la atormentes”.
Te pongo una fórmula larga para que sepas cuál es el sentido pero lo puedes rezar más breve. Basta que digas «Yo te ordeno que dejes a mi esposa en paz».
Es muy importante que para tu paz y para que ejercites tu poder de esposo, sepas distinguir entre tu mujer y su mal espíritu.
Cuando tú le dices esas verdades de Dios, el mal espíritu la agita. Esto es todo sin culpa de ella. Con el mal espíritu no se discute. Te callas la bocas y rezas en silencio el exorcismo y esperas.
Pasará muchas veces que ella esté serena al comenzar y se agite apenas le digas lo que dice tu conciencia, la razón y la fe.
Ella te acusó de mentiroso. Cuando esté serena vuelve sobre su acusación serena y bondadosamente, sin mencionarla y dile que jamás le mentirías, porque eso desagradaría a tu Padre celestial. A ella hay que trasmitirle el mensaje de que tú tienes primero a Dios. Y si te amenaza con irse, no le respondas nada. A ella tienes que trasmitirle que la amas, pero que ese amor es en ti un don sagrado de Dios, que te impone obligaciones hacia ella que no puedes someter al juicio o al parecer del momento de ella.
Creo que está mal acostumbrada a decirte mentiroso y maltratarte con abusos verbales impunemente. Pero ya ha sido una victoria de la gracia de Dios en ti, que no haya logrado irritarte. Ánimo que el Señor está contigo, ministro de salvación para tu esposa. Eres por disposición divina, y por la gracia del sacramento matrimonial, ministro de Cristo maestro, médico pastor y sacerdote para esa chica.
Ten paciencia y desde tu fe y tu razón trata de iluminar su inteligencia con la verdad. «Caridad en la verdad», es la última encíclica del Papa.
Su cabecita está confundida por algunos errores y la gobiernan sus caprichos y pasiones. Sus emociones gobiernan su pensamiento, bloquean su inteligencia y el mal espíritu su imaginación. Pero no temas, tú tienes poder de exorcista para tu mujer. Úsalo.
Y no te asustes de que por ahora empiece a agitarse y agitarla más. él sabe que se aproxima su derrota por el ministerio sagrado del esposo.
Padre Horacio