
EN LA ANTIGUA ALIANZA
DIOS SE HACE PARIENTE
EN LA NUEVA DIOS NOS HACE HIJOS EN SU HIJO
LecturaS: Génesis 17,1-9
Salmo Responsorial: 104
Evangelio: Juan 8, 51-59
El viernes Santo día en el que el Señor sella su alianza con su sangre, nos da su vida. Mana de su costado la sangre y el agua, el Bautismo y la Eucaristía.
Eso es lo que se celebra porque Él, eternamente, lo celebra.
Las lecturas de hoy, nos hablan de dos Alianzas de Dios con el ser humano.
1) En el Antiguo Testamento la alianza con Abraham.
2) En el Nuevo Testamento, Jesús se auto-presenta como el Señor de la Alianza, por su fidelidad. Él es fiel al Padre.
«Esta es mi sangre, la sangre de la Alianza Nueva y Eterna, que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados»
Ab-raham es, entonces, una especie de imagen o pre-figuración de Dios-Padre.
Así como del Padre eterno proceden las dos Personas divinas:
1.- el Hijo por el conocimiento, y
2.- el Espíritu Santo por el amor,
así, de Abraham proceden todos los creyentes.
«Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una muchedumbre de naciones. Ya no te llamarás más Abram: en adelante tu nombre será Abraham. Para indicar que Yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de generaciones. Serás fundador de un pueblo creyente. Será una alianza eterna. Yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Te daré en posesión perpetua a ti y a tus descendientes toda la tierra de Canáan. Esa tierra, donde ahora resides como extranjero y Yo seré su Dios».Génesis17, 4-8
Los que tienen comunicación con Dios, hablan con Dios. Dios los escucha, tienen inspiraciones.
Nosotros celebramos esta tarde y todos los días la nueva alianza de su sangre.
Nueva alianza. No de parentesco humano. No de carne y sangre.
Jesucristo nos va a hacer entrar en parentesco divino y nos va a dar en herencia, vida eterna.
Somos hechos parientes de Dios.
Miembros pertenecientes a la familia de Dios nuestro Padre.
Nos podemos sentar en la mesa de sus hijos.
En la antigua alianza Dios se hace pariente;
en la nueva, Dios nos hace hijos en el Hijo.
Nos introduce en su familia.
Nos sienta a su mesa, en la Eucaristía.
Nos da comunión de vida con su Hijo, su carne y su sangre.
Su ADN divino.
Es Dios Padre quien nos asegura que el que escucha a Jesús el que está hablando, lo está empezando a escuchar a Él por boca de su Hijo.
¿Quién es la Palabra de Dios Padre? Es el Hijo, es Jesús.
El Padre habla por la boca de Jesús, su Palabra.
Por eso afirma Jesús, que es el Padre Quien da testimonio de Él.
La derrama por obediencia filial, por el gozo de hacer la voluntad del Padre hasta la muerte y muerte de cruz.
Si Jesús no hubiera tenido el gozo de hacer la voluntad del Padre, no hubiera tenido la fortaleza de resistir la cruz.
Nuestro gozo debe ser cumplir la voluntad del Padre.
El gozo del Hijo es lo que lo sostiene en el Huerto, para poder ofrecerse al Padre en sangre cuerpo y Espíritu, para nuestra redención.
¡Qué misterio más maravilloso!