podrás empezarla a tratar a ella con bondad y a descartar su tentación, o examinarla fríamente. Eso será un ejemplo para ella, que viéndote obrar así, empezará a ver en el espejo de tu conducta, la diferencia entre lo mejor de sí misma y el ataque de los pensamientos malos, las imaginaciones, las inculpaciones, las desconfianzas, los juicios injustos y temerarios.
Pero además hay que contar con el poder de la oración y del ministerio de esposo, con los poderes y gracias que Cristo ejerce a través de tu ministerio, para enseñanza, sanación, guía y santificación de la esposa.
Si tú empiezas a tomar partido por tu mujer en contra de su tentación (tentador = mal espíritu), también ella empezará a aprender que puede tomar partido en favor de ti contra esos juicios y pensamientos contrarios a ti y entenderá que no son suyos sino de la Serpiente. Comprenderá entonces que puede defenderte a ti de esos malos pensamientos. Porque de hecho, está acostumbrada a tomar partido contra ti y en favor de los malos pensamientos que le vienen contra ti, y ni siquiera es capaz de advertir que no son suyos.
Cuando la esposa ve que el esposo no se afecta con lo que sale de su boca y con las agitaciones que la sacuden, empieza a poder tomar distancia ella misma de lo que le está sucediendo. Empieza a poder dudar de la objetividad de lo que le esta pasando.
De lo contrario, es ella la que le contagia su desequilibrio emocional a su marido.
Pero por eso mismo, el esposo no debe pedir perdón después, – como ya te he explicado – cuando ha sido ella la que se desquició.
Y tampoco debe aceptarle así no más el pedido de perdón de ella. Porque ¡ese es el momento justo para enseñarle, que no ha sido ella la que te ha ofendido, sino que ella ha dejado pasar una tentación contra ti!
Que si bien lo ha hecho hasta ahora inculpablemente, debido a su ignorancia, de ahora en adelante, sería muy bueno para ella misma, que en esos casos fuera aprendiendo a tomar partido por ti en contra de esas acusaciones falsas contra ti.
Y que, además de ser bueno para ella, seria bueno para su esposo, contar con la defensa de su esposa. De eso modo se pueden defender los dos, el uno al otro, de los ataques de los malos pensamientos (nombre secreto = mal espíritus) contra el amor matrimonial.
Padre Horacio