AMAR: ¿ESTÁ EN MI MANO? (1 de 5)

¿Es posible enamorarse por voluntad y decisión o es imposible? (1ª de 4)

Me llega esta pregunta de una persona visitante del Blog del Buen Amor:

Padre: aprovecho la presente, para hacerle una pregunta que desde hace un tiempo está dando vueltas en mi cabeza:
¿Es posible enamorarse por voluntad y decisión o es imposible, siendo el único camino para el enamoramiento la espontánea y casi natural inclinación del corazón por alguien? Es decir, ¿Se puede un hombre proponer a amar a una mujer o viceversa?
De mi parte a veces pienso que sí y otras que no… ¿Será que el mundo actual es tan sensiblero y hedonista? No sé. Se lo pregunto por algo que me está pasando a mí misma y me hace dudar dolorosamente.
A mí me está ocurriendo que a mis treinta y un años  siento más con la cabeza y mi corazón está más ecuánime.

Pues le cuento que yo tengo un enamorado maravilloso, un hombre muy bueno que me quiere mucho y ese amor suyo me ha dejado atónita hasta el punto de dudar si lo que yo siento por él es lo mismo…
Me aterra pensar que no pueda corresponder a ese amor grande, pues es todo lo que yo siempre soñé y pedí al Señor que me diera.
              Lo quiero muchísimo pero me preocupa no sentir por ese eapasionamiento del latir del corazón sino mas bien un amor tranquilo, sereno, conforme… y esto me llevó a creer si acaso realmente lo amaba.
              Sin embargo, yo deseo corresponderle y serle fiel y casarme con él, tal como lo soñamos… Mas, como le decía no soy la adolescente que antes amaba con furor a sus amores imposibles… y no ser así me ha dado preocupación, pero como le digo, deseo seguir con él adelante porque mi corazón me dice que él es la persona indicada y soy feliz.
                Me encantará muchísimo recibir su respuesta, mil Gracias, Padre.
Sonia
[Advierto que Sonia es un seudónimo que aplico para mantener el anonimato de la consultante]. Primera parte de mi respuesta
Muy estimada Sonia:
Paso a contestar tu pregunta sobre si el amor entre varón y mujer puede ser una decisión de la voluntad. Entiendo que me preguntas si uno podría enamorarse de cualquiera, del que uno quisiera o decidiera enamorarse. Quizás, como en tu caso, de alguien que lo ama a uno, y por el que uno no se siente apasionadamente enamorado, o duda de estar enamorado con amor verdadero, porque tiene sentimientos distintos a los que sentía siendo más joven.Primero te contesto con una visión global del hecho del amor humanoEl amor «debe» ser una decisión de la voluntad, pero no puede ser solamente de la voluntad. ¿Por qué? Primero porque el ser humano no consta solamente de voluntad y segundo, porque a consecuencias del pecado original, la razón y la voluntad no tienen el dominio de toda la persona.Me sigo explicando: El ser humano es un ser complejo, compuesto de cuerpo y alma De ahí que sus operaciones o acciones son también complejas. El amor humano también es una operación de todo el ser humano: de su alma o su espíritu, donde reside la voluntad, pero también de sus apetitos sensibles, pasionales e instintivos. Claro está que son la razón y la voluntad las que deben regirlos a todos los demás, por ser las potencias o facultades espirituales y más elevadas. Por eso, podemos decir que amar es un acto principalmente de la inteligencia y la voluntad, pero no solamente de ellos.

A esta consideración es necesario agregar otra. Y es que, a consecuencia del pecado original, el poder de la razón y de la voluntad sobre los apetitos sensibles se ve disminuido y a veces hasta anulado, de modo que la atracción hacia el otro puede convertirse en un impulso predominante o puramente sensible, (sentimental), o predominantemente pasional e interesado (lujuria, avaricia, promoción social) y hasta violento e instintivo con anulación de la razón (como en el violador compulsivo).

Así que, enamorarse por voluntad o por una pura decisión voluntaria, «debería» ser posible si la creatura humana hubiera conservado el dominio de sus facultades espirituales sobre las sensibles que tenía antes del pecado original, en el estado de inocencia.
Pero puesto que por el pecado original el ser humano ha perdido ese dominio, el amor se ha convertido en un lugar de conflicto entre sus facultades o potencias espirituales y sus facultades o potencias sensibles.
Y eso, no solamente en el momento de enamorarse, sino durante toda la vida en común de los enamorados, hasta que la muerte los separe.
Por eso, dice San Pablo con entera verdad, que los que se casan “sufrirán tribulación en la carne” (1ª Corintios 7, 28).
Con el pecado original los deseos ya no obedecen a la razón, y sobreviene lo que se llama concupiscencia, o desorden de las pasiones, que las potencias espirituales no podrían dominar por sí solas, si no fuera con el auxilio de Dios y de su gracia. Por lo que Dios primero dio la Ley de Moisés y luego instituyó un sacramento de sanación, gracia y santificación: el matrimonio. Este sacramento auxilia en las tribulaciones de la carne, pero no las anula, ni las ahorra.

Vuelvo pues a tu pregunta y sigo matizando la respuesta. Es posible enamorarse del que uno decida querer, por la voluntad y pura decisión, en la medida en que la gracia sana la naturaleza herida por el pecado original y le devuelve a las potencias espirituales, el dominio sobre las potencias sensibles. Es decir, en la medida en que la sanación por la gracia devuelve a un ser humano el dominio de sus potencias por su razón y su voluntad sanadas.

Amarse es amistad recíproca.
Para amarse se necesita que se amen los dos.

Pero avancemos ahora un paso más. El amor entre varón y mujer, por ser un amor de amistad supone que se amen los dos. Es decir que los dos tomen la decisión de amarse. Para eso sería necesario que los dos estuvieran tan sanados por la gracia, que su razón y voluntad pudieran hacer un acuerdo perfecto, dominando todo el ámbito de los afectos, sentimientos etc.

Aquí se ve que tu pregunta, por referirse a una sola de las partes, parece estar suponiendo que la otra parte ya ama. La pregunta sería sobre si es posible corresponder al amor del otro por uno, por pura voluntad o decisión. ¿Puede una mujer decidir enamorarse del hombre que la ama, sin tener mayores sentimientos hacia él, por pura voluntad o decisión?

 

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