MARGARITA [3 de 3] CONTEMPLARLO A ÉL, AMAR Y DEJARME AMAR

Soy esa mujer samaritana que se cansó de beber esa agua que le vuelve a dar sed y anhela beber el agua viva. Quiero ser esa María Magdalena a los pies de la cruz, que está en todo momento amándole y reparando su corazón, quiero abrazar mi cruz y unirla a la de Él. Me siento llamada a contemplar, contemplarlo a Él, amarle y dejarme amar. Quiero vivir en el Amor. Como usted menciona mi vida es una vida sencilla de Nazareth, tengo 28 años y soy soltera, ahora con mi mamá enferma he asumido más responsabilidad en el hogar a la par de mis responsabilidades laborales. Cuando hago las labores domésticas pienso precisamente en la vida oculta de la Santísima Virgen y San José.

Martes 20 octubre 20:17 pm
De Margarita al Padre Horacio:
Muchas gracias por lo que me ha enviado, me ha servido para recordar e identificar las tentaciones y desolaciones que sufrí durante estos años o la mayor parte de mi vida. El enemigo se ha valido de mis heridas más profundas de abandono y rechazo para atormentarme respecto a mi futuro y la soledad. ¿Sabe qué? Lo más “curioso” es que después de leer su libro “Me quiero casar” la cita bíblica que quedó en mi mente y en mi corazón desde ese momento hasta el día de hoy es la del profeta Oseas 2,16 “La seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón”. Ciertamente el Señor me había despojado de cosas y afectos de golpe (al estilo de Job) y yo no lograba entender nada. Pero por fe sabía que Dios tenía un propósito con todo lo que me acontecía.

A raíz de mi consagración a la Guardia de Honor al Sagrado Corazón en agosto el Señor comenzó una transformación que no veía venir en mi vida. Todo ese tormento de mi mente e imaginación desapareció, yo venía sintiéndome una mujer abandonada, triste, fracasada, no me sentía amada. Además, con todo el encierro de la pandemia, el estar sin la Misa y los sacramentos, la enfermedad de mi mamá, incertidumbre en la cuestión laboral, en fin, los asuntos del mundo me consumían toda mi fuerza y atención.

A partir de esa consagración el Espíritu Santo me ayudó a darme cuenta de muchas cosas y pecados que yo había pasado inadvertidos, actitudes de egoísmo hacia los demás, me hizo consciente de mi misión educativa (soy profesora de chicos adolescentes), de ayuda a los más pobres y cómo es que el Señor me quería sirviendo justo donde Él me había colocado, donde yo más renegaba porque no iba con mis intereses ni comodidades personales. Se fueron las desolaciones, el dolor, la tristeza, ansiedad. Es como si fuese otra mujer.

Me hizo sentir un profundo arrepentimiento de mis pecados pasados de toda mi vida, no por miedo al castigo sino por haber rechazado su Divino Amor, por haberle hecho a un lado, por el abuso de su misericordia para conmigo. El jueves pasado durante una hora santa de reparación al Sagrado CORAZÓN caían lágrimas y lágrimas sobre mi rostro (aclaro que para ser mujer no me considero tan sensible y generalmente no tengo ese tipo de reacciones en la oración, por lo cual para mí fue una sorpresa). Me sentía como la pecadora que enjuga sus lagrimas con sus cabellos a los pies del Señor. Como la adultera a la que el Señor le muestra misericordia diciendo “vete y no peques más”, sí, soy la mujer infiel al Esposo de mi alma, que ha buscado el amor en lugares equivocados y ha idolatrado cosas y personas creyendo que ahí encontraré la felicidad. Soy esa mujer samaritana que se cansó de beber esa agua que le vuelve a dar sed y anhela beber el agua viva. Quiero ser esa María Magdalena a los pies de la cruz, que está en todo momento amándole y reparando su corazón, quiero abrazar mi cruz y unirla a la de Él.

Me siento llamada a contemplar, contemplarlo a Él, amarle y dejarme amar. Quiero vivir en el Amor. Como usted menciona mi vida es una vida sencilla de Nazareth, tengo 28 años y soy soltera, ahora con mi mamá enferma he asumido más responsabilidad en el hogar a la par de mis responsabilidades laborales. Cuando hago las labores domésticas pienso precisamente en la vida oculta de la Santísima Virgen y San José.

No me había percatado que mi inquietud podría ser una tentación del enemigo. Quizá es que quisiera empezar a servir al Señor de una manera más en particular. He estado leyendo sobre la vida consagrada y el Ordo Virginum (Orden de las Vírgenes), incluso considerar la vida religiosa. Sin embargo, no le miento, mis anhelos e ilusiones siempre estuvieron orientadas a la maternidad biológica. Debo trabajar el abandono en este aspecto de mi vida. Margarita

Martes 27 de octubre 6:45 am
4.- A Margarita:
Querida hija y Esposa de mi Señor.
He releído el intercambio de mails contenido en el archivo que me enviaste. Es un tesoro de amor encerrado en ese cofrecito. Yo te envío ahora dentro de este archivo mi respuesta a tu último, que termina con tu anhelo de maternidad que sigue vigente.
Lo que está haciendo tu Esposo contigo es una maravilla. Sería muy bueno para su gloria y el bien de muchas almas de mujer que sufren lo que tú sufrías hasta entrar en esa íntima relación de amor con el Señor, que otras pudieran leerlo. ¿Me das permiso para publicarlo, bajo seudónimo o como tú prefieras, en el Blog del Buen Amor? En caso de que asientas, te ruego que elijas un seudónimo y si es posible alguna foto de mujer para acompañar las entradas. Por ahora serían dos entradas pero esta historia queda abierta…
Releyendo una y otra vez la historia de nuestros cuatro mails me maravillo de la obra del Señor, en tan poco tiempo, que resplandece ante mí glorificando a la vez tu vida oculta, con un resplandor que sólo la caridad puede encender y sólo los ojos de la fe pueden percibir, maravillados y gozosos. Leyendo párrafo tras párrafo de tu correo no sabría cuál destacar más.
De todo lo que me has escrito, describiendo la obra de la gracia en ti y todo lo que experimentas en tu interior, sólo encuentro un tema que pide mi respuesta. Es el último párrafo de tu mail, donde escribes: “No me había percatado que mi inquietud podría ser una tentación del enemigo. Quizá es que quisiera empezar a servir al Señor de una manera más en particular. He estado leyendo sobre la vida consagrada y el Ordo Virginum (Orden de las Vírgenes), incluso considerar la vida religiosa. Sin embargo, no le miento, mis anhelos e ilusiones siempre estuvieron orientadas a la maternidad biológica. Debo trabajar el abandono en este aspecto de mi vida”.
Querida hija, esa búsqueda de “algo más” te la señalé como tentación. Tentación por que implica un cierto menosprecio de lo recibido a la vez que un “encargo” de hacer tú algo más de tu parte. Es tentación porque te pone en actitud de hacer, mientras que Dios sólo desea que estés y permanezcas en actitud de recibir, como la Virgen María dice al Señor: “Fiat, hágase en mí”.
Déjate de salir a buscar nada de vida religiosa o consagración como virgen consagrada. Ya estás consagrada al Sagrado Corazón, como me dijiste. ¿No valió esa consagración como desencadenante de un cambio interior que es el paso del tormento al gozo y de las sombras de muerte a la luz de la vida? Ya estás. Ya te han hecho llegar al vínculo esponsal con Cristo. En la tierra no hay más que buscar.
A mi parecer, el antídoto que el Señor le contrapone a esa tentación, es mantener en ti, vivo ese “anhelo por la maternidad biológica”. Tómalo más que como algo que aún es imperfecto y debe ser sanado, como algo que forma parte del don de Cristo y que puede contener una promesa de futuro. Dios la cumplirá como tú no debes tener la curiosidad de saber de antemano cómo, ni tener la impaciencia de quererla YA.
Lo sabio es entregarte al Esposo y confiando en él poner tu futuro en sus manos con los ojos cerrados, con los ojos vendados. Y seguir tomada de su mano sin querer ver el camino de biografía por el que te llevará. Sigue tus tareas del día a día, y Él obrará. Descansa en esa confianza absoluta de que nuestra biografía es un don de Dios y jamás debe convertirse en tarea. Eso es tentación demoníaca que quiere que adoptemos su “querer ser como Dios” con que engañó a la Madre Eva.
San Miguel Arcángel, por el contrario, opone al demonio el grito “¿Quién como Dios?”. Guárdate pues mucho de ese pensamiento “inquietante” que le pregunta a la mujer: ¿Y tú qué más debes hacer? ¿Qué vas a hacer tú?
Tú tienes el amor esponsal, no hay más que desear sobre la tierra. Todo lo demás es añadidura y de eso se encarga el Esposo. El demonio quiere que recobres tu vida sacándola de la mano del Señor donde la pusiste por tu consagración. Amén. Padre Horacio.
Espero tu permiso para ir subiendo nuestro intercambio al Blog del Buen Amor.
Y al devolverme este archivo cámbiale el nombre con la fecha nueva u otro número final.

Miércoles 28 de octubre 0:20 am
5.- Mi Amado es para mí y yo soy para mí Amado
Padre Horacio por supuesto que sí puede compartir en su web lo que he escrito, ojalá sea de mucha bendición para las mujeres que lo lean, que sea bajo el seudónimo de Margarita.
Me alivia leer su respuesta, me he percatado en que el alma femenina es más presta a contemplar y a orar, a la vida interior. A veces le digo al Esposo de mi alma que quisiera que esto no terminara nunca, aunque sé que llegarán las pruebas y el dolor, quiero afrontarlo completamente diferente porque soy una mujer nueva, Él ha cumplido su promesa de hacer nuevas todas las cosas. Él me amó primero y me ha elegido.
Es muy tentador querer hacer mucho para Dios, confieso que años atrás yo fui así y descuidé mi vida de oración. Incluso la gente dentro de la Iglesia cuestiona ¿Qué haces?, ¿Qué apostolado tienes? Y el mundo pregunta ¿Por qué no te has casado?, ¿Es que acaso no quieres tener hijos?, ¿Entonces, por qué no te vuelves religiosa, a qué le temes? Es increíble los ataques a la gente soltera, incluso mujeres casadas que aparentan piedad se atreven a juzgar y decir que una soltera no (le) sirve a Dios. En el pasado todo esto me atormentaba, sin embargo, como le comento ya no más. Mi única identidad es ser Hija amada del Padre, Esposa de Cristo y Madre (espiritual) con ayuda del Espíritu Santo. Quiero ser María a los pies del Maestro, escuchando su Palabra y lo que susurra a mi pobre corazón, quiero quedarme con la mejor parte.

Debo aprender a estar más en silencio, apartando de mí todo pensamiento que me intente robar la paz respecto al futuro, confiar plenamente en mi Divino Esposo y quedarme en su Sacratísimo Corazón para que Él disponga de mi como mejor le parezca. La única certeza que tengo es que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado. Margarita

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