Querido padre:
Dios lo guarde cada día… Yo le escribí hace tiempo para consultarle algunas cosas acerca de mi noviazgo y de las preocupaciones que me traía en ese momento. Ahora le escribo nuevamente por lo mismo. Hace un año y tres meses que estamos juntos, el vive en Tucumán y yo en Corrientes.
Puntualmente lo que me preocupa, querido Padre, es el diálogo. Resulta que es un chico sumamente cerrado, le cuesta muchísimo expresar sus sentimientos, hablar de cosas profundas y hasta hablar de los sucesos de cada día.
Estamos lejos y hablamos ahora dos o tres veces por teléfono al día, pero no durante mucho tiempo, el caso es que yo soy super expresiva y siempre tengo tema de hablar con todo el mundo, pero con él me cuesta tanto, hasta le diría que a veces me fastidia y cansa esto de no poder sacar temas profundos, porque él solo escucha, opina casi nada, y menos por teléfono. Da la impresión que está en su mundo y poco le interesa lo que le pasa al resto, esto se lo he planteado y me asegura que no es así solo que no sabe como mostrarlo. El tema es que nunca en su vida habló con nadie, creo que sus padres no supieron valorar sus opiniones y escuchar lo que le pasaba, siento que es como enseñarle a hablar a un niño. Ha mejorado mucho en este tiempo que llevamos tratándonos, pero a mí a veces se me vuelve muy difícil, me falta virtud.
Estoy segura que nos amamos y es eso lo que me lleva a seguir, además por supuesto del amor a Jesús y la Fe, y la devoción a María Santísima y a San José quien es el patrono de nuestro noviazgo. Pero tengo miedo, y ese miedo es una gran lucha en mi alma, tengo miedo a que esto sea siempre así y tal vez peor, tengo miedo a casarnos y a fracasar, todos dicen que después de casados todo es más difícil y peor y si hoy cuesta tanto desgaste conversar y no siento su contención, que va a ser mañana?
Él es muy exitoso en su trabajo y eso lo absorbe mucho, a veces siento que solo el tiempo que le sobra es para mí y para su familia…
Yo me pregunto qué hacer y pido luces al Señor, sé que tengo un gran amor propio que me lleva a reclamar para mi persona en vez de dar todo, pero tampoco sé si está bien dar todo sin pedir nada a cambio y sufrir en mi interior las faltas de detalles, de atención y de comprensión de quien supuestamente llegará a ser mi esposo… Le aseguro que tiene en el corazón la mayor nobleza del mundo muchísimas virtudes importantes que a mí me faltan, pero quizás sea muy egoísta, y ni siquiera lo culpo a él, creo que sus padres, y el mismo lo ha dicho, lo criaron sin enseñarle a preocuparse de nadie más que de sí mismo, ha sido todo un aprendizaje que me vaya haciendo parte de su vida. Cuando estoy mal, cuando estoy enferma, aun cuando murió uno de mis familiares, no sabe qué hacer o decirme, sé que estamos lejos, pero no encuentra detalles, y me hace sentir muy sola, como si todo fuera bien cuando yo estoy bien, pero cuando yo estoy mal, todo se cae y yo una vez más debo arreglármelas sola con Jesús porque él no está. Quizás eso sería diferente si viviéramos en el mismo lugar, pero en verdad no lo sé.
Perdón si he complicado todo, confío en que su corazón de padre sabrá comprender o al menos aceptar. Yo me pregunto qué querrá Jesús, y no lo sé; lo único que sé es que hoy debo cumplir lo que Él me pide hoy, mi deber de estado y aquellas cosas concretas y que debo dejar el mañana en sus manos. Pero a veces me cuesta tanto… Tal vez mi «ejercicio ilegal de la divinidad» me lleve a querer conocer el mañana y Dios no lo permita, para que haga más humilde y viva mi condición de hija en manos de un Padre infinitamente bondadoso…
Nos encomiendo a sus oraciones y espero su ayuda, en medio de las tormentas que a veces pasamos, siempre algo se impone, que aunque uno ame mucho en este mundo la sed del corazón sola podrá ser colmada por el amor de Dios, ninguna criatura podrá llenar nuestro corazón…
Gracias querido padre, Dios lo haga muy fiel hasta la eternidad… Juana
MI RESPUESTA 19-04-2008
Querida Juana
No es fácil aconsejarte por mail en un asunto tan complejo. Creo que ya lo hice la vez pasada en la medida en que pude. El problema fundamentalmente es el mismo y mis respuestas posibles no variarían a no ser respecto del único factor que ha variado: que la situación se mantiene en el tiempo.
Si has leído La Casa sobre Roca, recordarás que no se le puede exigir a un varón, – sobre todo no se le puede exigir de entrada -, una profundidad y complejidad de alma que es más propia del alma femenina. El varón está abocado a la acción. El fue creado para ocuparse de cultivar el paraíso. Y después del pecado para luchar con los cardos y espinas y fatigarse para ganarse el pan, comerlo y echarse a dormir.
Es Eva la que fue creada para hacerle compañía al varón, y no el varón para hacerle compañía y remedio de la soledad de Eva. Creo que tú tienes que asumir tu misión de mujer y no exigir que él asuma una misión que no le corresponde.
Y guardarte de los miedos: “tengo miedo a casarnos y a fracasar”. A él le cuesta manifestar su amor y eso te tortura, porque tú hambreas esas manifestaciones. Y, cuando faltan o cuando no recibes las que tú esperabas y en la forma en que lo desearías, empiezas a tener miedo de que no te quiera, a dudar de si te quiere, o de si su forma de amarte te hará feliz. Eso es consecuencia de la pena de la hija de Eva, torturada por los miedos y dudas que agusanan sus amores.
Si este planteo no te convence, quizás me esté equivocando en hacértelo.
Bendiciones
Padre Horacio
21-04-2008
Querido Padre:
por gracia de Dios su respuesta sí me convence profundamente. Este fin de semana estuve con él, pero antes de verlo pedí a María la gracia de no pedirle nada y no estar dando órdenes y diciendo qué vamos a hacer y a querer dominar todo, sino luchar contra mí misma y ser sumisa a lo que él prefiera o decida y a complacerlo en todo, dejándolo decidir a cada momento lo que era mejor. Le aseguro que fueron los mejores días, se abrió mucho conversamos de su trabajo, de sus inquietudes, y por una vez dejé que fuera Dios quien ordenara todo y no yo. Le aseguro que he descubierto que éste es el camino. Sé que no será fácil transitarlo, pero tengo la gracia y el amor de Dios. Rezamos mucho juntos, compartimos muchas cosas sencillas y realmente experimentamos muchísima alegría de estar juntos.
La respuesta de Dios es clara ahora que mi alma ha recobrado la paz, se ve con los hechos y con su respuesta querido Padre…
Mil gracias de nuevo, lo tendremos en nuestras oraciones para que Dios lo haga fiel cada día hasta el cielo…donde nos veremos por misericordia de Dios si es que no nos encontramos en esta tierra. Un saludo filial y agradecido en nuestra Reina y Madre, Juana
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