
Voy a releerlos y a buscar en Google su artículo «Las Bodas del Mesías». […]
Siempre viví esto de estar casada con Jesús como algo doloroso, algo que tenía que ocultar para no ser tomada por loca. […] he leído decenas de libros sobre Jesús pero ninguno había logrado que mi espíritu lo contemplara.
Querido padre:
Muchas gracias por su homilía para Navidad y su escrito sobre «las noches» en que Dios obra.
Estoy leyendo sus libros sobre la vida esponsal con Jesús, «Me quiero casar». Empecé por el primer volumen pero debo admitir que lo abandoné a las pocas páginas por «celos» que Jesús se encargaría de ir disipando.
El segundo me encantó desde el principio, cuando lo terminé retomé el primero y acabo de disfrutar las últimas páginas. Es como si hubiera tenido que leer primero el «Nuevo Testamento» para entender con propiedad el «Antiguo».
Dejé de sentirme «rara»
Ambos libros me proporcionaron un gran alivio. La única esposa mística que yo conocía era Sta. Rosa de Lima y me parecía tan lejana en el tiempo y en la virtud…
Sin embargo los testimonios que volcó en el libro son tan cercanos que ¡me sacaron la cruz de encima!
Siempre viví esto de estar casada con Jesús como algo doloroso, algo que tenía que ocultar para no ser tomada por loca. Ahora saber que es posible y que otras también lo experimentan termina de completar la paz que me dio cuando lo hablé con usted.
Comentarios de Valentina
Ahora le comento en forma de apuntes rápidos pero que espero profundizar releyendo los libros:
1) Comparto con Fabiana Corraro la mezcla del camino de discípula con el de esposa. El cruce se percibe en los diálogos cuando de pronto ella sale con que le gustaría vestirse mejor pero tiene que pagar cuentas, etc.
A mí me pasa lo mismo. Jesús me explica cuestiones de los Evangelios y después pasamos a asuntos cotidianos como si diera lo mismo.
Seguramente para Él esos detalles insignificantes son tan importantes como lo guardado en la Biblia.
2) También me pasó al leer el diario de Fabiana que era como ver una foto de «mi Jesús»
(Aunque conmigo el trato es incluso más «íntimo». Jesús jamás me trató de «hija». Al comienzo me decía «Amada». Pero como a mí eso no me provocaba nada pasó a decirme «Vida» y desde entonces lo mantiene).
3) *Me da vueltas en la cabeza algo que escuché o leí no sé dónde de que en el tiempo de la Virgen María todas las niñas soñaban con ser la madre del Mesías esperado por el pueblo. Hoy, por lo visto, a nosotras el Señor nos está introduciendo en el camino de «esposas con el Mesías».
4) Mientras mi «yo» de carne y hueso leía en sus libros, mi «yo» espiritual contemplaba a Jesús. Es la primera vez que me pasa algo así, he leído decenas de libros sobre Jesús pero ninguno había logrado que mi espíritu le contemplara.Mientras leía se me hacía tan presente que me parecía estarlo viendo.
5) *El testimonio de Estela en el primer volumen (Pág. 153) comentando sus visiones del infierno… Yo no lo he visto pero si escuché la risa burlona del «Bicho» como le llamo yo.
6) *Tengo la impresión de que para mí con la lectura de estos libros se acabó «el tiempo de la fe a oscuras». Con tantas experiencias ajenas similares a la mía es imposible no creer, así que sólo me quedará el amor.
¡Gracias padre! Sus libros me llenaron de paz y de alegría, me llenaron de Jesús. Voy a releerlos y a buscar en Google su artículo «Las Bodas del Mesías». Espero que haya completado su mudanza exitosamente, nos veremos si Dios quiere. Valentina.
Le pedí permiso a Valentina para subir su mensaje al Blog y me contestó generosamente:
Padre:
Desde ya que mi mail le pertenece, por lo tanto puede hacer con él lo que considere más provechoso. Además estoy de acuerdo con que utilice el nombre «Valentina» como seudónimo. Adjunto una foto que me encanta.
¡Qué maravilla que se satisfaga con algo tan simple y tosco como lo es este mail mío! Jesús pasó la Navidad triste por la indiferencia de tanta gente, el regalo sería para mí si con la alegría de alguien tan querido por Jesús, como lo es usted, Él se contentara un poco.
Dios lo bendiga. Valentina