También tratamos de resguardar nuestra intimidad de hogar,
muy ligada también al pudor. Y cuando comiencen la escuela hay que enseñarles
que no todo se puede ventilar, tanto lo personal, como las intimidades de la
familia.
Lo primero que se me ocurre contar, es que lo hago todo con
naturalidad, sin caer en el naturalismo libertario hippie. Y también desde lo
racional, iluminado por lo religioso, pero evitando el puritanismo. Por lo
menos eso es lo que intento.
¿A qué le llamo lo racionalmente natural?
Ejemplo: Si mi niñita se saca el pañal en medio del living,
pidiéndome para hacer pis, no la puedo retar, al contrario ¡festejemos! Vas a
hacer pis solita.
O lo mismo cuando mi niñito hacía po – po todo desnudito debajo
del pino que hay afuera frente a la puerta de casa. No me podía escandalizar,
era la única forma en que iba de cuerpo. Después, sin demasiadas presiones, alcanzó la madurez de hacer po-po
sentándose en el WC. A lo sumo, cuando pasaban los vecinos, le decía que se
cambiara de lugar para que no lo vieran desnudito. Lo mismo cuando me pide para
hacer pis y andamos en vueltas por el centro de la ciudad: le enseño que hay
que hacer pis resguardándose de que lo vean y ocultándose detrás del arbolito o
del auto, para que no le vean el pitito.
Ahora observo que mi niño, cuando va al baño ya tranca la
puerta. O me pide que la hermanita no entre. Naturalmente está apareciendo el
pudor. Ya tiene cuatro años.
Entre ellos se llevan muy corto tiempo, mi niña tiene dos añitos
y medio, se llevan 20 meses. Todavía están muy dependientes de la mamá, sobre
todo ella.
Por lo que el tema del baño juntos o separados, se me ha
complicado. En muchas ocasiones los he bañado juntos, es decir en la misma
ducha. Ya sea porque los dos se hicieron caca a la vez, o porque mientras
bañaba a uno, el otro ya se sacó la ropita y entró a la ducha sin que yo me
diera cuenta a tiempo. O a veces también
por falta de tiempo para bañarlos por separado.
Quizás no es lo mejor, pero en la práctica, en la rutina de todos los
días, se dan situaciones como ésta y tampoco me puedo poner extremista. Por
ahora, claro, y porque todavía son chiquitos. Ya dentro de poco tiempo va
cambiar, y lo que pienso hacer lo explico más abajo.
Hay veces que, cuando quiero acordar, mi niña salió del
bañito y está recorriendo la casa desnudita. Ocasión que aprovecho para
enseñarle que no hay que andar así, que hay que vestirse. Y ella misma, va a
aprendiendo y me dice: “hay que vestirse”.
Dentro de un mes, cuando mi niño comience a ir a la escuela,
ya van a tener horario distinto de baño, así que esto también me va a ayudar a
separarlos definitivamente en el baño. Porque si no, mientras baño a uno, el otro
siempre anda rondando. Esto es inevitable. Son muy chiquitos y en la práctica
es imposible separarlos. Se reclaman, no pueden vivir separados, ¡son como
mellizos! Además ya se están bañando solitos.
A mí me preocupaba bastante este tema: si es que estaba bien
que uno observara al otro mientras lo
bañaba. Y pensé entonces en los colegios que tienen separado a las nenas
de los varones que, y que sin embargo los tienen juntos hasta el preescolar y
recién después los separan.
Así que pensé: no debe de ser tan malo. También recordé que,
en mi casa, sucedía lo mismo. Y no me acuerdo de haber sentido curiosidad por
el cuerpo de mis hermanos.
Creo que si me hubiera puesto muy puritana con mis dos niños,
se estarían criando con una curiosidad morbosa por el cuerpo del hermanito. Yo creo que los
niños pequeños son muy inocentes en esto. Claro, siempre y cuando, los padres
los resguarden de la TV, de chistes, gestos y palabras obscenas en las
conversaciones de los mayores. Y siempre que los adultos que los rodean sean
pudorosos en el vestir.
Los míos están muy alejados de todas estas inmundicias,
gracias a Dios. Tampoco van todavía a la escuela, donde siempre se encuentra
algún compañerito más atrevido o ya echado a perder prematuramente por sus
mayores.
No los llevo ni al carnaval. ¿Para qué? ¿Para que vean
mujeres desnudas y bailando sensualmente? Como un ángel guardián sé que tengo
que cuidar de ellos y de mi esposo.
He visto en niños – ¡de dos añitos! – decir y hacer
inmundicias, pero porque los padres o los abuelos se lo enseñaban como gracia.
Esto es muy común. ¡Pobres inocentes!
En torno a la diferenciación de sexo, la gran
«crisis» fue cuando nació mi niña y la comenzamos a “poner coqueta”. El
nene también empezó a pedir para él caravanas, brochecitos en el pelo, etc. Así
que fue aquí donde le insistimos que Dios Padre, lo había creado varón, con
pene, como papá, los abuelos, los tíos, etc. y que ninguno usaba caravanas, ni cabello
largo, ni broches en el pelo.
Y le dijimos a nuestro varoncito, cuando fue necesario, que
Dios Padre, quiso que su hermanita fuera
mujer, nena, con vagina, como mamá, las abuelas, las primitas. Y que por ser
mujeres usábamos caravanas, cabello largo, etc.
Fue tanto el convencimiento, que un día, paradito en la cama
de nosotros, y mirando el crucifijo, rezó lo siguiente: Jesús, yo quiero un
hermanito con un pitito grande, grande, grande (además fue la época en que
descubrió que el suyo cambiaba de tamaño). Bueno, antes de esto ya me había
preguntado si Jesús tenía pene.
A mi hijita también le estoy enseñando que Dios la creó
nena. Ella dice que Dios la creó «nenena». Creo que con esto no voy a
tener gran dificultad, por ahora, porque es “una madrecita”, por naturaleza
tiene tan bien marcado el rol, tanto, que me asombra… A diferencia de mí, porque
yo era muy de papá y me crié añorando no haber nacido varón, porque me
resultaba más divertido.
Aquí quisiera hacer un comentario. Algunas madres, tías,
abuelas, etc. creen que el canal Babay TV es ingenuo, porque pasan
dibujitos delicados, con música suave, colores pastel, etc. Todo cierto. PERO
SON ANIMALITOS ASEXUADOS. En su mayoría, son una especie de monstruitos,
delicados, pero asquerosos, lo único que tienen son bocas, ojos y alguna antena
y no presentan características de ninguno de los dos sexos. No se pueden
identificar al perrito, ni a la perrita, o al gatito y a la gatita. Me parece
otra perversidad subliminal para difundir la ideología de género.
Otro tema en relación con el pudor y el cuidado del propio
cuerpo, es cuando sobre todo el varoncito, se toca sus genitales. Cuando Amadeo
lo hace, le llamo la atención y le explico por qué no lo debe hacer. Cada vez
lo hace con menos frecuencia, porque ya sabe que no es lo correcto. Le digo lo
que Ud. me enseñó: el pitito es santo, es de Jesús, te va a servir para dar
vida. Lo tenés que cuidar.
También les enseño que solo mamá cuando los baña les puede
tocar los genitales o ellos cada uno a sí mismo, cuando se los higienizan;
después no hay que tocarlos y no tienen que dejar que nadie se los toque. Y que
si alguien lo hace, se lo tienen que contar a mamá o a papá.
Me viene a la cabeza, la anécdota de la hija de una amiga.
En el preescolar, las maestras organizaron un baile y le pusieron un top, la
nena no se lo quería poner porque decía que iba a aparecer desnudita. También
con las maestras hay que ponerse en guardia, por más que sean colegios
religiosos.
En otra ocasión, en una clase de gimnasia de jardinera, la
maestra hacía pasar a las niñas gateando por debajo de los niños con las
piernas abiertas. Y una niña se resistió a hacerlo por pudor. Hay juegos que
parecen destinados a combatir el sentido del pudor como si fuera algo mojigato
y que debe ser abolido aún en colegios religiosos.
Ah! otra cosa importante que me estoy olvidando, es en
relación a los papás. Por ejemplo, no andar de ropa interior por toda la casa.
Creo que estos detalles ayudan a resguardar la intimidad. Por imitación van
aprendiendo.
Bueno Padre, estos son los aspectos prácticos que se me ocurrieron
contarle en relación al pudor. Y encomiendo mis niños al Padre para que,
practicando la virtud del pudor, alcancen una vida de pureza, de sana
sexualidad, y adquieran una capacidad contracultural que los proteja aunque
tengan que luchar heroicamente ante las tentaciones del mundo, que cada vez son
más y peores.