
«He venido en nombre de mi Padre».
Nosotros creemos en ti , Señor.
No permitas que nos apartemos de ti.
Lectura: Exodo 32, 7-14
Salmo: 105, 19-23
Evangelio: Juan 5,31-47
Homilía
Jesús en el Evangelio dice a los judíos: «No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés.»(Jn 5,45).
En la lectura del Éxodo hemos visto que Moisés es el que precisamente defiende al pueblo en ese momento.
Dios le dice voy a destruir este pueblo ignora mi Ley, ignora mi voluntad, se han olvidado de Mí. Se ha hecho un becerro, ése es su dios. Pero Moisés, en todos esos eventos siempre intercede por su pueblo.
El becerro ¿qué era? un toro de exposición rural. Habían hecho un toro, que es una divinidad de esas culturas paganas que adoraban la fecundidad de la tierra. Un símbolo de riqueza, abundancia de los ganados.
El toro significa fecundidad ganadera, pero también agrícola.
El toro es padre de los toritos y bueyes que araban el campo.
Fuente de la riqueza.
Se habían hecho, dedicado a la riqueza, querían unDios que los hiciera ricos YA.
Como los pueblos vecinos
Es la tentación general de todo ser humano. No sólo del pueblo elegido. Lo rodean culturas que se olvidan de Dios porque buscan el bienestar sin Dios.
La idolatría busca un dios por interés, no por amor.
Un dios del bienestar sin vínculo de amor.
Pero Dios es Amor y creó todas las cosas por amor.
La gente quiere las cosas que creó, pero sin el que las amó, al crearlas.
Por eso hablan del gran arquitecto.
Dios es el gran arquitecto.
Creó, pero ya no vive en la casa, así que no tenemos nada que ver con él.
Lo que importa es lo que existe y eso lo vamos a usar nosotros, a nuestro gusto y voluntad. Esa es la garantía del hombre de la incredulidad.
Un dios del bienestar sin vínculo de amor.
Pero Dios es Amor y creó todas las cosas por amor.
La gente quiere las cosas que creó, pero sin el que las amó, al crearlas.
Por eso hablan del gran arquitecto.
Dios es el gran arquitecto.
Creó, pero ya no vive en la casa, así que no tenemos nada que ver con él.
Lo que importa es lo que existe y eso lo vamos a usar nosotros, a nuestro gusto y voluntad. Esa es la garantía del hombre de la incredulidad.
Es en el fondo desentenderse del amor.
Le dice el Señor- lo hemos leído- a Moisés: «Ya veo que es un pueblo obstinado, se han construido un becerro de oro y ha dicho este es tu dios»(Ex 32, 9-10)
El dinero, el bienestar, ese es su dios.
Le dice el Señor- lo hemos leído- a Moisés: «Ya veo que es un pueblo obstinado, se han construido un becerro de oro y ha dicho este es tu dios»(Ex 32, 9-10)
El dinero, el bienestar, ese es su dios.
Los gobernantes de este mundo hablan de bienestar, no hablan de Dios, se desentienden. Los ocho grandes se reúnen nunca hablan de Dios, hablan del bienestar, del producto bruto interno
Piensan que la gente necesita bienestar, porque para ellos ese es el dios.
Así los pueblos están contentos y no causan problemas.
Piensan que la gente necesita bienestar, porque para ellos ese es el dios.
Así los pueblos están contentos y no causan problemas.
El ateísmo está hoy en la cabeza del mundo.
Pero no hay que asombrarse de eso., porque hay fe en nosotros, hay fe.
Es un misterio que hace de nosotros, bienaventurados, pero somos pocos.
Pocos aún entre la multitud de bautizados. A ellos no será Moisés quien los juzgue, sino el mismo Señor cuando vuelva y pregunte ¿qué has hecho con tu condición filial, con tu vida divina, con tu condición de hijo de Dios?
Pero no hay que asombrarse de eso., porque hay fe en nosotros, hay fe.
Es un misterio que hace de nosotros, bienaventurados, pero somos pocos.
Pocos aún entre la multitud de bautizados. A ellos no será Moisés quien los juzgue, sino el mismo Señor cuando vuelva y pregunte ¿qué has hecho con tu condición filial, con tu vida divina, con tu condición de hijo de Dios?
Aquí Moisés es único, uno solo, que es fiel a Dios.
Tiene en su corazón los sentimientos de Dios, tiene un recuerdo de los primeros, con que Dios hizo su Alianza de amor: Abraham, Jacob e Isaac.
Tiene en su corazón los sentimientos de Dios, tiene un recuerdo de los primeros, con que Dios hizo su Alianza de amor: Abraham, Jacob e Isaac.
Dios Se hizo pariente del Clan, pariente del pueblo elegido.
Moisés se lo recuerda a Dios, no porque Él lo haya olvidado.
¿Quién puso el amor a su pueblo en Moisés? El mismo Dios.
Moisés se lo recuerda a Dios, no porque Él lo haya olvidado.
¿Quién puso el amor a su pueblo en Moisés? El mismo Dios.
Ese es el pueblo que ha salido recién de Egipto y apenas cruzaron el Mar Rojo, ya están contra Dios y volviéndose al dios del bienestar.
¿Cómo nos vamos a asombrar, si han visto las grandezas y proezas de Dios y ya se olvidaron?
¿Cómo nos vamos a asombrar, si han visto las grandezas y proezas de Dios y ya se olvidaron?
Dios manda a uno, a Moisés le dice porque me recuerdas a Abraham a Isaac y Jacob, de ti haré un gran pueblo.
Todo el Antiguo Testamento anuncia la llegada del Señor, en persona.
Dios viene en persona.
Ya Moisés le pidió a Dios que no envíe a otro, que Él sea el que lo acompañe, para moverse.
Moisés ya le pide a Dios que venga en persona.
Todo el Antiguo Testamento anuncia la llegada del Señor, en persona.
Dios viene en persona.
Ya Moisés le pidió a Dios que no envíe a otro, que Él sea el que lo acompañe, para moverse.
Moisés ya le pide a Dios que venga en persona.
El Libro de Isaías también anuncia ya vengo, preparad los caminos del Señor, grita: ¡Ahí llega el Señor, delante de Él, viene su mensajero!
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Ahora el Señor ya está.
El Señor envió a su Hijo.
Dios se ha hecho Padre y ha hecho hijos de los seres humanos.
Tanto más grave el juicio cuanto mayor es el objeto del menosprecio.
El Bautista dio testimonio de Él: fue la luz que alumbraba el desierto.
El Señor dice todos los signos que estoy haciendo estaban en las Sagradas Escrituras: que nació en Belén…
El Señor envió a su Hijo.
Dios se ha hecho Padre y ha hecho hijos de los seres humanos.
Tanto más grave el juicio cuanto mayor es el objeto del menosprecio.
El Bautista dio testimonio de Él: fue la luz que alumbraba el desierto.
El Señor dice todos los signos que estoy haciendo estaban en las Sagradas Escrituras: que nació en Belén…
La llegada del Señor iba a ser con signos que se cumplen en Jesús.
Jesús dice a sus compatriotas que no creen en él:
Ustedes estudian, saben toda la Escritura, pero no tienen fe.
¿Cómo es posible que ustedes crean, si se dan la gloria?
No viven para dar gloria a Dios.
¿Cómo es posible que ustedes crean, si se dan la gloria?
No viven para dar gloria a Dios.
Tantos son los seres humanos que viven para la medalla olímpica, viven para cosas humanas Lo que les importa es la opinión, la opinión pública que es, para ellos, como una especie de ley que todo el mundo acata.
Mientras se da la espalda, y más aún, se desafían las leyes de Dios, se las revierte, todo esto lo perdonan.
Pero lo que dice la prensa y la opinión publica nadie lo reprocha.
Pero lo que dice la prensa y la opinión publica nadie lo reprocha.
Dice Jesús: Mi gloria no proviene de los hombres.
No viene de los hombres que no creen, viene de nosotros que se la damos, porque Él nos ha glorificado, haciéndonos creyentes.
No viene de los hombres que no creen, viene de nosotros que se la damos, porque Él nos ha glorificado, haciéndonos creyentes.
Nosotros lo reconocemos Señor en nuestra vida y Maestro de filialidad.
Él es el Hijo que me ha enseñado a ser hijo y a recibirme como hijo de Dios Padre.
Me diviniza. Me da vida eterna, divina, para siempre, porque el amor de Dios quiere encontrarme siempre viviente.
Queridos hermanos, vivimos rodeados de incredulidad.
Peor aún, vivimos rodeados de apostasía.
Pero no tenemos que asustarnos. Hemos sido milagrosamente preservados.
Peor aún, vivimos rodeados de apostasía.
Pero no tenemos que asustarnos. Hemos sido milagrosamente preservados.
La obra que en nosotros ha hecho el Señor, que nos ha dado la vida, es un milagro patente, del que tenemos prueba.
A lo largo de nuestra vida, las tinieblas de la incredulidad se han ido espesando cada vez más alrededor nuestro.
Es humanamente inexplicable que no me haya engullido esa oscuridad.
¡Ha engullido a tantos, a tantísimos!
A lo largo de nuestra vida, las tinieblas de la incredulidad se han ido espesando cada vez más alrededor nuestro.
Es humanamente inexplicable que no me haya engullido esa oscuridad.
¡Ha engullido a tantos, a tantísimos!
Él me ha hecho invulnerable hasta ahora para todos los poderes que tienen los medios de comunicación y de la mentira y yo sigo creyente. Eso ¿es mérito mío?
No. Es señal de la predilección divina, que hizo de mí un hijio suyo y me asegura vida eterna. Porque la vida eterna para mí ya empezó acá.
Ya me encontré con el Padre, ahora.
Qué tiempo bienaventurado éste, queridos hermanos, el tiempo de la cuaresma.
Cristo tiene que hacernos atentos, alertarnos, hacernos vigilantes para todo espíritu que nos amenaza y para toda compañía mala que nos puede hacer perder la fe.
Es tiempo de buscar las Escrituras y buscar el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Si miramos la luz, quedamos radiantes.
Cristo es la luz que ilumina al mundo.
«He venido en nombre de mi Padre».
Nosotros creemos en ti, Señor.
Guárdanos en tu amor hasta el final
Que recibamos la gracia de la perseverancia final.
Guárdanos en tu amor hasta el final
Que recibamos la gracia de la perseverancia final.
Homilía P. Horacio Bojorge S.J.
Jueves de la IV Semana de Cuaresma-
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