NOSTALGIA DEL PARAÍSO
Y EL PARAÍSO REENCONTRADO

Buscamos un jardín que se parezca
 Buscamos el Edén.

Buscamos un lugar que se asemeje.
Mas ninguno es igual,
En todos hay discordias,
En todos algún mal
Ya no hay Edén afuera
Ya no hay jardín cercado
Ni dicha verdadera
Ni día sin pecado.

No hay amor sin dolor.

Para ser verdadero
nuestro amor, que ha caído,
debe ser levantado,
debe sufrir primero.
Pero aún es posible,
Por la gracia del Hijo,
Hablarle al Padre dentro, en lo invisible,
Acogerse a su sombra, a su cobijo.
Eso 
aún es posible 
por la gracia del Hijo.
Puedo ingresar, 
en mí, 
a ese mundo divino.
Y conversar con Dios como en el Huerto
No ya en el del Edén, 
en el de los Olivos.
Ya no existe el Edén del que Adán vino
Volverse a Edén es, hoy, volverse al Padre
Ser de cara a la hondura de su Pecho divino.
Y en el Templo interior adorar al Dios vivo
Al Padre, al Padre, al Padre, al Padre eterno.
En el centro del alma, 
Él es el Árbol Vivo.
Es Él el Árbol de la Vida
y del conocimiento.
cuyo fruto es Amor y es sufrimiento
pero es dolor cortado a mi medida.
Es el Querer del Padre
con propia voluntad transfigurada
y la muerte aceptada.

Es el Cuerpo del Hijo, 
el alimento
de un fuego que arde y arde y no se apaga.

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