STEVE MOSHER: PRESENCIÓ EL ABORTO COMPULSIVO EN CHINA Y ABRIO LOS OJOS

LA ACEDIA CONTRA LA VIDA HUMANA…
CONTRA LA HUMANIDAD MISMA 
¡EN DIMENSIONES COLOSALES!


La Bendición vista como maldición:
Del «creced y multiplicaos y llenad la tierra» 
a la:  

«¡EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA» 



«Maldito el hombre que llama bien al mal y mal al bien» (Isaías 5, 20-21)

REGRESÓ A LA IGLESIA DESPUÉS DE VER EL INFIERNO DEL ABORTO EN CHINA 
Steven W. Mosher era el primer científico social americano se permitió que estudiar en China.
Descubra lo que encontró allí en 1979.
Su trayectoria de vida revela que la Nueva Evangelización viene recibiendo mucha fuerza por el testimonio de los católicos pro vida

Por JOAN FRAWLEY DESMOND

FRONT ROYAL, Va. —
Tomado del Boletín 135 del Population Research Institute
http://www.lapop.org/index.php/boletines/398-boletin-135-steve-mosher-regreso-a-la-iglesia-luego-de-ver-el-infierno-del-aborto-en-china

Steve Mosher era un prometedor investigador social en formación y su punto de vista venía siendo modelado según los criterios “académicos” sobre aborto y “derecho a decidir” que la Universidad de Stanford podía ofrecerle. Pero un día, súbitamente fue expulsado de esa casa de estudios. Era 1980, Mosher fue aceptado como el primer científico social de EE.UU. que estudiaría el impacto de los cambios políticos en los remotos pueblitos del interior de China. La política de un solo hijo del Partido Comunista chino estaba en pleno vigor y Mosher 

 decidió seguir a las mujeres con embarazos en el tercer trimestre hasta las instalaciones donde se llevaban a cabo los abortos forzados.

«Ellas lloraban pidiendo misericordia y rogando por sus hijos a punto morir o que fallecían delante de sus ojos apenas extraídos de sus vientres. Ahora sé que una cosa es pensar o discutir sobre el aborto en abstracto y otra muy distinta es ver a un bebé de siete meses de gestación, de quien nadie podría decir que no es verdaderamente uno de nosotros», dijo Steve Mosher, actual presidente del Population Research Institute, recordando esos momentos fatídicos.

«Era como si el abismo del infierno se abriera ante mí. Todas las racionalizaciones sobre el aborto fueron barridas de mi mente por la brutalidad de los hechos: la indiscutible humanidad de estos niños que estaban siendo asesinados sin piedad. Instantáneamente me di cuenta de que el aborto es acabar con una vida humana… y me convertí en pro-vida».

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