ROSALÍA [1 de 10] BUSCANDO CONSUELO

SER ESPOSA 
PARA EL SEÑOR, 
ÉSE ES EL YUGO MEJOR
 
 BUSCANDO CONSUELO
Hoy comienzo, tras diez meses de charla via mail con un Usted, Padre, a transcribir nuestros diálogos, inspirada por sus palabras de no quedarme derrotada sino sacar de mi historia, como la Samaritana sacó de la suya, el deseo que despertó en ella el encuentro del Señor junto al Pozo. Ello y el ser agradecida por tantos testimonios de otras mujeres que leí y que iluminaron mi camino… ¿cómo no ser yo también agradecida compartiendo mi experiencia?
21 marzo
1.- Querido Padre:
Recién me hago el tiempo para hacer esto que hace ya tanto deseo: es escribirle y contarle mi historia para pedirle que me ayude a leerla desde el Padre. Este texto será largo porque conviene que Usted empiece a conocerme conociendo mi historia.
    Mi seudónimo es Rosalía, soy profesora aunque me he dedicado más a la parte de coordinación y de gestión en mis trabajos. Tengo 37 años. Soltera, sin hijos, y recientemente mudada sola por primera vez. Antes vivía con mis padres y algunos hermanos, ya grandes también.
PRIMER TEMA: JUAN
    Padre, quiero comenzar contándole lo que me pasa a nivel afectivo. Cuando tenía 23 años me puse de novia (antes fueron dos noviazgos muy cortos, uno de días y el otro de un par de meses que no prosperaron).
Estuve siete años de novia con… llamémosle Juan. Pero la relación se fue enfriando… él vivió mucho tiempo en otra provincia por sus estudios y al volver estuvimos como un año más juntos antes de terminar. En esa relación me sentí sola… muchas veces lloraba por eso. Y sí, reconozco haber tenido algo como miedo al abandono de su parte. Cuando él me dejó, al mes y medio ya estaba de novio de nuevo con quien hoy es su actual esposa…
Él fue el único hombre con quien he tenido relaciones sexuales. No fue sino como hasta el 3er año de noviazgo en que los dos cedimos en eso… y sí, ya sé… principio del error. Pero bueno, esa relación es de mi pasado y si bien me marcó mucho porque pensé que sería con quien formaría una familia, es algo que ¿»he podido superar»? Bueno, no estoy tan segura de eso. Es decir, de él puntualmente ya no estoy enamorada, incluso hemos podido hablar en varias ocasiones y hay cariño sin confundirlo con algo más….
Pero pongo en duda si lo superé porque, la verdad, me lastimó bastante que no se diera. Y desde el 2012 que no he podido volver a darme la oportunidad de estar con alguien, siempre que alguien se acercaba yo veía que tenía otra intención, como que ponía una barrera… y así pasó el tiempo…
2º TEMA: ROMÁN
Hasta octubre del año pasado que conocí a Román. Un chico menor que yo (28 años), que tiene 3 hijos que no viven con él sino con su madre y él vive en otra provincia pero trabaja aparte en otro lugar con un régimen de 14 x 14 días. Román venía de un noviazgo donde estuvo varios años en pareja con una chica mayor que él (40 años) con la que hasta había proyectado casarse. (…) Y a pesar de todos mis miedos padre, con él me animá a abrir el corazón. Habíamos quedado en encontrarnos, pero al final no se dio… Pero yo noté que cuando él salió de vacaciones como que se alejó… de repente ya no nos llamábamos, y él vivía sus tiempos de soltería por así decirlo. Entonces en estos 5 meses como que seguimos charlando, pero no con tanta frecuencia ni intensidad como fue hasta fines del año pasado.
¡Pero yo me enamoré! No sé por qué, pero así fue… y entonces seguí esperando que él propusiera. Sus propuestas a decir verdad en este tiempo pasaron por la posibilidad de vernos, pero estaba siempre esta cuestión de tener sexo… Yo sí le conté mi postura al respecto, pero siendo sincera con Ud. padre creo que hubiera flaqueado…. (he llegado a cometer el pecado de la masturbación pensando en él)….
Y hoy me enteré que volvió con su ex novia…. Él dice que esto no es que venía desde hace tiempo, sino que fue algo «que se dio». No me dijo detalles. Solo sé que volvieron. Y cuando le manifesté que yo pensaba que él quería estar conmigo, me dijo que eso era antes pero que después se había dado cuenta que tenemos dos estilos de vida que no nos permitirían estar con el otro, sumado a la distancia física de donde vivimos.  Y yo no es que fuera utópica, ni que pensara que todo sería color de rosa o fácil. Pero de verdad si hubiera habido un proyecto en común, yo hubiera dejado muchas cosas para incluso mudarme a donde él estuviera…. Pero él volvió con su ex novia y me enteré viendo una foto que puso en su perfil, no fue capaz siquiera de decírmelo…
Hoy lloré mucho, incluso al escribir esto se me llenan los ojos de lágrimas de nuevo…
TERCER TEMA: MI GRAN DESEO DE FORMAR FAMILIA
Padre, esto de vivir sola y haber conocido a Román han hecho ratificar en mí un deseo muy profundo en mi corazón que es el de formar una familia. Quiero eso, a pesar de los problemas o dificultades que veo que atraviesan hoy los matrimonios o familias, si quiero apostar a poder formar una familia cristiana. Y me duele que no se dé… que de nuevo no se dé…
Yo tuve por mucho tiempo incluso duda de mi vocación, pero en este tiempo me he dado cuenta al menos lo que quiero y tengo tanto este anhelo en el corazón que lo molesto tanto a Dios para que se dé que hasta a veces temo que parezca que no confío en él cuando de verdad sé que Él me ha estado protegiendo siempre.
Me pasó, por ejemplo, llamarme la atención el otro día que leía en su libro de «Mujer porqué lloras» la historia de una religiosa que sentía deseos de dejar la docencia por la vida contemplativa, y ella manifiesta ahí que se la tentó con lo más bello…. Tengo miedo de estar siendo tentada con la bella idea de la familia (porque pensaba en esto de querer dejarlo todo para poder estar más cerca de Román y eso era también dejar tareas que en el presente asumo) Y no sé si será tentación, ya que por otra parte creo que Dios por algo me ha puesto este tan ardiente deseo que tengo últimamente de encontrar a un compañero de vida.   Y entonces ya no sé.
CUARTO TEMA: TRISTEZA Y LECCIONES
Estoy triste… pero con Juan he aprendido que no debo mendigar amor, que si él eligió en su momento a otra mujer era por algo y que yo merecía alguien que me ame y elija a mí… Y ahora que Román ha elegido a su ex, es de nuevo la misma situación y aunque me duele, eso pone una barrera, yo no voy a mendigar amor ni a tratar de interferir… sólo me duele que él no se dé cuenta de las cosas que hizo para fomentar mi enamoramiento… Y obvio me duele que no se haga cargo… pero sé que me debo alejar…
QUINTO TEMA: BENJAMÍN
Solo como dato, en este tiempo entre quienes podrían habérseme acercado con una intención afectiva, quizás pueda rescatar a Benjamín, a quien llamo «mi mejor amigo varón». Pero él está casado y divorciado y sé que nunca podría formar una familia con él, así que nunca di cabida a esa posibilidad.
Padre, esto es lo que me sale ahora escribirle.
Le pido humildemente consejos de paternos para transitar este momento.
Muchas gracias por todo… por su paciencia y Consejo. Le mando una gran estima y espero su respuesta… Saludos, Rosalia….
1era RESPUESTA DEL PADRE
25 marzo
Querida hija:
Ante todo, agradezco al Padre y al Hijo esta conciencia y confianza «de hija» que han puesto en tu espíritu hacia mí. Eso me pone en situación de poder ayudarte y en la obligación que impone el amor, de auxiliar al suplicante.
He demorado cuatro días en responderte, por lo que pido disculpas a tu aflicción que quizás hubiese necesitado una respuesta más inmediata por lo urgente.
Pero es que no quiero darte una respuesta simplista. Pero hacerlo implica un «informe» complejo.
Es conveniente responderte por partes o capítulos y quizás deba hacerlo en mails sucesivos. He dividido tus confidencias en cinco temas o puntos. 1) Juan 2) Roman 3) El despertar del deseo de una familia 4) Tristeza y lecciones y 5) Benjamin
EMPIEZO CON JUAN.
Desde que empecé a darle vueltas, meditar y orar tus confidencias, un puntero interior me lo señaló como lo que debía retomar e iluminar desde la fe que ambos compartimos. Hay un montón de cosas que se me agolpan para decir al respecto de esos siete años del primer noviazgo. La excesiva duración. La distancia. Los miedos de poder perderlo. La concesión de relaciones sexuales en la etapa final y en que se redujo la distancia, es decir de la cercanía.
Las consecuencias a larguísimo plazo y hasta ahora de aquellas caídas. De ellas se te perdonaron las culpas. Pero perduran las penas, es decir las consecuencias de haber elegido mal y haber elegido el mal, a sabiendas de que era malo a los ojos divinos. El arrepentimiento lleva a pedir perdón y con ello a recibir el perdón de las culpas. Pero no basta el arrepentimiento. Es necesaria la prolongada penitencia que se necesita para continuar con una conversión interior, para una ordenación de las pasiones desordenadas y y la tiranía de los sentimientos; un sólido arraigo de las virtudes teologales, cardinales y morales, pero también del autodominio psicológico y de una atención y discernimiento espiritual. Atención para percibir la llegada de pensamientos y sentimientos intrusos. Discernimiento espiritual para recibir las buenas inspiraciones y rechazar las malas.
Incurrir en relaciones sexuales prematrimoniales es una especie de pecado original individual que extenderá la duración de penas resultantes sobre el resto de la propia vida individual del que incurre incautamente en ellas. Por eso me parece que es el punto más importante para extendernos en comentar sus consecuencias y en detectar sus efectos en los cuatro puntos sucesivos de la historia que me relatas. El deseo de familia imposible de realizar, es sólo una de las penas resultantes. Se diría que todos los sufrimientos subsiguientes, tienen su fuente en aquella desobediencia inicial. Tu facilidad para engañarte a ti misma con un varón tan descalificable por su historia como Román, cuya trayectoria vital demostraba su incapacidad para vivir un compromiso serio. Que te hayas podido enamorar de él, es, a mi parecer, otra consecuencia penal de la insubordinación inicial de tus sentimientos contra tus principios de fe y tu razón.
Tú la atribuyes a ambos por igual. («No fue sino como hasta el 3er año de noviazgo en que ¿los dos? cedimos en eso») Pero no es así. Que haya relaciones sexuales prematrimoniales, está en la mano de ella, en última y decisiva instancia, porque Dios así lo ha dispuesto. Y ella es la responsable de permitirlas o no. La responsable de dañar al varón entregándosele o de salvarlo de la lujuria varonil negándosele.
Dicho sea de paso, no me dices durante cuánto tiempo o años, siguieron teniéndolas. Y ese es un dato esencial para entender el resultado: el abandono por parte de él. Reflexiona hasta cuándo se lo permitiste. Reflexiona si el haberte entregado no pudo influir en el aprecio, en la estima, en la consideración de él hacia ti. De su opinión acerca de ti como mujer deseable, aún sin entregársele, y quizás precisamente por eso mismo, por no entregársele.
La mujer no suele medir hasta que punto es destructora, yo diría devastadora, su entrega sexual al varón antes del matrimonio. 
Si quieres darte una idea de un caso ejemplar puedes asomarte al testimonio de «Rina» (seudónimo naturalmente) y encontrarás en el Blog del Buen Amor en este enlace: https://elblogdelbuenamor.com/2017/04/rina-mi-sufrimiento-es-por-lo-que-yo-le.html

Calificar el asunto como «pecado mortal» no es suficiente para entender, en lo concreto de toda la biografía presente ni futura, las consecuencias penosísimas y que no se terminaría nunca de enumerar, de ese acto de autodeterminación contrario a la voluntad divina conocida. 
En tu relato dentro del primer tema hay una serie de expresiones tuyas que expresan lo que te digo y me confirman en la verdad de lo que percibo y te comunico. Te copio ese pasaje con subrayados míos: «Pero bueno, esa relación es de mi pasado y si bien me marcó mucho porque pensé que sería con quien formaría una familia, es algo que ¿»he podido superar»? Bueno, no estoy tan segura de eso. Es decir, de él puntualmente ya no estoy enamorada, incluso hemos podido hablar en varias ocasiones y hay cariño sin confundirlo con algo más…. Pero pongo en duda si lo superé porque la verdad me lastimó bastante que no se diera. Y desde el 2012 que no he podido volver a darme la oportunidad de estar con alguien, siempre que alguien se acercaba yo veía que tenía otra intención, como que ponía una barrera… y así pasó el tiempo…»
En todo ese pasaje te mueves a nivel puramente natural. 
Deberías poder partir de la evidencia de fe. No te lo reprocho porque no es muy conocida y por eso no predicada e ignorada por la generalidad de los fieles.
Según la visión que nos nuestra fe, el enamoramiento es un carisma divino y el matrimonio es un ministerio [Así lo expongo en la conferencia que te envío en archivo]. Ahora bien si uno peca contra el carisma, si se quiere apropiar de la gracia como si fuera algo natural propio, algo de lo que se puede disponer a propia voluntad, se obstruye o diluye la fuerza unitiva del carisma del enamoramiento. Y el vínculo que creó de la nada entre dos personas, se debilita, o simplemente se evapora, muere la gracia con el pecado de la carne, que por eso se llama mortal. 
Si el enamoramiento fue una gracia divina, como una centella bajada del cielo, algo que es excepcional y milagroso, no tiene por qué repetirse. Ni puede el ser humano recrear algo parecido por su propia voluntad y querer. Menos aún, cuando su propia voluntad y querer han renunciado a guiarse por la brújula y según las coordinadas espirituales que les señala la fe. Ya no tiene Dios por qué dar otro nuevo milagro de enamoramiento. 
Por eso puedes preguntarte si quizás no fue la primera una única oportunidad, que, una vez desaprovechada y perdida, no tiene por qué repetirse a pesar de que te ilusiones con lo que parecen nuevas oportunidades. 
Quizás la penitencia consista en aceptar que ya no tienes derecho a pedirlo. Y a aceptar como «pena» por aquella culpa, que el sueño de la familia que ahora te empieza a atormentar el alma como una sed para la que no aparece el agua, sea algo a lo que debas renunciar como inmerecido. Y ofrecer esa renuncia en humildad a Dios. Él sabe si lo vuelve a dar o no a quien una vez uno lo recibió y lo profanó. Ya es mucho que se nos perdonen las culpas. 
Nuestra madre Eva, diría, para poner un ejemplo, que quiso disponer del fruto sagrado «para darle un toque de sabor a su ensalada de fruta del mediodía». 
Eso es la desacralización. Y tener relaciones sexuales antes del matrimonio es  desacralizar la sexualidad y, aún intentado expresar el amor mediante ella, profanarla y profanar la sexualidad, separándola del amor a Dios, para «consagrarla» a expresarle el amor a una creatura. «Usar» los dones del enamoramiento para algo ajeno a la finalidad divina para la que fueron dados. 
Es a la luz de estas consideraciones, que, debido a mi poca facilidad para expresarlas, resultan largas y redundantes a fuerza de querer ser claras, se pueden releer los cuatro puntos siguientes.
Te lo doy y dejo como tarea. Para que los reconsideres. Y podamos volverlos a tratar según lo que las luces que pueda yo haberte aportado, a pesar de mi torpeza en redactar, agravadas por interrupciones y nuevos inicios de la redacción.
Tu Padre en el Señor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.