MUJERES HISPANO CRIOLLAS [7]
MARÍA ANTONIA OLMOS DE ALBÍN (1ª)

SU TESTIMONIO ACERCA DEL ASALTO AL CASCO DE SU HACIENDA POR UN «COMANDO TERRORISTA» PORTUGUÉS (1801)
INVASION DE LAS VIBORAS 1801 AGN Argentina, División Colonia, Sección Gobierno, Tribunales 61, Leg 61 Expediente 1 (Sala IX-36-2-1)
[Caratulado:] Autos Criminales iniciados en la Colonia del Sacramento de Orden de la Superioridad por el Theniente de Blandengues Dn. Juan Pedro Maciel contra los reos que invadieron el Pueblo de la Víboras y otros excesos que vinieron de Portugal con este fin; y resistieron tenazmente una partida de la que mataron individuos.—  19 de Agosto del Año 1801;

[Al Margen:] 3º Tº/ Da. María/ Anta. Olmos/
En la Plaza de la Colonia del Sacramento a primero de Septiembre de 1801 años, en prosecución del sumario precedente, el Sr. Dn. Juan Pedro Maciel con asistencia de mí el escribano y testigos, pasó a casa de la Sa. Da. María Antonia Olmos, mujer legítima de Dn. Francisco de Albín Theniente Coronel de las Milicias de Caballería de la Colonia que se halla en el / F13 / día destacado en el Real servicio en Maldonado, y recibiéndole su juramento por Dios nuestro Señor y una señal de Cruz que hizo con su mano derecha, de lo que supiere y le fuere preguntado, dijo que juraba decir la verdad en todo.
1º Preguntada: qué refiera lo que supiere de los excesos cometidos en su casa a mediados del pasado mes de Agosto cuando fue invadida por una cuadrilla de ladrones, si conoce a estos, y qué éxito tuvieron y si son los que se hallan presos en esta Real Cárcel, que condujo una partida de Blandengues de Buenos Ayres,

… dijo: que el día diez y nueve del próximo mes pasado Agosto, como a las ocho o nueve de la mañana, estando la que declara en su casa con sus hijos y familia, oyó tropel de gente en su casa, y saliendo afuera vio que a su hijo Dn. Martín lo traían amarrado a golpes y en aquél pronto que salió la que declara a pedir por su hijo, les ofreció todo lo que tenía en la casa, y que a empellones la entraron para dentro con sus tres hijas uno de ellos que es el Portugués Antonio Larrosa, y un mulato venido de puerto mahon (¿?), a quien arrodillándose la que declara, le dijo aquél que no había cuidado que ahí venía el capitán y que entonces salió a la puerta la que declara a pedirle las dejase con vida, pero este hombre feroz la respuesta que dió fue con un chicote entrarla adentro a latigazos/ 13v /

… sin embargo de haberle ofrecido las llaves de su casa, y toda ella de espontánea voluntad como dejasen con vida a sus hijos y familia, y este tal era Martín Curú o Feu, quien ultrajó a la que declara con las palabras mas obscenas e insolentes que el pudor no permite referirlas, entonces, entre Curú y otros cuatro o cinco, las arrearon vilipendiosamente llevando a la cocina a la que declara y a sus tres hijas, Francisca, Francisca Xaviera y Josefa: allí las hicieron sentar en el suelo y juntas con las criadas chicas y grandes a quienes amarraron las dejaron en aquel estado con cuatro centinelas de vista que las insultaban de palabras hasta lo sumo; entonces un indio dellos fue donde la declarante por las llaves de cofres y todas las demás que las llevó empezando el saqueo de toda la casa, golpeando con hachas y haciendo pedazos los trastes que ellos no podían llevar, y recogiendo los papeles que tanto buscó Curú, los hizo pedazos y quemó, tanto los pertenecientes a la Comandancia del Cuerpo de Milicias y de la militar de las Víboras, que ejercía su marido diciendo que para qué habían de quedar allí aquellos papeles malos, y entre ellos despedazó los demás relativos a la casa, diciendo el tal Curú, y Palomino que sentía no haber hallado allí a su marido para matarlo, y después/f14 /pasar a la Colonia a hacer lo mismo con el Comandante y llevarse a su mujer:

… dijo también la que declara que como a las tres de la tarde, después de haber oído los mayores insultos, las hicieron salir de la prisión y montar a las ancas de sus caballos, empezando por su hija Josefa, que no sabiendo subir sola, la golpearon con los rebenques, hasta que otro dellos la ayudó a subir, haciendo enseguida la misma operación con la que declara, pero tan cruelmente que todo el cuerpo lo tenía magullado, y presentó sus brazos para que viesen las contusiones, y a más de todo esto le dio un sablazo en la cabeza Palomino, que la bañó toda en sangre;

… dijo la declarante que ya puestas en las ancas de los caballos ella y sus hijas, marcharon y que a media cuadra de la casa dijo uno que no conoció, que la arrojasen, y así lo hicieron, llevándose a sus hijas, a las que al poco tiempo también las arrojaron, y detrás de (o a?) la declarante vio a sus hijas todas descalzas, y cuasi desnudas, los pechos descubiertos por haberle robado hasta los pañuelos que los cubrían, la declarante pasó a otra casa inmediata de Dn. Pedro Fuentes, arroyo por medio de su casa, quedando sus hijas escondidas en el monte: dijo también la declarante que a una pobre vihuda (sic) que allí estaba en la casa, la golpearon y maltrataron para robarla pero en aquel entonces/ 14v /no volvieron a hacerle daño en su persona;

… dijo también la que declara que al instante volvieron en busca de sus hijas, diciendo que no las matarían sino que buscaban una mulatilla pequeña que se habían llevado (=sus hijas) y que habiéndolas encontrado se la quitaron, y con las demás criadas que eran cuatro y tres varones y otro que acababa de llegar a la Hacienda de Los Laureles, y todos amarrados se los llevaron a caballo en los sillones de sus hijas:

… dijo también la declarante que anduvo aquella noche ella y sus hijas metida en el agua por el monte, escondidas temiendo que los ladrones venciesen a los blandengues por lo tenaz y reñido del combate que estaban viendo después de anochecido: dijo también la que declara que ella y sus hijas se refugiaron al fin a casa de Dn. Ambrosio Bibero donde paraba la partida de Blandengues después del primer combate, allí vio muertos al cabo y soldado de la partida de blandengues que mataron los malhechores:

… dijo también la que declara que a los dos días vio que trajeron presos ya vencidos la partida de Blandengues a los ladrones, que los vio ella y conoció /f15 / ser los mismos que invadieron y saquearon su casa, y que allí supo que se llamaban (Mariano) dijo Martín Pereyra, Feu o Curú: José Hernández: Lorenzo Salay: Antonio Larrosa: Pedro Mereles: Juan Sánchez: Antonio Pintos: Jacinto Viera: Manuel de la Cruz y un peón de la declarante que se fue con ellos en la refriega de su casa llamado Bruno Paies:

… dijo también la que declara que sus criados y criadas se escaparon cuando empezó el combate con los blandengues en que se dispararon todos los caballos: dijo la declarante que volvió a su casa después de haber prendido a los facinerosos, y que entonces la halló toda destrozada y sus muebles hechos pedazos y arrojados,

… y dijo también que se llevaron toda su plata labrada, sellada, onzas de oro y ropa que no dejaron absolutamente ninguna de ninguna calidad; con lo que concluyó su declaración diciendo que no le ocurría más que declarar que todo ello era la verdad so cargo del juramento que tiene hecho en que se afirma y ratifica y siéndole leída esta su declaración dijo ser de edad de cuarenta y ocho años, y que no sabía firmar, de que certifico; pero sin embargo de no saber hacer con claridad las letras y firma, haría lo que supiese y pudiese/15v /para que sirviese de signo == Juan Pedro Maciel = Test. Antonio Delgado = Marª Antª Olmos = Ante mí Agustín López = a ruego del testigo, Antonio Delgado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.