TESTIMONIOS [4] LUISINA

Querido Padre:
De verdad que es un enorme privilegio poder comunicarme con
usted, en medio de la crisis por la pandemia. Es un incalculable aliciente
disfrutar de su acompañamiento, aunque sea virtual y ratificar que Jesús nos acompaña
en todo momento como Esposo del alma.
               Este
tiempo de cuarentena que tiene el mundo entero y que apenas empieza en mi país
lo emplearé para fortalecer mi relación esponsal con Cristo y le agradezco en
el alma que me haya confirmado esa promesa del Señor, de ser parte de su rebaño
y no perder de vista a su pastor.
               Leeré
detenidamente los escritos que me ha compartido para entender mi propia
naturaleza que es desconocida muchas veces para mí misma. Reconozco que usted entiende
mejor este mundo del alma femenina tan sensible pero a la vez tan
desequilibrada, porque al igual que muchísimas de las mujeres he caído en compartimientos que ni yo puedo comprender.
               Gracias
por ser tan compasivo y tratar a esta hija con tanta misericordia, pues como
algunas otras de sus hijas, también me ha pasado que al expresar en voz alta lo
que me pasa, siempre he escuchado calificativos despectivos que dejan las
mismas dudas y añadido un sentimiento de pensar que hay algo mal dentro de mí
               Dios le
pague con el cielo y que la Virgen siempre lo acompañe, por favor cuídese mucho.

Con cariño, Luisa 

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