SUSANA SEEBER DE MIHURA 1945/5 [40]
Entrevista con el Padre Moledo
Despertar espiritual

                    Padre Moledo

ANGUSTIAS
ARGENTINO – GEO – TEO – POLITICAS
ENTREVISTA CON EL PADRE MOLEDO
SÚBITA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

«La respuesta a mi angustia, ¿será que deba yo glorificar a Dios, sea cual sea mi desilusión y mi amargura? Pero, Dios mío, ¿de dónde saco – fuera de mi propia pequeña vida – el material para glorificarte? Yo sola, ¿quién soy, qué soy, qué vale que yo te glorifique cuando el mundo te escupe, te niega y te crucifica?» […] Necesito un Dios, no me basta con la idea»

AÑO 1945 — OCTUBRE

 OCTUBRE
         Otra conferencia del padre Moledo. ¡Es la primera vez que oigo predicar el verdadero cristianismo! ¡Y habla sin miedo, y con una originalidad tan grande porque es tan sencilla y tan evangélica! Me hace el efecto de que quitara todo lo artificial, lo mentiroso y lo falso, y mostrara el esqueleto. Lo veo como quitando todos los adornos del frente sobrecargado de una catedral, uno tras otro, hasta dejar la pared desnuda y deslumbrante. Y esa verdad es tan clara, tan serena y tan inteligente, que es lógico creer, es inevitable creer.

              Dijo, del cristianismo, que no es una religión sino una vida. El cristianismo infunde una vida: no es una religión en la que se yuxtapongan dos vidas. Y que no hemos nacido “para salvar nuestra alma” sino para glorificar a Dios. Nuestra vida es exclusivamente para glorificar a Dios en la alegría y en el dolor, en todo momento y en todas las cosas. La naturaleza entera glorifica a Dios, y el hombre está puesto en el mundo para glorificarlo con el entendimiento, con conciencia de lo que hace.

            Lo extraordinario del padre Moledo es que no dice sino lo que está escrito. Pero- empezando por los mismos sacerdotes- ¡el cristianismo de hoy no decía eso!                Y yo, que con mi inteligencia me inclino ante este cristianismo así explicado, no sé si soy cristiana, porque no sé si podré amar a Dios (no sé cómo decirlo) con el corazón, con los sentidos. Yo lo adoro con mi inteligencia, pero no lo siento como una realidad tangible, como parecen sentirlo los verdaderos creyentes. Y ese ha de ser el egoísmo en mí, el egoísmo para con Dios; porque para con mis semejantes- por debilidad de carácter- no soy tan egoísta.

 ***    

            Dios mío, Dios mío, necesito creer. Necesito que Dios me ayude a soportar esta angustia. No es sólo el hecho de que un hombre haya sido brutalmente asesinado ayer, por la multitud: por una multitud de gente como yo.
[Nota: El viernes 12 de octubre tuvieron lugar serios tumultos en la Plaza San Martín que fueron reflejo de la exaltación política de la época. Propugnando el alejamiento del régimen militar y al grito de “gobierno a la Corte”, una multitud de simpatizantes “democráticos” se agolpó frente al Círculo Militar donde se debatía el destino del coronel Perón (que ya había sido obligado a renunciar, y que al día siguiente sería confinado en Martín García.) Esta multitud estaba integrada por un conglomerado político y socio-cultural que representaba a la que sería la Unión Democrática antiperonista y que abarcaba desde la clase alta tradicional “oligárquica”, hasta la clase media burguesa e intelectual y el activismo socialista y comunista. Importa destacar el hecho, ya que el episodio al que se refiere la autora y motiva su profundo malestar fue el virtual linchamiento del coronel Molinuevo en horas de la tarde, cuando la manifestación estaba dominada por una mayoría “aristocrática”. Al avanzar la jornada, la misma fue copada por activistas de izquierda, lo que motivó una intervención violenta de la policía. Contrariamente a lo que expresa la autora, que se guía por informaciones inmediatas del hecho, el coronel Molinuevo no murió de resultas de la agresión sino que quedó mal herido.]

A esto lo hubiera comprendido, porque la muchedumbre es siempre- no importa cómo se vista – inconsciente y brutal (o buena, según sea la pasión que la arrastre). No era eso. Era que después de sucedido, con toda sangre fría, los individuos que formaron esa muchedumbre no vieran, que lo que habían hecho era asesinar por venganza. Asesinar brutalmente. Me decían que “estaba bien”, ¡que se lo merecía!¡No saben lo que es un crimen, no sienten cuando cometen un crimen!¡ No se dan cuenta de que es un crimen lo que han cometido! ¡No, nunca, nunca pensé que alguna vez, gente a la que considero mis iguales fueran estos seres espantosos, sin noción del bien y del mal!

                     Sìlfide

            Fui a ver las Sylphides. Era tan bello, tan suave, tan romántico; y yo tenía el corazón dolorido, como cuando era chica y me dolía físicamente. ¿Qué es esta belleza? ¿Qué valor tiene, qué significa, si la humanidad que puede crear y comprender esta belleza es la misma que se muestra incapaz de tomar conciencia de su responsabilidad en un crimen? No, no creo más en la humanidad. Ya sé que habrá gente que piense como yo; pero somos tan pocos que no contamos.

            Mis hijos no serán así, ellos no pisotearán a un hombre caído; no odiarán jamás así, no carecerán de la noción del bien y del mal. Tan monstruoso me parece que un hijo mío llegara a decir algún día esa frase del amigo de F. (“Por suerte pude llegar y pisarlo yo también”) que no puedo ni imaginarlo. Dios mío, ¿tan distintos somos? ¿Pero por qué? No, nosotros no podemos odiar así. No odiamos a los vigilantes que les pegaron a Hernán y al Bebe, ni al comisario que torturó a su amigo. Odiamos el hecho, no al hombre. Ni siquiera puedo odiar ahora a éstos: a los que se vanaglorian de no haber dejado pasar la ambulancia que venía a socorrer a este desgraciado, no puedo odiarlo, ¡tengo demasiada tristeza para odiar! ¡Oh, mi estancia, mi soledad, mis árboles! Pero cerrar los ojos y olvidarme no soluciona nada: el hecho de ese espanto sigue existiendo. “Glorificar a Dios”, decía el padre. Acabo de leer lo que escribí el otro día. La vida nos ha sido dada para glorificar a Dios. La respuesta a mi angustia, ¿será que deba yo glorificar a Dios, sea cual sea mi desilusión y mi amargura? Pero, Dios mío, ¿de dónde saco — fuera de mi propia pequeña vida — el material para glorificarte? Yo sola, ¿quién soy, qué soy, qué vale que yo te glorifique cuando el mundo te escupe, te niega y te crucifica?

***   

14        He llorado de tristeza, anoche. Mi propia felicidad no es bastante para mí: mi egoísmo no llega a tanto. ¡No es posible que a los cuarenta años, recién, venga a descubrir la realidad del mal, porque lo he visto de cerca! ¡Y que sea esto lo que me ha hecho caer desde mi torre de marfil a la tierra! Necesito un Dios. No me basta con la idea de una Justicia, de una Belleza y de una Bondad. Una idea es un invento de la inteligencia humana. Y no creo hoy en la humanidad, la desprecio. Necesito creer que esa Justicia y esa Belleza emanan de algo que está por encima del hombre, de algo que el hombre no puede ensuciar.
      Dios mío, ¡qué fiera está la gente como nosotros: cavando su propia fosa!

 ***    

18        Lo que temíamos y preveíamos sucedió, aunque antes de lo que nadie pudiera pensar. La gente se ha quedado atónita. Ahí está Perón de vuelta, de civil, y gracias a la inconsciencia de los partidos y de las “oligarquías”. Hoy más firme que nunca, hoy mártir redivivo, con la policía, con el ejército y el pueblo; todos unidos bajo el mando de un demagogo “comunista- nacionalistizante”.
            Un poco de calma para poner las cosas en su lugar: frente a esta trinidad inconmovible de fuerza están los estudiantes, los partidos y las oligarquías, sin armas, sólo con la dudosa ayuda de Norteamérica. Porque, ¿en qué se basaría la intervención americana, ahora?
[NOTA:  El “plebiscito” del 17 de octubre había puesto de manifiesto la extensión del apoyo popular a Perón, y sus serias posibilidades de acceder al poder democráticamente, abandonando su condición de “dictador militar”].

            Era impresionante, hoy, ver los grupos que recorrían las calles de la ciudad. Era la ciudad en manos del pueblo, de un pueblo que hoy era pacífico. La sensación del comunismo en la calle: yo sentía la necesidad de andar mal vestida.

            Impresionante, cómo el pueblo se ha dado vuelta de un día para el otro. Y el mismo ejército, que hace cuatro días lo sacó, ayer lo repuso. La causa de esto ha sido la abismal estupidez de los políticos y de las oligarquías. Tuvieron el gobierno en la mano, pero insistieron en lo de la Corte; ¡tan seguros estaban de que eran más fuertes que el ejército! Nosotros veíamos claramente que era imprescindible dejar que el ejército se rehabilitara, que los militares no querían- o no podían – transigir en eso; y ¿qué hicieron estos bestias? Sacar a la calle para buscar el apoyo, a las oligarquías: con mujeres y todo, ¡a insultar a la policía y vejar a los militares! Todo lo que era necesario para hacer esa unión, que tenemos hoy, de policía, militares y pueblo, ¡y que es perfectamente justa!
            Esto es el principio, y quizás, mientras Perón domine, no tendremos revuelta comunista. ¡Pero es tan fácil que se le escape de las manos, o que se muera!
            Supongo que las señoras de Buenos Aires habrán aprendido, ahora, que meten la pata en cuanto salen de su casa y de su hogar.

 ***   

 19        A propósito de la situación de los nacionalistas como Hernán y el Bebe, y de esta confusión dentro de la Alianza.
[NOTA: En las opiniones políticas de la autora se trasluce el conflicto que suscitó, en el nacionalismo de la época, el liderazgo de Perón. Este, que había surgido encarnando a la línea nacionalista dentro del ejército, mostró pronto su oportunismo inspirando, primero, la ruptura de relaciones con el Eje (enero de 1944) y luego la aún más repudiable declaración de guerra, pocos días antes de la rendición incondicional de Alemania. Ello, unido a otras “repugnancias morales”  hacia su persona, determinó la escisión de la línea ortodoxa del nacionalismo, que militaba en la “Alianza Libertadora Nacionalista” (éste fue, a partir de entonces, un mero “grupo de choque”, incondicional a Perón) Con todo , el movimiento liderado por Perón representaba, políticamente, el ideal preconizado por el nacionalismo (rechazo de la plutocracia y del marxismo internacionales, justicia social, liderazgo personal), y los acercaba la oposición a un enemigo común. Esto explica el conflicto en la posición política de la autora, renuente a adherir a un movimiento que, sin embargo, atraía indudablemente sus simpatías.]

El fascismo no hizo cuestión de clases, no existen en su vocabulario las clases del vocabulario comunista o peronista. Al contrario, nació como una oposición a la lucha de clases. Perón usa un lenguaje comunista al hablar de “trabajadores” y “oligarcas”, pero no es comunista en otros aspectos. Aparece en este momento como un fenómeno criollo, un Hipólito Yrigoyen del momento. Sin embargo, ha planteado la cuestión: empieza a dividir el país en dos clases enemigas. Y yo creo que las oligarquías ya no tienen ni una “chance” en el mundo, y que se viene seguramente la sustitución de esa división entre “obreros” y “burgueses” por otra cosa; por otra cosa que no alcanzo a divisar porque no tengo la inteligencia necesaria.

Pero ponerse, hoy – como decían O. y M. –al lado de nuestra clase, a más de que sería poco sincero en mí, me parece inútil y perjudicial. No, no junto a nuestra clase, a la que siento más alejada de mí – o igualmente- que al obrero. Ni junto a la clase obrera. Una posición, no intermedia- que no es posible- sino nueva, una nueva posición donde no haya “clases burguesas” o “clases obreras”. Debe encararse el problema desde otro punto de vista. Bajo qué forma, no lo sé: eso tiene que resolverlo una inteligencia masculina.

 ***       

 29        Pasado mañana voy a hablar con el padre Moledo. Tengo horror a engañarme, a “hacer teatro”, pero siento que tengo que ir. El otro día mi desesperación me hacía acudir a él esperando una palabra. Hoy se ha borrado en mí la impresión espantosa, aunque me ha quedado, en el fondo, una cosa turbia. Voy, ¿a qué? Voy porque necesito que me diga qué es lo que creo, y si creo o no creo en Dios, en el verdadero Dios del cual él habla.

Voy, también, porque desde hace tiempo siento un remordimiento: de alguna manera tengo que agradecer a Dios, a alguien, la felicidad que tengo. Y porque sé que he desperdiciado los talentos que Dios me ha dado. Y desde hace años me suena en los oídos eso de que se nos va a pedir cuenta de los talentos que se nos dieron. ¡Y me parece tan justo! Hay que rendir todo los que se pueda. Yo no lo hago, nunca lo he hecho.

Y, sin embargo, no sé si iré. De pronto me parece ridículo. ¿A qué voy? ¿En qué me baso para creer que voy a sacar algo en limpio? A lo mejor todo es mi imaginación, mi “hacer teatro” de siempre.
[Nota: ejemplo de cómo se entabla la lucha espiritual que exige discernimiento. El primer impulso espontáneo fue ir a ver al Padre Moledo. Luego vinieron razones contrarias al impulso inicial. Gracia atacada es gracia confirmada. El ser contradicha por dudas y razones contrarias, es signo de el primer impulso se acrisola como de Dios]

 ***

 31        Vengo de hablar con el padre Moledo, y tengo una inmensa alegría: porque he encontrado lo que buscaba.

            Le expliqué lo que me pasaba, y me dijo – y no tengo que olvidarlo- que cuanto más intelectual, cuanto menos sensible es el conocimiento de Dios, más difícil se hace imaginar, personalizar eso que es intangible. “Empiece desde hoy una nueva vida con esa seguridad”, me dijo; y la empiezo. “Siga su vida exterior exactamente igual que hasta ahora”. Pero ahondando en mi conocimiento de Dios que – como me ha dicho con razón – es pobre. Voy a leer, voy a cultivar esa inteligencia mía, en ese sentido. Me prometió una lista de libros. Y me dijo que lo considerara un amigo, y que fuera a verlo cuando quisiera.

            Me da un poco de risa: ¡He ido a preguntarle si yo era cristiana! Y lo extraordinario es que me ha dicho que sí, y no ha pretendido cambiar mi camino. Al contrario, me ha dicho que siga en ese camino, segura de que así encontraré lo que hoy apenas intuyo, apenas empiezo a realizar [ = darse cuenta, caer en la cuenta] que existe. Es el camino de la inteligencia, y el de las obras, que tendrán que ser el fin a donde esto me conduce. Sé que será más duro este camino que el sentimental, que estaré más desamparada y tendré menos consolaciones.  Pero sé también que mi temperamento puede soportar esto.

            Siempre, en el fondo, tengo conciencia de mi diario. Y pienso que esto, que antes me parecía sin objeto, sea la posibilidad de realizar algo necesario. He encontrado una razón para ocuparme de este diario.

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2 comentarios en «SUSANA SEEBER DE MIHURA 1945/5 [40]
Entrevista con el Padre Moledo
Despertar espiritual
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  1. Padre, me llama mucho la atención el comentario que hizo: «gracia atacada es gracia confirmada.» ¿Dónde pudiera ahondar más en ello? De antemano le agradezco.

  2. Padre, me llama también mucho la atención que el padre Moledo la haya confirmado en su camino, en su forma de acercarse al conocimiento de Dios… ¿tiene algo que ver con que «la gracia supone la naturaleza»? Con esta lectura me brotan interrogantes que me hacen pensar en mi propio camino de vida, en la manera en la que yo misma busco a Dios y se deja encontrar por mí (aunque bien sé que la iniciativa es siempre suya). ¿Será que Él mismo desea ser buscado de distintas maneras según la naturaleza de cada quién? Deseo tanto ahondar en este tema, padre.

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