LAS MUJERES QUEREMOS SER AMADAS…
YO LO HE SIDO SIEMPRE


... UNIENDO TODOS ESTOS
ACONTECERES EN UN
RAMO DE NOVIA …


Querido Padre 
Es un deber de gratitud, darle hoy este testimonio, con destino a su Blog del Buena amor,  de que he comenzado a caminar en la Esponsalidad con Jesús, para Quien no puedo tener ni una queja sino darle siempre ¡Gracias y sólo Gracias!

Porque hoy, en esta misma fecha en la cual le estoy dando este testimonio de este camino esponsal con Jesucristo que vengo transitando… hoy…  es un día muy especial para mí por dos motivos principales: 

Primero porque hoy se cumplen 26 años de que murió mi madre..
Ella me había dicho cuando yo tenía aproximadamente 14 años.. » rezá por aquél que va a ser tu marido» cosa que yo hice y luego les inculqué a nuestros hijos…

Y segundo, porque hoy hace 37 años que nos pusimos de novios con mi marido, por el que yo había rezado tanto desde antes de encontrarnos.

Atando cabos — debe ser mi Ángel que me lo trae a la memoria — recuerdo que, siendo chica, 13 años aproximadamente, en la Capilla del Colegio sentí un impulso — que sin duda venía del cielo — y le dije al Señor, absolutamente entregada «aquí estoy Señor para hacer Tu Voluntad» .

Uniendo todos estos aconteceres en un ramo de novia, considero que Dios me fue preparando para ser Esposa: de mi marido y de Él. Quiso hacerme ministro suyo en el sacramento del matrimonio, y servirlo en ese ministerio en momentos muy lindos y otros muy difíciles. De todo lo vivido Le doy gracias.

También quiso que un día lo encontrara a  Usted a quien tengo por mi padre espiritual.  A través de su ministerio, el Señor, con enorme paciencia, me fue introduciendo en desentrañar el plan del amor que me tienen: Dios Padre como a hija y ¡algo tan beatificante! ¡Jesucristo como a esposa!

Una imagen muy viva que tengo es la de «tener siempre prendido el radar para » darme cuenta» qué es lo que Dios quiere de mí… Creo que eso es un carisma muy propio de mi ser esposa: estarle atenta y dócil. Siento que es algo que me inspiró el Espíritu Santo aquel día feliz en que le dije: «Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad». 

Ahora veo que aquél fue mi SÍ esponsal dado al Señor a mis trece años, mucho antes del SI que, años después, le iba a dar ante el altar al que es mi esposo .

Desde aquel día de mi SÍ de niña hasta hoy me ha ido manifestado claramente esa voluntad a la que me ofrecí y me ha dado la gracia de abrazarla obediente. 
En esto Usted me ha ayudado siempre. 
¡Las mujeres queremos ser amadas! Y yo lo fui, lo soy y lo seré siempre. 
¡Gracias! ¡Gracias!
Gabriela

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