Los matrimonios el día de hoy están fallando a un ritmo alarmante, aun en la misma iglesia. Aunque fuera fácil bajar la guardia y darse por vencidos, hay personas que creen que los votos que se pro…
Consideraciones para ayudar a comentar este episodio
Este segundo episodio comienza con la culminación de la discusión entre Caleb Y Catherine.
Hace unos días, para ilustrar estos hechos, publiqué en este Blog del Buen Amor lo que San Agustín dice en sus Confesiones acerca del modo como su madre, Santa Mónica, procedía cuando su padre estaba enojado. Y los consejos que daba a sus amigas, de no enfrentar al esposo en esos momentos, sino razonar dulcemente con él después de pasada la ira.
Catherine procede equivocadamente enfrentando al marido y compitiendo de alguna manera en el mismo plano y el mismo terreno del varón. Es un modo de proceder equivocado. Como lo demuestran los hechos.
Caleb, cargado de ira y adrenalina se agarra a las patadas con el tacho de la basura. Al darse cuenta de que su vecino está presenciando su desahogo de ira se recompone. El varón se avergüenza de haberse comportado contra la razón y haber perdido el dominio de sí. La mujer no debe enfrentar al varón si no quiere verlo perder la razón y el dominio. Si ella lo empuja a esa situación, es porque olvida los deberes del amor, que exige buscar y procurar el bien del otro.
Sacar la basura es tarea del varón en el reparto de las tareas domésticas entre marido y mujer. Catherine no ha cumplido con la parte de sus tareas de esposa, de cuidar que su esposo tenga el alimento cuando viene del trabajo. No ha pensado en traer comida para su esposo. Se ha puesto, durante la discusión, en un plano de igualdad, ignorando las diferencias de modos de ser y de roles.
En la escena de la cafetería se puede ver que los errores de Catherine tienen su raíz en visiones culturales compartidas por las mujeres. La amigas echan leña al fuego del conflicto con consejos equivocados. La visión competitiva e ignorante de las diferencias, de las amigas de Catherine, en vez de ayudarla, fomentan el conflicto y la incomprensión con una visión de rivalidad con el varón. Ellas echan combustible al fuego del conflicto matrimonial.
En la misma línea de ignorancia de la diversidad de modos de ser y de roles, está el episodio siguiente en que los chicos desafían a las chicas a una carrera. Ellas aceptan sin tener en cuenta que no deben competir con los varones en su mismo terreno. A consecuencia de esta imprudencia, ellas chocan y ellos desaparecen sin atenderlas, desentendiéndose de lo que provocaron con su desafío.
El llanto y gimoteo de la accidentada pidiendo ayuda, puede compararse con el llanto de Catherine cuando se derrumbó ante la embestida del marido a quien desafiara con su falta de respeto y consideración.
Caleb se queja de que su mujer no lo respeta. Y el respeto consiste precisamente tener en cuenta al otro en sus valores propios, que son distintos.
Respeto viene del latín re-spectus que significa mirar y volver a mirar, mirar dos veces.
Y también la palabra consideración que es sinónimo de respeto, tiene que ver con mirar atentamente al otro. Consideración viene del latín siderare que significa observar atentamente. Considerar significa tener en cuenta la condición del otro, en su diferencia y en su identidad, para darle el trato que le corresponde.
Al niño como niño, al anciano como anciano, a los propios padres como padres, o a los hijos como hijos, etc. etc.
En este caso, lo que reclama Caleb es que Catherine tenga en cuenta lo que le debe como esposa. Y también Catherine se siente herida porque Caleb no le brinda lo que ella necesita y desea como esposa.
Y esta pérdida de advertencia de las diferencias entre varón y mujer, sus modos de ser y sus roles distintos, parece ser el mensaje principal de este segundo episodio.
El mensaje subyacente podría ser que la paz del matrimonio se logra cuando cada uno mira la necesidad del otro. Pero cuando cada uno exige del otro lo que quiere, se pierde la paz. Cuando cada uno piensa en sí mismo el matrimonio está en peligro. Cuando cada uno se ocupa del bien del otro, se hace imagen y semejanza del amor divino.